Columna Política «La Feria», Sr. López (14-V-2021).- Antes no era como ahora, antes un divorcio podía tardar años y a las señoras muy frecuentemente les iba entre mal y pésimo. Ahora es más fácil que cambiar de compañía de teléfono. En fin. En esos tiempos y ya a punto de firmar ¡por fin!, el divorcio, el todavía esposo de tía Amelia (de las aguerridas de Autlán de la Grana), alardeó con sus amigotes de lo largo y amargo que le había hecho el proceso a la tía, y que le iba a tocar una pensión ínfima; pero todo se sabe y cuando se lo fueron a contar a ella, dijo: -Ni se imagina el estúpido lo que va a ser su vida a partir del día siguiente que nos divorciemos, de eso me encargo yo –y cumplió: mandó a vivir con él a sus siete hijos, la ‘novia’ lo dejó y la sirvienta salió huyendo. Perfecto.
No se asuste, es pregunta de mentiritas: ¿usted qué haría si fuera el asesor principal del Presidente?… no, no se vale que diga que nada, porque ese señor a nadie oye, hágase de cuenta que a usted sí pusiera atención, sí lo escuchara, sí le hiciera caso… ¿qué le diría?… eso tampoco, no puede irse a su finca nomás así, la ley no lo permite… bueno, en lo que lo piensa, le digo lo que este menda aconsejaría al Presidente:
Primero que todo, antes que andar tan preocupado por las campañas de sus paniaguados para los comicios del 6 de junio, el Presidente debería instalar, ¡ya!, un comité nacional de seguridad nuclear, cuyas reuniones fueran públicas, en el que participaran, aparte de funcionarios de la Secretaría de Energía y la Comisión Federal de Electricidad, especialistas nacionales, universidades, ONG’s, instituciones internacionales y los expertos extranjeros que quisieran, más una comisión especial del Congreso, a fin de diluir la responsabilidad presidencial en caso de que la Central Nuclear de Laguna Verde reviente. Como lo oye.
Pensará usted que el del teclado no se ha enterado que don Bartlett anunció en mayo de 2019 la creación del Comité de Seguridad y Vigilancia para Laguna Verde, integrado solo con personal de la CFE. Sí es cierto, pero también es cierto que no hay rastro de que funcione o se hayan reunido nunca, ni a platicar de box.
También puede usted pensar que el del teclado se pasa de alarmista… no… son muchas las voces que alertan sobre los problemas de esa planta nuclear de la CFE, generadora de poco menos del 5% de la electricidad del país, ubicada en la costa de Veracruz (en Punta Limón, municipio de Alto Lucero). Doña Nahle asegura que Laguna Verde es más segura que la recámara de la reina Isabel II, el experto en electricidad y energía atómica, Manuel Bartlett informó la mañana del 11 de febrero de 2019: “La seguridad en Laguna Verde está garantizada por la supervisión de organismos reguladores internacionales”, y el Presidente, nunca bien informado de nada que no sean los chismes de la grilla, dijo el mismo 11 de febrero en su mañanera: “(…) no existe ningún riesgo en la planta y tiene una certificación de un organismo internacional que se hace cargo de la seguridad”. ¿Para qué se compromete, Presidente?
Mejor haría el Presidente en pedir que alguien en la CFE o la Secretaría de Energía, buscara y le diera el informe de la investigación de la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés), en el que Laguna Verde, salió calificado con 4, en una escala que va de 1 (excelente), a 5 (pésimo).
El Presidente debería estar a las vivas, a la luz de lo mal informado que lo tienen sus colaboradores, siempre tan interesados en endulzarle el oído, pues siendo tan serias las advertencias, no le estorbaría implementar ese Comité que si concluye -públicamente-, que Laguna Verde solo necesita trabajos de jardinería y retoques de pintura en fachada, y luego revienta, pues él será el primer ofendido y nadie le podrá decir que fue un irresponsable… pero, si le dicen que es cierto que es una tragedia en ciernes (Proceso, 8 de diciembre de 2019, edición 2249 y decenas, tal vez centenas de otras publicaciones); si resulta que sí es una de las peores plantas nucleares del mundo, como afirman informes de agencias internacionales; si resulta que hay algo de cierto en que opera con “fugas radiactivas, problemas técnicos, manejo inadecuado de residuos y riesgo de saturación de desechos”; y si resulta que la Comisión Federal de Electricidad lo sabe y alega que nada puede hacer para corregir la situación por falta de dinero, pues en ese caso, señor Presidente, rásquele tantito al presupuesto del trenecito en Yucatán, otro poquito a Dos Bocas y una pizquita al aeropuerto militar en Santa Lucía y aplíquese, porque su gobierno puede torear todo, menos un desastre nuclear.
En resumen: señor Presidente, no confíe en la sacra palabra de Manuel Bartlett (acuérdese de los berrinches que le hizo pasar en 1988 cuando la ‘caída del sistema’), cuantimenos en la de la jefa de su porra, doña Nahle: hay notas de prensa que hablan del Chernobyl mexicano. Aunque no le guste, señor Presidente, gaste algo de dinero en eso, aunque no sirva para amarrar lealtades electorales, en serio, se va a ver muy mal que quede en la historia como el Presidente Radioactivo.
Bueno, suponiendo que ese súper Comité encuentra que Laguna Verde está de presumir, pasemos a otros asuntos que más le vale cuidar al Presidente (acuérdese que lo estamos aconsejando a la buena):
El Presidente debe prestar algo de su majestuosa atención al alud de problemas que empresarios de los grandotes y funcionarios de los pesados, le preparan desde los EUA, por andar queriendo limpiarse el extremo inferior de su sistema digestivo con el T-MEC. Dese un tiempito, Presidente. No es fácil picarle en mal lugar al tío Sam y salir indemne. México puede recibir sanciones de mucho, mucho, mucho dinero. O peor, nos puede recetar aranceles. No le aguanta México un semestre a los EUA. Revienta la economía peor que Laguna Verde.
De todo lo demás, lo doméstico, ni se apure, además, si sufre una gran derrota el 6 de junio, ahí tiene la excusa perfecta para todo y eso es su mero mole.