Columna Política «La Feria», Sr. López (03-VI-2021).- De entre las tías de Autlán de la Grana, hubo una afamada por lo bárbaramente guapa que decían fue y de la que se contaban sus andanzas sacando primero a los menores de edad. Ya doncel, este menda le preguntó a la abuela cuál era el misterio de tía Obdulia y doña Elenita, sonriendo y negando con la cabeza, dijo: -Nada, tenía pájaros en la cabeza –e hizo la relatoría del caso: la señora enviudó de su primer marido y se casó con los dos hermanos del difunto (de uno en uno, tampoco crea usted otra cosa); después de un intervalo no prolongado, empezó a llegar a los eventos familiares acompañada del que fue su suegro tres veces. Y decía la abuela: -Como si faltaran hombres –sí, ni que faltaran.
Las campañas terminaron y desde hoy hasta el domingo, hay silencio partidista, el electorado tenochca está en periodo de reflexión (¡ese que se rio, se me sale!).
Ayer fue un festín de encuestas. El interés principal se centra en la Cámara de Diputados federal; los gobiernos de los 15 estados en juego también llaman la atención de las empresas encuestadoras pero los ayuntamientos, no, solo muy pocos, los económicamente importantes nada más.
Ya habrá ocasión de comentar la rara credibilidad que concedemos a las encuestas en nuestro risueño país en el que es verdaderamente difícil encontrar algún dato, el que sea, verdaderamente confiable, ¡vaya!, ni el censo de población es 100% fiable, sabido como es, que algunos gobernadores -no todos pero no pocos-, ‘untan’ las manos de algunos malos funcionarios (sí, siento mucho decírselo: hay malos funcionarios en México… créalo), a fin de elevar la población de las entidades a su cargo, pues eso influye en el cálculo de participación del pastel del presupuesto federal.
Como sea, los sondeos de opinión sobre cómo quedará conformada la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, coinciden en que Morena y rémoras ganarán, pero ganarán perdiendo, pues no alcanzarán el número de curules que han tenido durante este primer trienio del periodo presidencial de su patrón.
Llegar a semejante conclusión no merece la pena de hacer encuestas: aparte de que es normal que el partido en el gobierno sufra desgaste, es más normal que baje el número de sus diputados, si consideramos que la abrumadora mayoría que ahora tienen resultó de interpretaciones peculiares (e ilegales), sobre cómo se asignan las diputaciones plurinominales, porque fue toda una maroma de gimnasia cerebral hacer que el 8% de curules adicionales fuera igual al 16%, que fue lo que se agenciaron las damas y caballeros de Morena haciendo charamuscas con la ley y la aritmética. Y esto, en esta vuelta, ya no podrán hacerlo, el INE ya acotó el asunto.
En pocas palabras: en diputaciones federales, es casi imposible que haya un derrumbe de Morena y es muy posible que crezca en buena proporción el número de diputados de oposición, aunque tampoco sería una sorpresa de no creerse que a la hora buena, el electorado le cobrara a los candidatos a diputados del partido del Presidente, los errores del Presidente. Hay gente que no busca quién se la hizo sino quién se la pague. Ya veremos… y no es tan importante.
Pensará usted que este su texto servidor tuvo en baño María el cerebro, como para atreverse a decir que no es tan importante lo que suceda en la elección de diputados federales… y no lo es.
Morena y asociados con su mayoría simple seguirán aprobando a su gusto y órdenes de su jefe máximo, el Decreto de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la federación… y aunque no la tuvieran: si una Cámara de Diputados dominada por la oposición, impusiera ambas cosas, luego el Ejecutivo puede hacer (y hace), lo que le viene en gana: no hay sanción a las modificaciones y transferencias que Hacienda hace. Lástima.
Pero, salgan como salgan las elecciones, seguirá igual la situación actual: Morena no tiene ni tendrá, los votos suficientes para reformar la Constitución al gusto y capricho de ya sabe quién. Aun con su aplanadora actual en la Cámara de Diputados, no les alcanza para hacer papalotes con la Constitución, recuerde lo que manda el artículo 135:
“La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para que las adiciones o reformas lleguen a ser parte de la misma, se requiere que el Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes, acuerden las reformas o adiciones, y que éstas sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los Estados y de la Ciudad de México”.
¿Se entiende?… el “Congreso de la Unión” (las dos cámaras, diputados y senadores)… “las dos terceras partes de los presentes” (en la Cámara de Senadores, esas dos terceras partes, son 86 curules, Morena & Cía., tienen 77). Y eso no cambiará hasta 2024. Lástima, ahí para la otra.
Dejando de lado el temido asunto de las posibles reformas que salieran del forro de la voluntad presidencial, otra cosa curiosita, es la pasión por Morena que tiene una parte no desdeñable del electorado. Se les hinchan las venas del cuello maldiciendo a los de antes, los del PRI y del PAN… bueno, está bien, muy su opinión, pero como que no se informan:
El gabinete presidencial cuenta en sus filas con muy connotados priistas modelo Ebrard o Bartlett (al que se le cayó el sistema para que ganara Salinas sobre Cárdenas); de sus candidatos en esta contienda electoral, el 92% son priistas, panistas y perredistas reciclados; y para los gobiernos estatales solo Marina del Pilar Ávila candidata al gobierno de Baja California, es morenista, los demás los consiguieran en la pepena: ocho salieron del PRI (de los que cinco fueron también del PRD), y seis los consiguieron del PRD. Y solo por ser rudeza innecesaria no se les pide recapaciten quién parió políticamente a su fundador y redentor designado (el PRI).
Bueno, la maldición tricolor… algo han de tener o más bien, algo no tienen en Morena, por eso su líder anda como Joaquín Pardavé en ‘El ropavejero’, pregonando por las calles… “¡fieeero vieeejo que veeendan!”