CDMX, 11 de febrero del 2021.- Durante el foro «Lecciones de la respuesta de México al COVID-19», organizado por la Universidad de Harvard, el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Maestro Zoé Robledo, informó que a casi un año de la emergencia sanitaria se ha dado atención a un millón 958 mil pacientes COVID, de los cuales el 25 por ciento son no derechohabientes.
El titular del Seguro Social expuso que las lecciones que marcaron al IMSS para frenar los contagios son: el trazo histórico, dimensionar el desafío, diagnóstico de los recursos, y la comunicación y territorio.
Precisó que el trazo histórico corresponde a los 78 años que el IMSS ha brindado atención mediante inversiones en términos de infraestructura médica.
Agregó que con el actual Gobierno Federal llevó a cabo “un proceso de transformación” al poner el tema de salud en el centro de la agenda pública: reforma a la Constitución, creación de nuevas instituciones y un proceso de integración.
Zoé Robledo abundó que previó a la pandemia México transitaba en ese proceso de fortalecimiento de las instituciones de salud, a fin de generar un sistema universal para que las personas recibieran un servicio uniforme “en términos de medicamentos y en el modelo de atención médica”.
El director general del Seguro Social apuntó que dimensionar el desafío de la pandemia implicó saber cuál sería la tasa de ataque, es decir, el promedio de personas que potencialmente se iban a contagiar.
Añadió que en el IMSS, además de la tasa de ataque, se tenía que vigilar cuántos serían asintomáticos y cuántos potencialmente tendrían un cuadro grave de COVID-19.
“Ciertas enfermedades tienen una incidencia enorme en el agravamiento, y me refiero a la obesidad, la hipertensión, la diabetes y otras enfermedades crónico degenerativos”, anotó.
Zoé Robledo dijo que el Seguro Social gasta mayormente en la atención de estos padecimientos; de 80 millones de derechohabientes el 14.6 por ciento tiene diabetes, 34 por ciento hipertensión y 77 por ciento obesidad.
Refirió que el IMSS tiene mil 525 unidades médicas de atención primaria a la salud, 260 hospitales de segundo nivel y 35 Unidades Médicas de Alta Especialidad, y las operamos con 320 mil trabajadores de la salud.
Subrayó que el modelo mexicano para hacer frente a la pandemia fue crecer en la capacidad de atención para que hubiera cero rechazos.
Recordó en 2019 el Instituto contaba con 463 camas para atender enfermedades respiratorias, y con la pandemia llegó a cerca de 19 mil camas destinadas exclusivamente al tema de COVID, de 32 mil camas que tiene el país.
Zoé Robledo apuntó que otra lección fue la protección al personal de la salud, que va más allá de los Equipos de Protección Personal y la capacitación, porque hay cuestiones económicas como el Bono COVID, que es un sobresueldo del 20 por ciento.
Precisó que los apoyos a los trabajadores de salud no sólo son a médicos y enfermeras, también están camilleros, inhalotarapeutas, asistentes, técnicos de cocina, conductores de ambulancia, entre otros.
Zoé Robledo aseguró que una pandemia no se puede enfrentar desde una oficina, desde un edificio central, la comunicación y la transparencia son importantes para saber dónde existen problemas por resolver.
“Es estar en el territorio todo el tiempo, sobre todo con una institución que abarca lo ancho y lo largo de un país como México, es estar ahí, escuchar al personal, atender las crisis, hacer una interlocución muy transparente y libre de cuestiones políticas con autoridades locales”, dijo.
Participaron en este foro Thalia Porteny, becaria postdoctoral del Laboratorio de Investigación en Ética, Envejecimiento y Salud Comunitaria (REACH Lab, por sus siglas en inglés), de la Universidad Tufts; y Ricardo Hausmann, profesor Rafik Hariri de Práctica de Economía Política Internacional en la Escuela Kennedy de Harvard, entre otros.