Columna Política «La Feria», Sr. López (12-XI-19).- En el Campo de Adiestramiento en que fue domado este menda (otros niños le decían casa), el ajedrez era sagrado. Todos los viernes se juntaban varios matrimonios; las señoras jugaban cartas; los matrimonios bien avenidos, dominó (a veces acababan mal avenidos); y cinco señores, separados de todos, en la sala, ajedrez, en dos mesas (el quinto, retaba). Ahí el silencio era absoluto. Una cosa estaba clara: López sénior no perdía, nunca. Una vez fue un ajedrecista profesional: López Sr. lo vapuleó. Los niños podían ir a ver a condición de estar callados y quietos. A veces el quinto señor, enseñaba a algún niño a jugar; este su texto servidor nunca aceptó, viendo, algo aprendió, pero su genético amor propio le impedía hacer el ridículo de perder y perder. Era mirón, nada más. Tres de los eternamente derrotados tíos (alguno ‘campeón de la Ciudad de México’), asimilaban caballerosamente los mates que López Sr. les asestaba con su cara de piedra; tío Agustín anotaba cada jugada para luego repasar (“he de aprender”, decía con buen humor), pero había un tío que sufría, su ego no toleraba tantas derrotas; una noche, el del teclado vio claramente que tomó su alfil de ‘negras’ y se comió una torre de ‘blancas’ de López Sr. quien impávido, alzó la vista, mudo, miró al tramposo, luego al del teclado que soltó con su voz de pito de entonces: -… era alfil de ‘negras’ –el tío tramposo aulló, se hizo el ofendido, algunas señoras asomaron la nariz. López Sr. acostó su Rey, se fue a acostar y jamás volvió a jugar con la familia. Pasaban los años y de repente, el tío Trampas decía mirando a este ya doncel: -Era de ‘blancas’ –tramposo, soberbio y necio.
No es desprecio, pero declara López que los asuntos de Bolivia le interesan menos que el campeonato anual de rugby en Nueva Zelanda. Sin embargo, es tema inevitable dado el rosario de metidas de pata que en nombre de nuestro país y en defensa del impresentable Evo Morales, comete nuestro gobierno.
Don Morales en 2005, ganó las elecciones para presidente de allá y empezó a gobernar el 22 de enero de 2006. Luego, el 21 de octubre de 2008, el Congreso de Bolivia cambió la Constitución y aprobó que el Presidente podría ser reelegido una vez -una- y especificó con todas sus letras que el primer periodo de don Morales era el iniciado en 2006. Ganó por segunda ocasión y dio inicio a su segundo y último periodo el 22 de enero de 2010, para gobernar hasta 2014. Punto.
Pero a la mitad de su segundo periodo, se le metió en la cabeza que el primero no contaba, porque fue electo con la Constitución anterior. Recurrió al Tribunal Constitucional que le dio permiso de reelegirse cuantas veces quisiera (total, para qué son los amigos). Evo se bailó una cueca paceña en la Constitución, se presentó a una tercera vuelta… y volvió a ganar, con el 60% de los votos (nada más).
Lo malo es que se engolosinó y cuando anunció su cuarta candidatura, ardió Troya. Convocaron a un referéndum realizado el 21 de febrero de 2016 y perdió: el ‘NO’, se impuso, pero, muy quitado de la pena, se volvió a postular por sus purititos folclóricos chones… y no solo eso, sino que estaba tan seguro de ganar que invitó a que la OEA (Organización de Estados Americanos), ‘vigilara y supervisara’ el proceso electoral (contra la opinión de sus opositores).
Pero en esta cuarta elección resultó que la gente no votó masivamente a su favor. Necesitaba 10% mínimo por encima del segundo lugar para no ir a una segunda vuelta… alguien le contó de Bartlett, paró las computadoras y al otro día: ganó con holgura.
La lástima es que la OEA invitada a supervisar emitió un documento de 13 hojas (cualquiera lo puede leer, no es secreto, búsquelo en San Google: https://www.oas.org › centro_noticias; Análisis de Integridad Electoral. Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia. 20 de octubre de 2019. Hallazgos preliminares. Informe a la Secretaría General), que es de dar pena: servidores para las computadoras no registrados, actas falsificadas, más votos que votantes y toda una ensalada de trampas mal hechas (a las carreras). Recomendación final de la OEA: repetir las elecciones. (Recomendación a nuestro gobierno: léanlo).
Don Morales tiró a la basura, por aferrarse al poder, el progreso real que propició: sus primeros tres años el producto interno bruto (PIB) creció un promedio del 5.2 %. Iba tan bien que el FMI determinó que el producto interno por cabeza se duplicó y en 2010 quitó a Bolivia de la lista de países de ingresos bajos y lo puso en el de ingresos medios. Pero ese mismo 2010 se le frenó la economía, le faltó dinero, eliminó subsidios a los combustibles, empezó con expropiaciones (petroleras, cemento, telefonía, electricidad), hubo escases de alimentos y protestas populares.
Y ya enamorado de sí mismo, contra el resultado del referéndum mediante el que su pueblo le dijo que NO se lanzara por el cuarto periodo presidencial, se aventó y aunque no perdió, tenía que ir a una segunda vuelta. ¡Qué flojera!, hizo trampa y ya ve en que acabó la cosa: muertos, el país descoyuntado y el tío Sam cantando ‘That’s life!’ (porque a los yanquis les cae en el hígado, con y sin razón, pero Evo solito se subió al ring contra King Kong… no apueste).
Metidas de pata de nuestro gobierno: reconocer su elección, cuando Bolivia ardía en protestas y la OEA reportaba fraudes mal hechos (hubieran contratado mapaches tenochcas, hay, buenos). Segunda metida de pata, hablar de ‘golpe de Estado’: no hay golpe, nadie tomó el poder político de manera violenta o repentina e ilegal (el Congreso de allá definirá qué se hace conforme a sus leyes); los militares y la policía solo dejaron de derramar de sangre por apoyar a un necio. Tercera metida de pata: asilar a un señor que renunció a seguir de Presidente. Muy su gusto. No parece que este sea el mejor momento para picarle el extremo inferior de su sistema digestivo al tío Sam.
Si Evo es su héroe y por ahí nos van a llevar, hay que poner las barbas en remojo.