Morelia, Mich., 03 de noviembre de 2019.- La cuenca de Pátzcuaro – Zirahuén, fundamental para la sustentabilidad de las localidades aledañas y en la cultura de los pueblos originarios, actualmente es salvaguardada por tres decretos de Área Natural Protegida (ANP).
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial (Semaccdet), la cuenca dispone de decretos como zona sujeta a conservación ecológica, para el caso del Cerro del Estribo Grande; zona de restauración ambiental, para Estribito del Cerro Colorado, ambos en el municipio de Pátzcuaro, y zona de restauración y protección ambiental, para el Cerro de San Miguel, en Salvador Escalante y Pátzcuaro.
La dependencia estatal detalló que el Cerro del Estribo Grande destaca por su capacidad de captación de agua, y alta permeabilidad del suelo, por la cobertura vegetal y la diversidad de su flora, lo que permite proveer servicios ambientales hídricos en la subcuenca del Lago de Pátzcuaro.
Por su parte, el Estribito del Cerro Colorado alberga especies de pino, encino, fresno y huizache, lo que posibilita la retención de sedimentos del Lago de Pátzcuaro, además que su cercanía con los núcleos poblacionales le hace factor para la infiltración de agua y la captura de gases de efecto invernadero.
Finalmente, el Cerro de San Miguel ofrece servicios ambientales en la subcuenca del Lago de Pátzcuaro y la cuenca del Lago de Zirahuén, como la regulación del clima, la conservación de los ciclos hidrológicos, control de la erosión, recarga de mantos acuíferos, preservación de escurrentías, captura de carbono, purificación de cuerpos de agua y protección de la biodiversidad.
No obstante, estos espacios son susceptibles a sufrir alteraciones derivadas de actividades humanas, como incendios forestales, tala clandestina y cambio ilegal de uso de suelo, lo que llevó a la emisión de los decretos de ANP.
La cuenca de Pátzcuaro – Zirahuén se conforma por siete municipios, que son Lagunillas, Huiramba, Tzintzuntzan, Quiroga, Erongarícuaro, Pátzcuaro y Salvador Escalante, por lo que comprende algunos de los puntos nodales de la entidad, no sólo en materia ambiental y ecológica, sino cultural e histórica.
La preservación de esta cuenca es así vital para garantizar la continuidad de un legado natural y cultural que nos ha sido dado en préstamo y en herencia para las futuras generaciones, rico en tradiciones, diversidad biológica y servicios ambientales.