Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (06-VIII-2020).- Este miércoles era tendencia en la red social Twitter la expresión “50 mil muertos”. Se referían los internautas a que México está próximo a cruzar la barrera de los 50 mil decesos por la pandemia del COVID_19.
Mientras un subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, vocero técnico de la epidemia, se nota cada vez más desgastado y sin mucha capacidad de negociación, especialmente con aquellos gobiernos contrarios a la Cuarta Transformación, el país sigue metido en un dilema: cuidar la salud o cuidar la economía.
Quizá este sea un buen momento, como expresó hace algunas horas el presidente del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera López, de montarnos en la palabra discernir.
Discernir, dijo el ex arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, es tener la capacidad de distinguir qué es lo más importante, en este caso, para toda la nación mexicana, especialmente para quienes viven al día.
¿Es más importante mantener el confinamiento, la sana distancia, trabajar “a medias”, seguir con las clases “virtuales” con todo y sus defectos o abrir la economía poco a poco?
¿Es más importante que millones de mexicanos que han perdido su empleo comiencen a regresar a la actividad o seguimos encerrados hasta que haya una vacuna contra la enfermedad?
¿Es bueno el uso de cubrebocas, aunque el presidente de México, se resista a ponérselo en público, bajo el argumento de que sus asesores le han dicho que no es tan necesario?
¿Es importante, cuando apenas nos han dicho que estamos en semáforo naranja, irse a la playa, a los bares, a los restaurantes, a la calle, aunque no sea esto una prioridad?
La pandemia del COVID_19, lo sabemos todos, nos ha puesto a prueba a todos. Nadie se esperaba un 2020 con una enfermedad que ha dejado a miles de contagiados, muertos, negocios quebrados y niños sin clases, pero qué es lo más importante en esta precisa etapa del país, del estado y de cada uno de nosotros. Discernimiento…
LOS RETENIDOS EN HUIXTÁN
El sábado hubo un accidente en el municipio de Oxchuc. Un camión del programa IMSS-Bienestar que viajaba a Ocosingo se quedó sin frenos y generó una carambola con un saldo fatal de al menos tres muertos, además de una docena de heridos.
La situación, tras los lamentables decesos, se tornó complicada porque habitantes de Huixtán retuvieron a policías municipales, el chofer de una grúa y elementos de la Fiscalía Indígena, para presionar por un resarcimiento de daños.
Hubo momentos tensos, pues para nadie es un secreto que en las comunidades indígenas han ocurrido actos de barbarie para “hacer justicia”.
No es descabellado el “ojo por ojo”, a pesar de que, en este caso se había tratado de un accidente.
Fueron 13 las personas retenidas por familiares y habitantes de la colonia 20 de noviembre, municipio de Huixtán, de donde eran originarios tres hermanos que perdieron la vida; ellos exigían una indemnización de al menos cuatro millones de pesos.
Para resolver el problema fue muy importante la mediación de la Secretaría General de Gobierno, donde Ismael Brito Mazariegos, su titular, empieza a “agarrar callo”, en estos temas nada sencillos.
Al final del día fue necesario desembolsar un millón 400 mil pesos para resarcir daños y para liberar a personas que, como se dice coloquialmente, “no tenían vela en el entierro”.
Ahí es cuando resulta primordial la palabra discernir, definir qué es lo más importante. En este caso, era importante tratar de resarcir el daño causado en un accidente, pero también salvaguardar la integridad de un grupo de retenidos. El dinero era lo de menos. Discernimiento…