Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (02-III-2021).- Hace un año nos amanecíamos con la noticia de que en México había sido confirmado el primer caso de COVID19. El 27 de febrero hicieron las pruebas a un hombre que había llegado de Italia y el 28, Salud Federal lo hacía oficial.
Se prendieron las alarmas y miles de mexicanos opinaban que las fronteras del país debían cerrarse. Nadie entra y nadie sale. Así lo habían hecho otras naciones, incluso más pequeñas que la nuestra, como El Salvador.
El gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación, fiel al estilo de Andrés Manuel López Obrador, afirmó que México no caería en medidas autoritarias como el cierre de fronteras, toques de queda o la simple obligatoriedad del cubrebocas, además de que, un hombre hasta entonces poco conocido (Hugo López-Gatell) explicó que no era necesario “cerrar a la nación”, pues tarde o temprano la enfermedad llegaría y se expandiría.
AMLO llegó al grado de decir que la enfermedad no era grave y que, aunque algunos dijeran que había que tomar sana distancia, debíamos abrazarnos.
“Lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar… hay que abrazarse eh. No pasa nada y así”, dijo AMLO el 4 de marzo, mandando una señal confusa, pues mientras el mundo y los expertos temían lo peor, él llamada a seguir la vida con cierta normalidad, una normalidad que no volvería en un año y quizá en mucho tiempo…
CINCO LECCIONES
Hoy, primer día de marzo y con más de 185 mil muertos, según cifras oficiales, la pandemia del COVID19 nos ha dejado una serie de lecciones personales y como sociedad.
Primero, queda claro que los gobiernos que no apuestan por la educación y la ciencia, en el corto y mediano plazo, están condenados al fracaso. Los países que ahora tienen las primeras vacunas, “curiosamente” son las que vieron en estos dos temas, el futuro.
Segundo, cuando una emergencia se politiza, tal es el caso de la pandemia, las cosas terminan por generar una gran desconfianza entre la población. Por un lado, AMLO mandando mensajes equívocos como el no uso del cubrebocas y por el lado contrario, la “oposición”, carente de banderas, ataca cualquier posible error.
Tercero, la pandemia desnudó la fragilidad del país en materia de salud. No había, al comienzo de la emergencia sanitaria, ni los especialistas suficientes ni la infraestructura necesaria. Gobiernos iban y venían, pero todos seguían dando largas a la inversión en un sector fundamental para un país, además de los cientos de trabajadores que han perdido la vida en la batalla.
Cuarto, la pandemia también hizo evidente la otra pandemia: la de la obesidad y el sobrepeso, íntimamente relacionado al consumo exagerado de alimentos chatarra que, nos entran por los ojos y los oídos. Ya lo sabíamos, pero como nunca antes nos habíamos dado cuenta; de los miles de muertos, muchos perecieron más que por el COVID19, por las enfermedades crónicas que favorecieron al bicho. Apenas un senador propuso asignar el 10 por ciento del PIB al Sistema Nacional de Salud, pero de nada servirá invertir en salud si cada uno de nosotros no somos conscientes de nuestros cuidados personales.
Quinto, en la modernidad en la que vivimos, las redes sociales son una gran herramienta para entretenerse e informarse, pero también para la desinformación. Cuántos cientos de noticias falsas han corrido en un año de pandemia…