Columna Política «La Feria», Sr. López (03-VI-2020).- Para molestia y asombro del cura párroco, durante la misa de fiambre presente de tía Toñita (de las de Toluca; el impresentable primo Pepe le decía ‘tía Tontita’), en su homilía hubo un murmullo de risas contenidas cuando aludió a la ejemplar fe de la ahí difunta, que ‘movía montañas’, porque toda la familia sabíamos que tía Toñita coleccionó chascos y agravó problemas, gracias a su fe en que ‘Dios proveerá’, ‘Dios sabe qué es lo mejor’, ‘Dios dispone’, ‘Todo está en manos de Dios’, y no movía un dedo, confiando ciegamente en la intervención Divina, ya fuera que le estuvieran cortando la luz, que no le alcanzara para los útiles de la escuela de sus nueve hijos, que ya no le fiara el de la carnicería; que a su hija mayor le creciera notoriamente el vientre sin síntomas de empacho o úlcera duodenal; que su marido (tío Andrés), no trabajara y ganara dinero (coronó su currículum con siete años en Lecumberri); o que a ella le durara tanto un dolor de cabeza, que de eso murió, por un tumor benigno, pero como toronja de grande, con ella ofreciendo a Dios esa pena. Pobre tía, tan buena, tan tontita.
Crecen, crecen y crecen los problemas… la inseguridad pública, la incertidumbre sanitaria, la pobreza, la falta de empleo, la corrupción, la incredibilidad en nuestro gobierno; la íntima angustia por el futuro, en unos, el cinismo cívico en otros (¿la mayoría?). Parece que en México hubiera un acuerdo general en que no estar de acuerdo es prueba de democracia y no hacer nada, de libertad.
Crecen, crecen y crecen los problemas, se encona la desesperanza en la ley, las instituciones y los funcionarios.… ¿es infinita la capacidad de resistencia del hilo del que cuelga el país?… ¿de veras pensamos que vivir en apego a los dictados del ‘cada quién para su santo’, funciona para que la sociedad se articule y progrese?… ¿de veras?… ¿estamos por encima de las leyes de la sociología, el derecho, la economía… y la física?… ¿la historia nos la…? (¡perdón!), ¿la historia nos importa un pito?
Imagine que no hay pandemia… ¿algún problema de los arriba mencionados, sería distinto?… no, sería todo lo mismo aunque la economía no iría en caída libre (todo hay que decirlo), pero quede claro: la pandemia no es coartada, el pasado tampoco: el actual gobierno insiste en atrincherarse en el tiradero que recibieron, para explicar sus propios desatinos y como lo dijo el Presidente-: -¡Lástima!… ¡tan bien que íbamos!- refiriéndose a que la pandemia vino a descomponer su acumulación de éxitos (y por cierto: está por verse que estaba mal todo lo anterior, que al menos en lo económico las precauciones del pasado -fondos de desastre, fondo para caídas súbitas de energéticos, credibilidad crediticia, fideicomisos, seguros del precio del petróleo, etc.-, le salvaron el 2019 al Presidente; ¿con qué van a enfrentar la quiebra en curso del país?… ¿más recortes al gasto sin asumir que han paralizado casi completamente la operatividad del gobierno?… ¿de verdad es el camino?: el decreto del recorte del 75% al gasto de operación de entidades y dependencias detiene en seco a decenas de instituciones, proyectos e investigaciones: literalmente no van a tener ni para pagar electricidad; y ese decreto magnifica las interrogantes sobre la pertinencia de los programas sociales que supuestamente, entregan dinero en propia mano a millones de mexicanos a la par que sorprende que los raros megaproyectos presidenciales conserven intacto su presupuesto y aún se les otorguen ampliaciones, como para ‘el tema del agua’ en el aeropuerto de Texcoco, al que aludió el mismo Presidente antier, a su manera, sin explicaciones, sin datos, que a fin de cuentas son otros, de él, solo para él.
El tenochca simplex, nosotros los del peladaje estándar, a veces parece que no elegimos Presidente de la república sino Papá nacional. Y por ello, a él dejamos todo en sus manos. Y por eso todo es su mérito o todo se le reclama. Y si de por sí eso no es sano en ninguna sociedad (a menos que toda la población fuera de menores de edad), lo más grave es que los individuos que han ocupado el cargo, parece que así se asumen y se sienten muy cómodos desempeñando el papel de Gran Padre Nacional, haciendo y deshaciendo, mandando sobre toda materia, disponiendo del erario como propio, pasando sin darse cuenta de Papás de México a Padrotes de la Nación porque cuál más, cuál menos, todos les damos dinero de nuestro trabajo y les agradecemos que no abusen mucho. Síndrome de furcia, parece que padecemos (por no decirlo más de bulto).
Nomás no nos entra en la cabeza que ‘país de un solo hombre, país de una sola oportunidad’. Ahora mismo, tanto reclamo y chiste sobre el actual Presidente, ratifican que todo esperábamos de él y la inexplicable actitud triunfante de él, erguido sobre los escombros de sus desatinos, confirma su inamovible fe en sí mismo y su convicción de que puede hacer todo.
Si los electores nos tomáramos en serio el emitir nuestro sufragio y reflexionáramos antes de tachar la boleta, no hubiéramos elegido a Andrés Manuel López Obrador, por una simpleza: era y es imposible cumplir todo lo que prometió hacer: triplicar el Producto Interno Bruto; acabar a partir de su primer día de gobierno, así lo afirmó, con la corrupción; erradicar en seis meses la inseguridad pública causada por la delincuencia organizada; con solo esas tres promesas era como para que nadie con la cabeza en su sitio optara por él y por el votó una mayoría indiscutible. Y cuando el 9 de octubre de 2018, subió un video a YouTube diciendo que sacar petróleo ‘no es ninguna ciencia’, la masa enardecida debió inundar las calles exigiendo repetir las elecciones, ante la evidente incapacidad del elegido, pero nadie dijo nada y por eso en junio 26 del año pasado, declaró muy orondo que gobernar no es una ciencia (no es cita). Y no pasó nada.
Ahora con la panza vacía más millones de los acostumbrados, veremos si seguimos esperando que la Morenita del Tepeyac nos haga el milagro.