Columna Política «La Feria», Sr. López (05-VIII-2020).- Las monjitas de un rumboso colegio de la Ciudad de México, hacían cada año un viaje a Roma en Semana Santa con alumnas de la preparatoria. Al frente de todas iba la madre Concepción, santa de flotar, querida por todos, pero dormiloncita. Las alumnas se pasaban la voz (en voz baja), y cada año crecía el contingente de jóvenes doncellas que regresaban sin serlo. Hasta que se supo y los padres de familia decidieron que mejor fueran varias mamás a cuidar de sus candorosas hijas. Mejor.
Acaba de decir nuestro Presidente que los casos de Lozoya, Duarte, García Luna y ‘El Marro’ prueban que se está limpiando el país de corrupción.
Cuando se simplifican las cosas al extremo y se hacen frases como de merolico que vende la medicina que quita catarros, hemorroides, mal aliento y desgano del marido, se corre el riesgo de que alguien sin nada mejor qué hacer, le rasque a asunto y en este caso la conclusión es que si hacer detenciones prueba que se combate la corrupción, que le apure, porque le anda ganando Peña Nieto:
Desde el inicio del presente gobierno se ha aprehendido a esos y también mantienen en prisión a Rosario Robles por el gravísimo delito de obtener una licencia de conducir falsa que ella no tramitó (lo de la ‘Estafa Maestra’, no es delito grave que amerite prisión, pero esos son detallitos sin importancia a la hora de limpiar a la patria), pero se necesita apurar nuestro Redentor, porque durante el sexenio de don Peña, fueron detenidos 8 exgobernadores y algunos otros:
1. Andrés Granier Melo, ex de Tabasco, priista, el 24 de junio de 2013 le obsequiaron dos órdenes de aprehensión por trastadas varias; condenado a 11 años de prisión. 2. Armando Reynoso Femat, ex de Aguascalientes, panista, apresado en 2013, pagó fianza y fue detenido de nuevo en 2015 por otras travesuras; sentenciado a seis años y nueve meses de bote. 3. Jesús Reyna García, ex de Michoacán, priista, detenido por presunta colusión con narcos; preso esperó sentencia cuatro años y 8 meses, en 2018 la PGR se desistió porque no encontró pruebas (!) y salió libre. 4. Guillermo Padrés, ex de Sonora, panista, se le dictó auto de formal prisión en 2016 por defraudación fiscal, delincuencia organizada y lavado de dinero; preso ganó ocho juicios y salió libre bajo fianza en febrero de 2019, con dos juicios por defraudación fiscal en curso. 5. Javier Duarte, ex de Veracruz, priista, capturado el 15 de abril de 2017 por sonados y fétidos asuntos; sentenciado a nueve años de hospedaje gratuito (y rehabilitación social, por supuesto). 6. Roberto Borge, ex de Quintana Roo, priista, se le giró orden de aprehensión el 3 de junio de 2017, detenido en Panamá, extraditado a México, en juicio. 7. Eugenio Hernández Flores, ex de Tamaulipas, priista, apresado el 6 de octubre de 2017, por peculado y lavado de dinero; los EUA pidió su extradición; en juicio. 8. Rodrigo Medina de la Cruz, ex de Nuevo León, priista, detenido en enero de 2017, por peculado, delitos patrimoniales, ejercicio indebido del servicio público y abuso de funciones (con otros 14 servidores públicos más); sigue proceso en libertad bajo fianza.
Extrañará usted la ausencia de don Tomás Yarrington en la lista, pero ese no cuenta, porque a él lo corretea el gobierno de EUA.
Otros a los que se les privó de su libertad durante el sexenio de don Peña, son: José Luis Abarca Velázquez, exalcalde de Iguala, Guerrero, perredista, por lo de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa en 2014. Alejandro Gutiérrez, exsecretario general adjunto del PRI, detenido en Chihuahua por el desvío de recursos para las campañas del partido en 2016. Elba Esther Gordillo detenida a la mala y por malas razones, salió libre y limpiecita como pañalito del Niño Jesús en este sexenio.
Repite su texto servidor: si el actual Presidente prueba que va en serio en eso de luchar contra la corrupción por el número y calibre de detenidos, va perdiendo frente a su amigo, Peña Nieto. Y peor se ve la cosa si repasa uno la lista de los que llamó a su lado para trabajar para la patria, con prestigio por determinar, porque el presidente López Obrador se especializa en escoger mal a sus colaboradores (recuerde el feo caso del Señor de las Ligas y de Ponce, el apostador, cuando era Jefe de Gobierno del entonces D.F.), y ahora ya de Presidente de la república no lo inquieta tener cerca de él a Manuel Velasco, Eva Cadena, Víctor Hugo Romo, Yeidckol Polevnsky, Carlos Lomelí, Ana Gabriela Guevara o Napoleón Gómez Urrutia (al que algunos de su sindicato le reclaman nomás 33 millones de dólares de un fideicomiso de los trabajadores mineros).
La bandera que más tremola este gobierno es la lucha contra la corrupción, lucha ya terminada según el Presidente que repite y repite que ya se acabó. Bueno, ha de ser, pero no es lo que percibimos los del peladaje estándar, ni el Inegi (que es gobierno), que informó los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), según la cual en 2019 la tasa de corrupción se incrementó de 14 mil 635 víctimas por cada 100 mil habitantes en 2017, a 15 mil 732 en 2019; y que la tasa de incidencia pasó de 25 mil 541 actos de corrupción por cada 100 mil habitantes en 2017, a 30 mil 456 en 2019, un 20% más.
Sí, aunque parezca increíble (no, no parece increíble), la corrupción ha crecido en este gobierno transformador y ya cuenta con su colección de escándalos por más que aparenten haber quedado en el olvido. Ya llegará el tiempo de recoger varas y de que se aclaren asuntos como las compras y contratos por asignación y otros que no repetiremos para no abonar a las faltas al debido proceso (pero son varios).
México según el Informe de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional, ocupa entre 180 países, el lugar 130 (de pena ajena), y conforme al Barómetro Global de Corrupción, uno de cada tres mexicanos dijo haber pagado sobornos para realizar trámites ante el gobierno. Dicen, vaya usted a saber.
La conclusión es simple: baba no mata realidad.