Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (28-IX-2020).- Debemos partir del supuesto de que a ningún mexicano, al menos a ninguno que esté cuerdo, le gustaría que le vaya mal al Presidente, en este caso a Andrés Manuel López Obrador.
Incluso quienes no votaron por él o quienes ahora forman parte de la “oposición” no desean que el inventor de la “Cuarta Transformación” fracase durante su mandato.
Si al que gobierna, ahora desde Palacio Nacional le va mal, también le irá mal a toda una nación que ha tenido casi todo tipo de gobernantes, medianos, buenos y malos.
Si al Presidente de México le va mal, le irá mal a todos sus proyectos, a sus ideas, a su forma de gobernar y, por consecuencia, a millones de mexicanos que siguen viviendo en la pobreza, además de todos los que padecen problemas como la inseguridad, los defectos en la educación y en el sector salud.
Hacemos todo ese preámbulo para decir que, estamos seguros de que la mayoría de los que tenemos la oportunidad de emitir una opinión en un medio de comunicación, y ahora en las redes sociales, no partimos de la idea de que queremos que le vaya mal al gobernante en turno.
Creemos que se equivocó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuando el viernes anterior se dio a la tarea de clasificar a los columnistas o analistas de al menos siete medios de circulación nacional en negativos, neutros y positivos.
Ese es un análisis que la mayoría de los gobernantes tienen en sus manos desde hace sexenios.
A los que escriben, incluso a las portadas de los medios de comunicación se les pone ese sello: negativos, neutros o positivos.
Lo que no parece pertinente es que ahora se exhiba desde la conferencia mañanera: quiénes opinan negativamente, quiénes son neutrales y quiénes están a favor.
¿Cuál es el criterio que se utiliza para meter a uno u otro opinólogo o periodista en esos tres canastos?
Expresar desacuerdo con alguna medida o acción que lleve a cabo un gobierno no quiere decir que se es negativo.
Medios de comunicación, periodistas, analistas, expertos y todo el que vierte una opinión tiene intereses y visiones. Ello no quiere decir que se esté en contra del gobierno que llegó con tremendo nivel de aprobación. No son enemigos…
NO ES LO QUE PARECE
Andrés Manuel López Obrador y Javier Corral Jurado se han enfrascado en una serie de “golpeteos” de ida y vuelta.
El pretexto de ambos es el conflicto por el agua de la presa La Boquilla, en Chihuahua, derivado de un tratado que se tiene entre México y Estados Unidos desde 1944.
Corral, un panista, a quien muchos de sus compañeros de partido criticaron años atrás de estar muy cerca de AMLO, argumenta que está defendiendo a sus paisanos y que lo único que desea es alcanzar un acuerdo; sin embargo, ha lanzado críticas fuertes al tabasqueño.
Obrador, por su parte, siempre dice que “su pecho no es bodega” y ha soltado acusaciones contra panistas y priístas de Chihuahua, quienes, considera, actúan por intereses personales y caciquiles.
Cree que Javier Corral está haciendo un “show” mediático porque está apuntando a los comicios de 2024. Sabe que, de seguir así, como va, el norteño sería un buen prospecto para competir dentro de cuatro años, incluso no solo por los colores del PAN.
Como sea, por más que veamos que Corral y Obrador se están dando hasta con la cubeta, los dos juegan su juego, los dos tienen intereses electorales. No son enemigos…
PREGUNTA CON GRILLA
¿Las encuestas que se realizan para elegir al próximo dirigente de Morena serán reales o ya sabemos quién las palome