11 de mayo del 2020.- Estados Unidos ha superado este lunes la barrera de las 80.000 muertes con COVID-19, una enfermedad que deja más de 1,3 millones de contagiados en el país más golpeado por la pandemia.
Según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, 80.087 personas han fallecido en Estados Unidos con coronavirus, cifra que supera ampliamente las 32.140 muertes en el Reino Unido y los 30.739 decesos en Italia.
Por estados, el más afectado es Nueva York con 337.055 casos detectados y 26.682 muertos; seguido de Nueva Jersey, con 140.206 contagios y 9.340 fallecidos, de acuerdo con esa fuente.
Trump insiste en que «se ha impuesto» al coronavirus
A mediados de enero pasado, EE.UU. detectó el primer caso de la enfermedad en su territorio, que se ha propagado por todo el país a pesar de las medidas de distanciamiento social y las prohibiciones de viajes desde China y Europa anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump.
Sin embargo, Trump ha insistido en que su país es el que más pruebas de coronavirus ha realizado en todo el mundo «con mucha diferencia», sin tener en cuenta el tamaño de la población, y que los contagios están bajando en EE.UU., algo que desmienten las curvas de ascenso del número de casos.
Trump también ha asegurado que su país ha «salvado cientos de miles de vidas» en la lucha contra el coronavirus. «Estados Unidos ha aceptado la tarea, hemos estado a la altura del momento y nos hemos impuesto», ha sentenciado el presidente.
El Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud de la Universidad de Washington, en cuyas proyecciones se ha fijado mucho la Casa Blanca, calcula que Estados Unidos habrá superado las 137.000 muertes a principios de agosto. Consultado sobre esa proyección, el mandatario ha opinado que «muchos de esos modelos están equivocados».
El país busca la reapertura económica
Sin embargo, cada vez más zonas del país buscan regresar a la normalidad, el caso más reciente de ellos Nueva York, donde tres regiones del norte de ese estado comenzarán el próximo viernes la primera fase de la reapertura económica, aunque no así la Gran Manzana, la ciudad que más vidas ha perdido en medio de la pandemia, con 26.641 muertes.
En su actualización diaria, el gobernador Andrew Cuomo ha destacado que el estado ha vuelto al punto en el que estaba «el 19 de marzo, antes de caer en el abismo del virus de la COVID-19», tras registrar 161 fallecidos y 488 nuevos casos desde el domingo, con lo que «todas las flechas apuntan en la dirección correcta» para el levantamiento de su orden ejecutiva de «pausa» para el próximo viernes.
Sin embargo, la ciudad de Nueva York, que solo cumple cuatro de los siete factores para recuperar paulatinamente su ritmo habitual, deberá esperar hasta junio «a menos que ocurra un milagro», ha dicho este lunes el alcalde, Bill de Blasio.
«Junio es cuando potencialmente seremos capaces de hacer cambios reales si seguimos progresando», ha declarado De Blasio, que ha advertido contra un posible efecto bumerán si se reabre demasiado pronto la actividad en la urbe.
Estados Unidos sigue culpando a China
Estados Unidos sigue alimentando la hipótesis de la responsabilidad de China en «ocultar» presuntamente información sobre la «gravedad» de la COVID-19. Este lunes, una coalición de 18 fiscales estatales, identificados como del Partido Republicano, el mismo del presidente estadounidense Donald Trump, ha pedido al Congreso investigar al Gobierno chino por la gestión de la enfermedad.
«Informes recientes sugieren que el Gobierno comunista chino ocultó a propósito y con conocimiento información sobre la gravedad del virus, al tiempo que almacenaba equipos de protección personal», reza una carta enviada por los fiscales a líderes del Congreso, entre ellos la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell.
La misiva respalda la tesis esgrimida por el secretario de Estado, Mike Pompeo, quien afirmó durante una reciente entrevista con la cadena de televisión ABC News que el Gobierno de Estados Unidos tiene una «enorme cantidad de pruebas» de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan, algo que Pekín niega.
Los fiscales, cuya acción se suma a una demanda presentada el pasado 21 de abril por Misuri contra el Gobierno de China, el Partido Comunista Chino y funcionarios e instituciones de ese país, piden responsabilizar a Pekín «por la devastación y destrucción causadas por la COVID-19».
Con información de RTVE de España