Artículo de Fondo, Por Antonio Tenorio Adame (17-IV-2020).- El poder se fragmenta ante la devastación de la pandemia.
Los gobernadores del noreste rechazan las “migajas” que el gobierno federal les entrega como financiamiento público.
La crítica en medios y las redes los ubican en el separatismo, y mezquinos, soberbios al desafiar a la autoridad federal.
Sus gobernados, en cambio, se inclinan por el localismo. Los liderazgos de los Estados, en este tramo, se restablecen y vigorizan.
Un análisis del federalismo requiere diversos enfoques, fiscal, político, seguridad, territorial, etc.
En el Senado recae la representación de las entidades, además el senador Ricardo Monreal es un documentado especialista de la materia. Ahí el espacio será abierto al debate conforme avance el conflicto.
El arrebato de “El Bronco” de considerar como su propiedad el financiamiento público linda con la soberbia de la autosuficiencia, de considerar que los logros de mayor PIB es individualizada.
En los espejos del Dios Jano se aprecia hacia atrás que el norte del país ha sido privilegiado en recibir los beneficios del Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TMEC actual), con costos económicos inconmensurables.
El Dios Jano que también ve al futuro, se pregunta la disponibilidad de recursos de Nuevo León para mantener las tasas de crecimiento de producción, si carece del preciado líquido.
¿Hasta dónde y cuándo llegará su límite de desarrollo?. La falta de agua es un límite natural que se levanta como obstáculo al futuro.
Es necesario recordar que las reservas del acuífero se encuentran en dos terceras partes localizadas en el sureste del país.
Esa región que algunos burócratas “regios” aspiran a considerarlos como mendigos.
México sufre la enfermedad de la desigualdad, para abatirla es necesario desarrollar políticas públicas con visión igualdad democrática.