22 de octubre del 2019.- La región, que alberga el 9% de la población del planeta, es la tercera en el listado de la pérdida de comida tras la zona de Asia meridional y central, y el área de América septentrional y Europa. Todo ese desperdicio de comida tiene un impacto en la huella de carbono, agua y tierra.
América Latina y el Caribe representa el 20% de la cantidad global de alimentos que se pierden desde la fase posterior a la cosecha hasta el nivel minorista, sin incluir a este último, según un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
El documento titulado Estado mundial de la alimentación y la agricultura 2019, señala que la región, que solo alberga el 9% de la población mundial, se sitúa tras la zona de Asia meridional y central, y el área de América septentrional y Europa, en el ranking del desperdicio de alimentos.
También indica que, en todo el mundo, las causas de la pérdida de alimentos difieren ampliamente a lo largo de la cadena de suministro de alimentos.
Las causas principales de pérdidas en la granja incluyen cosechar en el momento inadecuado, las malas condiciones climáticas, las prácticas erróneas en la cosecha y su manejo, y los desafíos que suponen la comercialización de los productos.
Las condiciones de almacenamiento inadecuadas, así como decisiones inapropiadas tomadas en las primeras etapas de la cadena de suministro, generan pérdidas significativas y una vida útil más corta a algunos productos.
Por otra parte, un almacenamiento en frío adecuado puede ser crucial para evitar pérdidas cuantitativas y cualitativas de alimentos.
Durante el transporte, una buena infraestructura física y una logística comercial eficiente son clave para evitar la pérdida de alimento.
El procesamiento y el envasado pueden desempeñar también un papel importante en la conservación de los alimentos, mientras que las pérdidas pueden ser causadas por instalaciones inadecuadas, así como por fallas en el funcionamiento técnico o por errores humanos.
Calorías perdidas
Centrándose solo en las pérdidas que ocurren en América Latina y el Caribe, la región pierde el 12% de sus alimentos desde la post cosecha hasta el nivel minorista, sin incluir este último, cifra ligeramente inferior que el promedio global, que alcanza el 14%.
Cuando se considera esta misma pérdida en términos de calorías, los países de la región pierden el 14% de las calorías que producen.
Huella de carbono, agua, tierra
Según el estudio, las pérdidas y desperdicios de alimentos tienen tres tipos de huellas ambientales cuantificables: de carbono, de tierra y de agua.
La huella de carbono de los alimentos es la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emiten a lo largo del ciclo de vida de los alimentos, expresado en dióxido de carbono (CO2). América Latina es responsable del 16% de la huella de carbono* mundial debida a las pérdidas de alimentos.
La huella de la tierra es la superficie de tierra necesaria para producir los alimentos. La región representa el 9% de la huella de la tierra mundial en cuanto al desperdicio de alimentos.
En términos de la huella de agua –la medida de toda el agua dulce utilizada para producir y suministrar los alimentos al consumidor final– la región responde por el 5% de la huella de agua mundial.
Iniciativas nacionales
La publicación destaca que varios países de la región han adoptado políticas para detener este problema: en 2017, por ejemplo, Chile estableció el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, con el fin de facilitar y coordinar estrategias para prevenir y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
De manera similar, Argentina creó un Programa Nacional para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos en 2015; desde entonces, más de 80 instituciones públicas y privadas se han unido para formar la Red Nacional para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.
Como parte del programa, se lanzó una campaña nacional llamada «Valoremos los Alimentos», que proporciona información y videos sobre cómo prevenir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
En Brasil, la red nacional de bancos de alimentos, Mesa Brasil SESC, ha entregado comida a más de 1,4 millones de brasileños a través de asociaciones público-privadas en más de 500 municipios en 2017, con alimentos que habrían acabado en la basura.
Además, el Banco Interamericano de Desarrollo ha creado la campaña #SinDesperdicio, una plataforma destinada a promover la innovación y mejorar la calidad de las intervenciones públicas sobre la pérdida y desperdicio de alimentos en la región, en la cual participan actores como la FAO, el Foro de Bienes de Consumo, la Red Global de Bancos de Alimentos, IBM y otras compañías.