Artículo de Fondo, Por Hugo Rangel Vargas (25-II-2020).- «Eres linda y hechicera…» así define una conocida canción a la personalidad de una malagueña cuyos encantos despertaron la magia de una lírica hermosa. Tal cual, la justicia de Málaga, malagueña linda y hechicera, le ha abierto sus encantos a un prestidigitador de la memoria histórica, quien puede capitalizar ahora un mágico asidero que le brinda el pasado. Andrés Manuel López Obrador ha visto agolparse en su agenda una serie de dificultades que podrían derivarle en una crisis de posicionamiento. Sin embargo, una pócima que se cocina en tierras aledañas al Meditarreno puede ser la cura para esos males.
Los opositores al tabasqueño festinan con vino palaciego las trampas que sembraron en el pasado a un nuevo régimen: los feminicidios y la crisis del sector salud, no nacieron ayer, fueron tendencias que se forjaron en un pasado lleno de desigualdad y corrupción; pero los detractores de la 4T beben con sus licores, el elixir de una memoria que renace allende el mar océano.
La aprobación del presidente de la República ha tenido una tendencia a la baja en las últimas mediciones que realiza un reconocido diario de circulación nacional, pese a ello, sus niveles de aceptación siguen superando el porcentaje de votos que obtuvo en la contundente victoria del 1 de julio de 2018, pero la tendencia ya es festejada por quienes a cada paso del nuevo gobierno avisoraban, la mayoría de las veces de manera errática, el fin del país.
La tierra de Picasso y de Antonio Banderas vio nacer también el juicio contra un pasado que explica el presente de México, tan lleno de dificultades y pesares para la llamada Cuarta Transformación. La entrada y salida de criminales de la cárcel, sólo dan muestra de una corrupción que se forjó con la complicidad del poder; situación nada alejada de la violencia contra las mujeres que se forja en expresiones cotidianas de discriminación cuya última y cruel expresión son los feminicidios, y ni que decir de la crisis en el sistema de salud que se ha venido construyendo desde la complicidad de autoridades estatales y federales que toleraron desvíos de recursos en la laxitud regulatoria del extinto seguro popular.
La captura de Emilio Lozoya en tierras españolas no sólo podría representar un acto de justicia suprema y de castigo a quienes en el pasado cometieron actos de corrupción lastimando al estado mexicano, también es un aliento de oxígeno a la retórica lopezobradorista que ha situado en la corrupción una buena parte de los determinantes de la situación actual del país. Pero más allá, Lozoya abre la puerta a la posibilidad de enjuiciar pública y jurídicamente al expresidente Enrique Peña Nieto y con ello cocinar a fuego lento una poción de larga vida a la 4T y su mayoría electoral.
Sin más ni menos, el Wall Street Journal ha dado a conocer que ya hay investigaciones vinculadas al expresidente en el caso Lozoya con lo que se anuncia un largo hechizo cocinado con calores tropicales. El prestidigitador de la memoria histórica, Andrés Manuel López Obrador, tendrá en la hechicera malagueña una avenida de recursos para seguir exhibiendo las miserias opositoras del pasado e invocar, cada que sea necesario, los fantasmas de un pasado oscuro. Mientras eso ocurre, el hechizo de Málaga sigue haciendo que, los otrora pundonorosos priístas, escondan la cabeza en la tierra.
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