Artículo de Fondo, Por Antonio Tenorio Adame (02-I-2021.- El “Año cero de la 4T” se define en el 2021. Sin modificar los objetivos originales: cambio de régimen de corrupción por la austeridad republicana, se establecerá como prioritario el de la procuración humanitaria en salud, y el de la atención a la recuperación económica.
Los desafíos principales irán acompañados de elecciones para gobernador en 15 entidades, cambio de Legislatura del Congreso, de otros tantos congresos locales, así como más de 3 mil cargos municipales.
El primer rango de políticas públicas se inserta en el marco de las relaciones internacionales, y órganos supranacionales, tal es el caso de la adquisición de vacunas antivirus Covid-19, como el de la recuperación del crecimiento económico, en tanto el segundo rango atañe a la experiencia histórica del país.
En el marco teórico se inquiere. ¿Cómo atender la doble crisis de atención sanitaria y recuperación económica?, el antecedente a explorarse parcialmente de lo ocurrido se localiza en el término de la Segunda Guerra Mundial.
La paz y la reconstrucción mundial fue proyecto del presidente Franklin Delano Roosevelt, quien en base a los lineamientos de Keynes, impulsó un desarrollo económico dentro de un Estado benefactor de amplia atención a necesidades sociales, así como en el exterior fue promotor del Plan Marshall en Europa y la Política del Buen Vecino para México. Es deseable que Biden recupere esa experiencia que cobró buen éxito.
En cuanto al acontecer electoral para la renovación de órganos representativos, el poder creativo nacional habrá de renacer para remodelar la estructura de partidos, debido a la tremenda demolición que sufrieron en la transición de modelo de desarrollo del neoliberalismo a una economía de orden comunitario.
Esa demolición se debió a un cambio en el orden de la mayoría al despojar al bipartidismo neoliberal PRI-PAN de su cobertura electoral por un movimiento social conformado en Morena. El triunfo abrumador de este y la caída precipitosa de los demás, generó una especie de “vacío político”, sin dejar de precisar que en política no existen vacíos.
El caso es que Morena sin dejar de ser Movimiento social no ha logrado cuajar firmemente como partido político, de ahí los desajustes derivados de la falta de un referente de liderazgo que contribuya a definir candidaturas inobjetables en los Estados, o dicho de otra manera la falta de disciplina de partido como efecto de sobrevaloración del individualismo. Se trata pues, de un problema de maduración de la identidad y compromiso con las causas enarboladas.
Las declaraciones de Patrocinio González Garrido, gobernador y secretario de Gobernación de militancia priista, da cuenta del estado de descomposición del Tricolor, llama a: “preservar los ideales para construir una oposición crítica y constructiva y no solo ser parte y voceros de formar una vergonzosa alianza de perdedores”.
De donde se desprende su desacuerdo para abandonar el antes partido de la mayoría de la revolución mexicana. Este órgano de representación tiró por la borda su origen fuente de legitimidad e identidad al echar de sus filas a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano con otros adherentes a la Corriente Democrática, quienes representaban los vestigios del movimiento revolucionario.
Durante la Independencia el pueblo mexicano tardó alrededor de veinte años en olvidar la imagen del monarca español, así también el borroso espejo de Porfirio quedó empañado en el Constituyente del 17, mientras el PRI como figura dominante prevaleció por desplazamiento al neoliberalismo tres sexenios. Salinas, Zedillo y Peña, con el filicidio intermedio de Colosio, y otros sexenios más con la turbia mancuerna de Fox y Calderón; esa metamorfosis siniestra no se extendió porque fue apagada en el 2018 por Morena en operación contundente.
Ante el inminente fortalecimiento de la derecha radical “pro fascista”, en razón de la falta de maduración de Morena, es necesario considerar la reflexión de Hannah Arendt, quien, como la mejor conocedora de los regímenes de ese tipo, nos dice que el aislamiento y soledad propician el surgimiento de los “gobiernos fascistas”.
De ahí que la motivación de destacados militantes del tricolor sea de rechazo a una oposición “reventadora”, para propiciar una “crítica, y constructora”; en la primera se encuentra oculto el rostro del fascismo, el cual pudiera abrir la duda de ser ajeno a la idiosincrasia mexicana, aunque se debe advertir que más de medio siglo antes de los “campos de concentración” de Hitler, aquí en México don Porfirio propició dichos campos en la selvas peninsulares y en Valle Nacional donde enviaba a los indios insumisos como castigo.
¿Es ahí donde quiere llegar el PRI de hoy día?