Artículo de Fondo, Por Antonio TENORIO ADAME (15-VI-2020).- Bajo el espanto de la pandemia y la polarización social, sufrimos en un mundo de esperpentos donde lo frívolo simula remediar los males. El poder es el punto axial donde se tocan lo mítico con el drama real.
A la pretendida “marcha fifí” de carros de marca, fue suficiente un soplo para barrer sus huellas, ante lo ridículo de la plutocracia siguió la mofa anónima tropical del “Bloque Opositor Amplio”; “La Boa”. La frivolidad divierte, aunque a veces se revierte, su orientación es incierta.
La política como recurso formal de interpretación para la negociación del conflicto pierde su capacidad de brindar soluciones pacíficas y justas a las contradicciones sociales, se convierte en un desvarío sin rumbo ni tiempo si la frivolidad se interpone para ocultar su esencia fundamental, los resultados derivados serán erráticos y en su mayoría erróneos.
OPOSICIÓN INEXISTENTE
Si bien en política no hay casualidades; si en cambio se desarrolla en dos campos de acción: el de la simulación y el de la operación, desde las esferas del alto poder se desarticulan los escarceos de la oposición por medio de la frivolidad mientras que la transmisión de las decisiones se promueve desde el Congreso, ahí se toman decisiones de gobernanza nacional por la mayoría de Morena como grupo legislativo del poder.
Extramuros del Congreso, se denuncia la conjura de “La Boa”, sin menor recato se le reduce al mínimo entre el anonimato y el abandono carente de génesis, el oponente es “fantasmal” y “oculto”; mientras en el Congreso la oposición toma sentido, y aplica facultades, se pasa de la diversión a la parte medular de la negociada compensación de beneficios.
En el Congreso es otra, un senador del Movimiento Ciudadano, José Ramón Enríquez Herrera, traslada su voto a la mayoría y se gana el control absoluto de la Asamblea, además de otorgar a la Comisión Permanente el acceso de convocar a periodo extraordinario con el fin de autorizar al Ejecutivo cambios discrecionales en el Presupuesto de Egresos; ante los cambios realizados la oposición eleva su clamor, denuncia ante los medios esa deserción como traición cuando esta es la forma cotidiana de los parlamentos del mundo, ganar adeptos en la Cámara de Diputados; también hay movimientos de una fracción a otra, desde Morena emigran legisladores a fortalecer la bancada del Partido del Trabajo (PT), con intención de convertirla en tercera fuerza. El dispositivo de engrosar con militancia subordinada no es otro más que impedir que el Partido Revolucionario Institucional sea quien presida la Mesa Directiva de San Lázaro durante el Tercer Periodo de ejercicio legislativo, como dicen en el argot, “se ahorcó la mula de seis”.
El diagnóstico señala que no hay tregua a la minoría parlamentaria, y desde la misma no hay oficio parlamentario, porque la minoría busca más el impacto de los medios, que la transformación del proceso legislativo para dar un nuevo marco de lucha parlamentario, se vive pues: un Parlamento sin oposición.
No hay oposición, ni dentro ni fuera del Congreso.
PLAZOS Y METAS
No es necesario que el gobierno instrumente un artilugio como “La Boa” para desarticular a la oposición; ya de por si la falta de raíces originarias y de proyecto de futuro la hace “flor de un día”; languidece en su primer suspiro. En cambio, la operación misma del poder mantiene su vigor que ha sido renovado con la constitucionalidad de las políticas sociales. La sociedad en su complejidad será o no la beneficiada con la reorientación del gasto público en tiempos de emergencia de salud.
El cambio de política también exhibe un doble cambio: el rescate de los fondos públicos por medio de combatir la corrupción, y el ajuste presupuestal mezclado con austeridad, lo que afecta la reasignación de recursos; ha cambiado el criterio de aplicación de partidas a favor de las mega obras, siendo objetadas con diversos argumentos.
El presidente advirtió que son obras que deberán terminarse de construir antes del 2023 para que no las puedan cancelar. Los requisitos para alcanzar esa meta son el 2021 ganar la mayoría de la LXV Legislatura y el 2022 salir airoso del referendo ratificatorio.