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Sus propias manos (Columna Política «La Feria», Sr. López)

Columna Política «La Feria», Sr. López (03-VIII-2020).- Tío Eugenio de los del lado materno-toluqueño, no era una perita en dulce, se pasaba de severo y desconfiado. Ya con fama de solterón, de repente se casó con una sonorense, Elsa, maciza de porte y sosiega de modos, quien descubrió una cosa muy incómoda de su flamante marido: todo lo que ella le consultaba, él lo platicaba con un compadre suyo, su mejor amigo, y casi siempre se hacía en su casa lo que aconsejaba el otro. Tuvieron un hijo, tuvieron dos y de repente tronó un escándalo más sonoro que el estallido del Paricutín (20 de febrero de 1943): tía Elsa dejó a tío Eugenio y se juntó con el compadre, luego se casaron. -“Tío Eugenio le enseñó el caminito” -comentaba Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda. Algo de razón tenía.

El viernes pasado tuvo noticias interesantes, como el anuncio de nuestro Presidente de que jamás usará tapabocas. No lo dijo así, pero eso dijo: -“Me voy a poner un tapaboca ¿saben cuándo?, cuando no haya corrupción ya, entonces me pongo el tapabocas” –nunca, pues.

También, dijo el Presidente que si el dueño de la planta  Agronitrogenados no devuelve 200 millones de dólares (¿devolver?… bueno, así habla): -“(…) no hay ningún problema, si no se devuelve el dinero sencillamente no hay acuerdo, nosotros nos vamos a otorgar ninguna concesión si no recuperamos lo que se llevaron”… -y uno creyendo que eso es facultad de la Fiscalía General de la República y del Poder Judicial, ¡vaya!, siempre se aprende.

Para fortalecimiento de nuestra fe en la 4T, ahí en Palacio, el mismo viernes, donde nuestro Presidente imparte su lección cotidiana de moral y cristianismo laico, firmó un convenio con la UNOPS (Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para proyectos), para la compra de medicamentos, vacunas y equipo médico en el extranjero. Él, con su desesperante elocuencia lenta, como de balatas pegadas, explicó: “Vamos a obtener las medicinas en los países del mundo, medicinas de buena calidad a bajos precios y sin corrupción” (¿los países del mundo, dijo?… sí, no vayan a querer irse a Marte a comprar).

Como sabemos, siempre que el Presidente no tiene justificación sobre alguna de sus acciones, inserta en su explicación el combate a la corrupción. Por eso se canceló el aeropuerto en Texcoco, aunque no haya una sola denuncia ni correctivo. Por eso mismo centralizó todas las compras en la Oficialía Mayor de Hacienda, aunque luego resultó que el 74% de los contratos se asignan a dedo, por adjudicación directa. Y podríamos seguir pero no hay espacio.

Este convenio con la UNOPS, servirá para comprar en el extranjero lo que se produzca en México, por la dicha inicua de romperles el cráneo a las empresas asentadas en el país. Bueno. Nada más quede claro: si esta es la solución para asegurar el abasto oportuno, se tardó 18 meses en decidirlo. Lento.

Otra cosa que debemos tener clara es que la firma del viernes pasado fue una payasada y no pone este menda, esa palabra así nomás, no, sino por rigor verbal, pues según el diccionario de la Academia, payasada es: “1. f. Acción o dicho propio de payaso. 2. f. Acción ridícula o falta de oportunidad”. Ajusta con precisión a lo que vimos, ¿lo duda?, bueno, léase el párrafo que sigue (no se aceptan reclamaciones):

El Presidente de México y su gobierno firmaron este mismo acuerdo el 30 de mayo de 2019. Antes, el 12 de febrero de 2019, firmaron el Acuerdo Marco con la UNOPS y el 14 de mayo otro. Esos convenios se formalizaron todos en 2019 para (agárrese): la venta del avión presidencial, la flotilla de aviones del Ejecutivo, la licitación del Tren Maya, el proyecto del Istmo de Tehuantepec, la renovación de pasaportes, la contratación de seguro médico para personal de la Cancillería en el extranjero y… la compra de medicamentos del sector salud. ¡Chulada da ‘máiz’ prieto!

Repetir la firma del convenio 14 meses después, sin resultados a la vista, no es sino eso que se dijo arriba: una payasada, un acto propio de un payaso en la segunda acepción del término según el diccionario Espasa-Calpe, una persona de poca seriedad.

Es poco serio repetir la firma y presentar el acto como la solución del suministro oportuno de medicinas, vacunas y lo que se ofrezca. Y encima, remachar que esto es de una extraña manera, garantía que no habrá corrupción es, por decir lo menos, una ingenuidad (es otra cosa que rima con ‘dejada’)

Cuando fue la firma original de este convenio, se alzaron algunas voces cuestionando la autoridad de la UNOPS, pues por más que se trate de una entidad de la ONU, no deja de estar integrada por seres humanos y por lo tanto, capaces de actos ejemplares, sí, pero también de los otros, de los que dan asquito.

La UNOPS está envuelta en varios escándalos de corrupción. En Perú por la construcción de un hospital (el Regional Antonio Lorena del Cusco), cuyo contrato se otorgó a la constructora brasileña OAS mediante “pagos de sobornos a un operador de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, según revelaron los colaboradores eficaces N° 101 y 105-2019, a los fiscales del Equipo Especial del caso Lava Jato del Ministerio Público”; si duda, consulte La República de ese país del 31 de mayo de 2019. También en Costa Rica y Paraguay la sombra de la duda ensombrece las acciones de UNOPS. Pueden ser mentiras y resultar que la UNOPS esté más limpia que un pañalito del Niñito Jesús, pero el punto es que por ser extranjeros y de la ONU, no están exentos del humano vicio de trampear (si duda, consulte el Código de Hammurabi, 1750 a.C.).

Como sea, el actual gobierno federal mexicano, actúa por un lado, como el más enfebrecido nacionalista y por el otro, como el más sumiso súbdito, señala y desprecia el extranjerismo de los ‘neoliberales’ y se comporta como jovencita admiradora de artistas extranjeros por extranjeros, sin darse cuenta que su recurrir a la UNOPS, no es sino desconfiar de ellos mismos, pues ellos son el gobierno, ojalá que alguien les avise que se están cuidando sus propias manos.  

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