Columna Política «La Feria», Sr. López (17-XII-19).- Tía Susana, del lado materno toluqueño (los católicos delirantes), era la máxima autoridad familiar en cuestiones de pureza y castidad. Antes de ir al cine, se le consultaba; ella decidía las compañías adecuadas para viajes de señoritas del clan; y todo mundo sabía que llevaba registro preciso de fechas de matrimonio y primer alumbramiento de todas las doncellas de la tribu. Se le temía. Pero la vida es caprichosa y sus dos hijas la obsequiaron con dos robustos bebés (uno de cada una), con progenitor por determinar y ‘status’ de ‘recogidos’ en su santo hogar; y nadie de la familia entera se atrevía a mencionar delante de ella nada relacionado con embarazos sin previas formalidades religiosas y civiles, así se tratara de un sucedido en otro país, porque de inmediato brincaba: -¡A mí nadie me echa indirectas! –y daba inicio a la relatoría precisa de los pecados privados de toda la parentela hasta la tercera generación. Tenía la piel en carne viva.
Se apresuró nuestro gobierno federal a negar en todos los tonos lo de los ‘agregados laborales’ yanquis en México que supervisarían la implementación de la reforma laboral mexicana. Así, de bote pronto, a la carrera, sin reflexión, siempre listos a neutralizar ansiosamente lo que a ellos parezca mancha su calidad suprema de inmaculados transformadores de la patria; sin tiento ni cautela, con sospechosa vehemencia, exhibiendo impúdicamente la permanente angustia que padece este gobierno por mantener -cuatro años nueve meses y 14 días más-, su autocomplaciente: ¡no somos de esos!, al tiempo que sostienen la versión más ortodoxa del neoliberalismo salinista más auténtico, declarándolo cancelado, eso sí, superado por siempre, ya en la ruta de una economía moral ajena a Ley de Ingresos y Decreto de Egresos.
La Casa Blanca, cumpliendo su palabra de darle prisa a la gestión para obtener la aprobación ante su Congreso del nuevo texto del T-MEC -corregido al gusto de los legisladores del partido demócrata-, el viernes pasado lo envió a su Cámara de Representantes, acompañado de la iniciativa de ley de ellos en la que se menciona la designación de hasta ‘cinco agregados laborales’.
El sábado, Seade, subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte y jefe negociador del T-MEC, declaró a las volandas y con cara de muy preocupado: “(…) desde luego no estamos de acuerdo (en la figura de ‘agregado laboral’), es innecesaria y redundante (…) México estudiará el establecimiento de mecanismos recíprocos”. Aparte le mandó una carta al representante comercial de EUA, Robert Lighthizer (cuyo texto publicó… no es elegante, digo); y avisó que el domingo salía volando (claro), para Washington (cosa que hizo).
El lunes, nuestro Presidente, en su conferencia mañanera, dejó muy claro que lo de los ‘agregados laborales’, no se incluyó en el nuevo texto nuevamente firmado, y calificó de ‘clandestina’ esa iniciativa de ley de otro país. A las maracas, don Marcelotzin Ebrard, coreó lo mismo: ¡… clandestinooos… clandestinooos!
Desde el Senado, don Monreal declaró tonante y gallardo que es ‘totalmente inaceptable’ esa iniciativa de ley remitida al Congreso de otro país, por el Ejecutivo de otro país (o sea: por alguna extraña razón, él supone que los países deben consultar a México sobre sus propias leyes: ‘tá bueno saberlo), y que nuestros aguerridos tribunos, listos para ensabanarse con la bandera para saltar como niños héroes, ‘rechazan ese mecanismo adicional al Protocolo Modificatorio del Tratado’ (que es el nombre bonito del cambio de T-MEC recientemente aceptado por México y ratificado por nuestros bilingües senadores antes de que se tradujera al español: ¡listo!).
El lunes se reunió don Seade con el Lighthizer. Salió ya con su zape en la nuca, diciendo: “El gobierno mexicano se da por satisfecho con la declaración del representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, acerca de que los agregados laborales no serán inspectores en materia laboral, sino que proveerán asistencia técnica y de cooperación.
Luego, el representante comercial de EUA (amor con amor se paga), publicó su carta de respuesta a don Seade (¡fue horrible!); en resumen dice que el gobierno de su país puede poner en las embajadas de su país a los empleados que le venga en gana. Y que de eso de los ‘agregados’, le recuerda que México en su embajada en Washington, tiene ‘agregados’ de la Secretaría de Gobernación (del ‘Interior’, le puso, ha de ser esa), de la Defensa, de Seguridad y Protección, del Fiscal General, del Cisen, de Economía, de Sagarpa, del SAT y de la Unidad de Inteligencia Financiera (la Inquisición de la 4T).
Remató de pecho don Lighthizer: los ‘agregados’ esos, sí están mencionados en el texto del nuevo acuerdo, nuevamente firmado por nuestro Ejecutivo y nuevamente aprobado por nuestro Senado.
O sea: qué pena con las visitas.
Los ‘agregados’ yanquis estarán en su embajada y obedecerán a sus jefes. Ya si algo de lo que hagan es dentro de nuestro territorio, necesitarán la autorización de nuestro gobierno, como siempre, faltaba más.
¿Qué pasó?… que tienen la piel muy fina, la conciencia intranquila y los fondillos embarrados.
Algo no anda bien. Se tienen que serenar. No están en riesgo de nada. Pueden disfrutar a sus anchas el inmenso poder que legalmente obtuvieron. Mire, por poner otro ejemplo: presentan síntomas claros de diarrea verbal, a causa del pestilente asunto del Genaro García Luna ya preso en los EUA, para vergüenza nuestra.
Por un lado la Fiscalía declara que le abrió carpeta de investigación; la UIF anuncia que acopia información para congelar cuentas de ese señor y sus cercanos; el Presidente urge a limpiar su gobierno de excolaboradores del García; el Presidente declara que NO se investigará a don García (el Fiscal General toma nota: su autonomía es tinta sobre papel… y el papel aguanta todo), y don Durazo asegura que sí están investigando. Ellos sabrán la razón pero este asunto les cortó hipo, digestión y sueño.