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Amarrar navajas (Columna Política «La Feria», Sr. López)

Columna Política «La Feria», Sr. López (08-I-2020).- A este López como a cualquier otro terrícola, le han pasado cosas raras, como descubrir la existencia de un tío abuelo a los 30 de edad (de su texto servidor, el señor rondaba los 80), como alguna vez le conté a usted (un encuentro fortuito en un ascensor… es lo de menos); lo que acomoda recordar es que debidamente cuestionada la abuela Elena, la paterno-autleca, explicó que ese tío, cuñado de ella, siendo un señor común y corriente, sin defectos especiales por ella sabidos… por alguna razón nadie lo tragaba y con firmeza ordenó al del teclado que tampoco lo tratara: -A nadie detestan tantos por bueno –y sí, injusto pero prudente consejo.

Alrededor de los políticos relevantes, brotan del pavimento falsas amistades y lambiscones de toda ralea y pelaje, sin distinción de género, raza, credo o condición.

Por eso llama la atención la cantidad de enemigos que cosecha nuestro actual gobierno federal. Puede ameritar un estudio especial de entomología, pues parece como que el propio gobierno es el que anda buscando con quién quedar mal y a quién irritar. Si el que siembra vientos cosecha tempestades, a quien planta enemigos, que Dios lo ayude (… ¿qué?… no, las encuestas de popularidad no ayudan, nada).

Pensará usted que este menda anda sudando calenturas ajenas, pero no: lo que afecta al gobierno, afecta al país y si del Presidente se trata, el efecto es mayor, aceptando el hecho indiscutible de que gobernar necesariamente implica pisar callos y gobernar bien, más, lo que hace innecesario e imperdonable, procrear adversarios, avivar rivalidades y fomentar un generalizado ambiente hostil.

Dejando de lado su abierta confrontación con la prensa que denomina ‘fifí’ (“… si ustedes se pasan, pues, ya saben…”, dijo a los reporteros el lunes 15 de abril pasado), y su proverbial descalificación (“tengo otra información”), a cualquiera que confronte sus dichos incluso con datos de su propio gobierno; cosas ambas que se perderán como nota a pie de página de alguna entrada del ‘Diccionario jocoso de curiosidades mexicanas’; hay asuntos de más fondo como su franco ninguneo general a las ONG’s, sin distinguir las que usan como antifaz esa etiqueta, de las serias que sí hay y algo aportan a una sociedad como la nuestra, de ciudadanía anémica.

Y otras cosas mucho más serias, como su manifiesta intención de mangonear y si no se puede eso, debilitar a los órganos autónomos y comisiones reguladoras (cuya existencia obedece en las democracias modernas, a la necesidad de vigilar legalmente, lo que hace y deja de hacer el gobierno), estelarmente el Instituto Nacional Electoral (INE), pero también los de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), el de Evaluación de la Educación (INEE), y las comisiones de Derechos Humanos (CNDH) y la de Regulación de Energía (CRE), a la que tan fresco, calificó de ‘ser una farsa’ (mañanera del 18 de febrero pasado), agregando: “(…) se engañó al pueblo de México haciendo creer que se necesitaban instancias autónomas de expertos independientes”. Bueno… tenemos otra información.

Todo eso, más sus megaproyectos arbitrarios, sus súper delegados, y hasta la despótica cancelación de la construcción del autofinanciable aeropuerto de Texcoco (NAICM), se pudiera entender como un natural empeño en romper con la estructura de intereses anteriores a su gobierno y crear la propia. Tendría lógica, se entendería aunque seguiría siendo injustificable por lo que significa de retraso este eterno y primitivo reinventar a México cada seis años.

Pero hay cuestiones de materia grave con un terrible tufo a pleito gratuito, como su declaración a La Jornada (1 de julio del año pasado): “Si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército (…)”, frase matizada de inmediato pero quedó dicha y halago no fue para nuestras fuerzas armadas que ya le han aguantado varias. La descalificación de las agencias calificadoras internacionales, indispensables para la vida económica nacional. Solicitar que España nos pida disculpas por la conquista (poniendo los pelos de punta a políticos mucho más marrulleros que el peor de acá: allá le saben muy bien al arte de cobrar cuentas, nos llevan cerca de mil años de ventaja y ya le andan rascando al financiamiento del chavismo a campañas políticas fuera de Venezuela… ¡cuidado!, mentir no le ha sacado nunca una roncha a un político iracundo). Opinar y volver a opinar sobre un asunto penal que se ventila en otro país (de un tal Genaro García Luna, a lo mejor le suena), sin medir las consecuencias internas que eso puede provocar, porque es obvio que no mide el peso de la palabra presidencial (no es ofensa, es evidente y hasta atenuante: jamás creyó que llegaría a donde está, fue para lo único que no se preparó, el régimen y su maraña de intereses, intentaron todo para neutralizarlo, sin imaginar su capacidad de trabajo a ras de tierra).

Y tan no es consciente de la resonancia de lo que un Presidente de este país dice, que con todo desenfado opina sobre asuntos internos de otros países o declara con desplante de torero mandón: “(…) ya se empieza a hablar, como se hacía antes, de que México es el hermano mayor en América Latina y el Caribe” (encuentro con el cuerpo diplomático mexicano, Palacio Nacional, apenas ayer); sin imaginar siquiera lo que semejante frase ofende a toda América Latina y el Caribe.

Y no es de despreciar su coqueteo con alguna religión protestante, ni su toqueteo de la católica. Las pelotas son redondas, el agua húmeda y México, católico y le guste o no, esa religión es un poder real en este país. Ayer también, su Torquemada designado (Santiago Nieto, el de la Unidad de Inteligencia Financiera), declaró que tiene una investigación abierta sobre las finanzas de los Legionarios de Cristo (se habían de cambiar el nombre, digo), lo que puede preocupar a muchos, pero muchos jerarcas católicos que de dar lata saben latín, latón y lámina acanalada.

Que alguien de su confianza le recuerde que lo contratamos para otra cosa, no para amarrar navajas.

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