Columna Política «La Feria», Sr. López (12-VIII-2020).- Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, ya titulado ingeniero, entró a dar clases de ética en una preparatoria de señoritas, dirigida por religiosas del Verbo Encarnado, santas ellas, las monjas. En la familia materno-toluqueña esa noticia sembró sorpresa y temores por esas cándidas monjas y sus incautas alumnas. Una mañana este menda en un museo, se topó con Pepe a la cabeza de un grupo de estupendas preparatorianas, haciendo un recorrido… vistiendo sotana. Días después en una comida familiar, le pregunté con discreción sobre semejante cosa tan burda y respondió socarrón: -No entiendes nada –meses después fue despedido, pero se supo que también fueron expulsadas dos novicias y siete alumnas. Pepe entró a la entonces Compañía de Luz y Fuerza, se coló al sindicato y se forró de dinero. ¡Pepe!
Nuestro Presidente dijo ayer refiriéndose al despido e investigación de 19 mandos policiacos, que en su Gobierno no son encubridores.
Nuestro Presidente dijo el 9 de enero de 2018, que en Morena no hay lugar para los corruptos y que no se les debe permitir acceder a su partido: “Cuando hay antecedentes de corrupción, no debe de permitirse que participen, porque Morena es un referente moral (…)”. Morena, referente moral…
Nuestro Presidente, estando en campaña, el 11 de agosto de 2016, en el ciclo de conferencias ‘Era Familiar Princess 2016’, dijo: “Les decimos a los integrantes del grupo en el poder que a pesar del gran daño que le han causado al pueblo y a la nación, no les guardamos ningún rencor y les aseguramos que ante su posible derrota, en 2018, no habrá represalias o persecución para nadie. Declaramos esta amnistía anticipada, porque lo que se necesita es justicia, no venganza”. Amnistía anticipada, dijo…
Nuestro Presidente ya electo, reiteró el 21 de noviembre de 2018: “No se perseguirá a corruptos del pasado”.
Algo anda mal. O uno de plano no entiende nada o él anda de antifaz (no vale como cubre bocas):
¿Morena, referente moral?… bueno, pues su exdirigente Yeidckol Polevnsky está denunciada ante la Fiscalía General de la República por el Comité Ejecutivo Nacional del partido que presidía, por el aparente desvío de 295 millones de pesos, lavado de dinero, daño moral y lindezas conexas… el referente moral.
Algo pasa: nuestro actual Presidente de la república tiene un largo historial que prueba si no mala voluntad, una enorme ingenuidad: no son pocos sus colaboradores cuestionados precisamente por actos de corrupción (o si todos son inocentes, estamos ante un caso de mala pata colectiva), mire:
Aparte de los sonados casos de varios de sus muy cercanos que resultaron cuestionables cuando era Jefe de Gobierno de la hoy CdMx (Bejarano, Ímaz, Ponce, Cadena), hoy despiden pestilencias algunos no tantos pero no tan pocos: Bartlett su mero director de la CFE; la señora Sandoval, custodia oficial del pulcro manejo del erario; la señora del deporte, Ana Guevara; 16 de sus 32 súper delegados estatales, entre los que uno, el de Jalisco, mejor renunció, copado por rumores de difícil aclaración; aparte del impresentable Jaime Bonilla, su gobernador de Baja California del que hasta de su nacionalidad se duda; John Ackerman, fanático de sí mismo, amo y maestro de las verdades a medias, aplaudidor titular del Presidente, frustrado mangoneador de la Cámara de Diputados y el INE; el Taibo II, quien sabedor de que el Presidente haría charamuscas con la ley para nombrarlo mandamás del Fondo de Cultura Económica, anunció: -“Se las metimos doblada” –finura verbal que pinta de cuerpo entero al nacido en Gijón, España; y más, como las nóminas imposibles de comprobar de sus programas sociales o el grandioso fracaso de ‘Sembrando Vida’, pero el espacio no alcanza.
El Presidente tiene mal tino para elegir colaboradores y eso no es punible, el hado, el destino, las Moiras, le juegan malas pasadas. Pero liberar al hijo del Chapo Guzmán ya detenido, no es precisamente mala suerte ni mucho menos una decisión de quien se dice paladín de la ley, enemigo de la corrupción; que a estas alturas el señor Lozoya no haya pisado el Reclusorio (¡vaya!, como formalismo), y no esté acusado por nada relacionado con la supuestamente chueca compra de la planta de Agronitrogenados, ni de nada que apunte a la remota posibilidad de que resulte culpable, pone de manifiesto dos cosas: se tuercen los procesos legales con fines político-electorales y no hay un decidido interés en limpiar la administración pública.
Por algo nuestro Presidente habla en pasado y en futuro. Sí, fíjese bien.
Se regodea en el pasado, el de los demás, no el propio, sin cejar en su empeño de convencernos que todo tiempo pasado fue peor y que no hay dicha comparable a tenerlo alojado en Palacio Nacional.
El futuro es su favorito y no se harta de vaticinarnos toda ventura y gracia si somos dóciles a sus bondadosos designios que pasan por respetarlo a él por encima de toda ley.
El presente es lo que le molesta, lo evade, el presente es una pandemia que está arrasando al país; una crisis económica agravada por una política de austeridad, exacto opuesto a su solución; una inseguridad rampante que acumula horrores y cadáveres.
Y el presente tiene una cualidad muy incómoda, se hace pasado, instantáneamente y ya así, es inmutable, como inmutable es que el sonado caso Lozoya será un inmenso ridículo. Ayer se anunció que el tal Lozoya denunció ante la Fiscalía una serie de sobornos (que no son sobornos porque no eran funcionarios), que le entregó la constructora brasileña Odebrecht, para financiar la campaña electoral de don Peña en el 2012, señalándolo junto con Videgaray. Lástima: el caso está prescrito por caducidad, como aceptó por escrito la Fiscalía de Delitos Electorales en junio de 2019: “Se acuerda la prescripción de la acción penal respecto a las conductas señaladas como probablemente constitutivas de algún delito electoral (…) que pudieron haberse suscitado con motivo del proceso electoral 2011-2012”… bueno… no importa, ¡que siga la comedia!