Artículo de Fondo, Por Antonio Tenorio Adame (08-III-2021).-
Si hoy fueran las elecciones, se elegiría entre Olga Sánchez Cordero, Claudia Sheinbaum o Rosa Icela Rodríguez, y usted ¿por quién votaría? Afortunadamente aún hay tiempo.
En 2024 la boleta presidencial llevará escrito el nombre al menos de una mujer, el camino está trazado.
En el marco de la celebración del Día internacional de la mujer, salta la pasión desbordada del radicalismo feminismo al grado de imponer la protección de resguardo al patrimonio histórico de la nación, al erigirse un muro al frente del Palacio Nacional. Ambas son razones existenciales de la nación, sin embargo, en apariencia se contraponen por lo que se requiere un orden.
El asalto de las calles metropolitanas por el activismo feminista es la culminación del ejercicio de libertades en torno a derechos alternos de cohortes sociales horizontales, derechos humanos que por su naturaleza son transversales a la contingencia espacial, por ser inherentes al ser humano. En activismo feminista diferente al sufragista y laboral con el que se mantuvo en sus orígenes.
En México la ruta de los orígenes del movimiento feminista ha sido variada, y dilatada en el tiempo y con otro orden, como lo registra el Primer Congreso feminista celebrada en Yucatán durante el Gobierno de Felipe Carrillo Puerto, en especial al primero proyecto de otorgar el voto a la mujer durante el régimen de Lázaro Cárdenas y después aprobado por el Congreso en 1953 durante el Gobierno de Adolfo Ruíz Cortines así como el rescate y memorial de las mujeres trabajadoras que fueron sepultadas por el terremoto de 1985, en el presente “las comadres” dan alimentos a los migrantes centroamericanos, mientras otras madres doloridas deambulan en “fosas clandestinas” en busca de sus hijos. Mujeres ejemplares.
Hoy el desplazamiento de las mujeres en el reclamo de sus libertades plenas se desenvuelve no exento de algunas contradicciones, su apuntalamiento se exhibe como punto de origen de las luchas libertarias responde a la continuidad de luchas anteriores ante conflictos sociales, en especial del Movimiento del 68.
Aunque se presenta como un movimiento reivindicador de carácter pacífico se ve precisado a acudir a la violencia en especial para ultrajar hasta derribar monumentos y símbolos cuya exaltación patriótica se califican de mitos o antagónicos en la valoración de las generaciones vivas consideradas antagónicas.
El tema es discutible porque se trata de una impugnación dentro del juicio histórico que requiere de nuevos parámetros y aun de una providencial escultura urbana que ha dejado de ser pasiva y redentora, para exigir una readecuación del uso y aplicación del espacio público.
Dentro del choque de valores, se atribuye al régimen de la 4T una actitud antifeminista porque no procede de acuerdo con el reclamo de las mujeres de acusar de “violador”, a Macedonio para exigir anular su candidatura al Gobierno del Estado de Guerrero.
El intenso y extenso reclamo de las mujeres se cruza con las garantías electorales de la constitución que todo mexicano sin exclusión debe ejercer. Además, se olvida la regresiva centralista reforma electoral de 2014, por la cual los Estados perdieron su derecho a organizar y realizar sus elecciones para decidir quiénes serán las autoridades de la entidad.
El Muro de Palacio Nacional provoca el debate, también no es conveniente que los impulsos incontrolados de “las radicales” destruyan un simbolismo fundacional de la nación. El Estado es responsable de resguardar el patrimonio histórico de la nación.
Los daños materiales del patrimonio cultural no ha de caer en la contemplación pasiva oficial, como tampoco ejercer la violencia generalizada sin restricciones, por el contrario su acción comenzará con la persuasión y disuasión para evitar la explosión de multitudes sin control, que van desde la imagen pública del Jefe de la nación, en evidencia la incluida de un Estado caótico supuestamente, cuando en realidad se trata de un exceso de tolerancia, mismo que lleva a la manipulación de exhibirla como debilidad del Estado.
El ejercicio de libertades civiles es la culminación de la democracia mexicana, el Estado debe garantizar sus logros a pesar de las extravagancias y abusos que se cometan en su nombre.
Es cierto entre esos avances más de un nombre de mujer figurará en la boleta electoral presidencial de 2024, ¿Quién cree usted?: Claudia?, ¿Olga?, o ¿Rosa Icela?