Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (25-IX-19).- ¡Ay, mamachita! Decía el gran Adalberto Martínez “Resortes”. Tremenda cara de susto ponía el actor y cómico mexicano de cine y televisión, a quien parecía que se le saldrían los ojos a través de la pantalla.
La expresión viene muy a tono cuando los que vivimos en México no espantamos por algo que está sucediendo, y en este caso nos referimos a la inseguridad, convertida en un dolor de muelas para los últimos gobiernos, del PAN, del PRI y ahora de la Cuarta Transformación.
El asunto parece no tener arreglo, y lejos de disminuir, sentimos que cada vez está más cerca de nuestro entorno social en el que nos desarrollamos.
Salvo estados como Yucatán, Campeche, Tlaxcala y otras entidades como Chiapas, en la mayor parte de México la inseguridad es el pan de cada día.
Hemos insistido hasta el cansancio y de nuevo lo hacemos: quizá lo más preocupante es que a veces parecemos estarnos acostumbrando a esta inseguridad y violencia, a vivir con el ¡ay, mamachita…!
LA PERCEPCIÓN DE INSEGURIDAD
El INEGI volvió a presentar los datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2019 y de nuevo se nos vuelven a poner los pelos de punta. Son datos de la medición realizada en 2018, en medio del cambio sexenal, hay que aclarar.
“Se estima en 24.7 millones el número de víctimas de 18 años y más durante 2018. El 33.9% de los hogares del país contó con al menos un integrante víctima del delito también durante el mismo año.
En 93.2% de los delitos no hubo denuncia, o bien, la autoridad no inició una averiguación previa o carpeta de investigación”, dice el resumen de la ENVIPE, la cual, refleja el miedo que siente la gente en su casa, en las calles, en los cajeros automáticos y en los mismos bancos.
El delito que más se comete, según el sondeo realizado por el INEGI es la extorsión.
“La ENVIPE 2019 estima que los principales motivos que llevan a la población víctima de un delito a no denunciar son por circunstancias atribuibles a la autoridad, tales como considerar la denuncia como pérdida de tiempo con 31.7% y la desconfianza en la autoridad con 17.4 por ciento”.
Quiere decir que, a pesar de que estamos conscientes del incremento de los delitos y vivimos con el ¡ay, mamachita! todos los días, cuando ocurre un delito preferimos no denunciar porque consideramos que no servirá de nada.
UN HOMICIDIO DOLOSO CADA 15 MINUTOS
Otro indicador muy claro de lo que está sucediendo en México en materia de inseguridad es el aportado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el último reporte indica que el agosto que acabamos de vivir es el peor desde que se contabilizan los delitos que se cometen en la República Mexicana.
Se cometió un homicidio doloso cada 15 minutos con un promedio de 100 diarios.
Los mayores estados con homicidios dolosos, y eso se basa en las carpetas de investigación iniciadas por las autoridades, son: Guanajuato, Estado de México, Baja California, Jalisco y Guerrero, por citar a algunos.
Tabasco, la tierra del Presidente de México, también ha crecido en cuanto a homicidios dolosos, lo cual quiere decir que la delincuencia no respeta zona geográfica ni colores partidistas de quienes gobiernan.
Solo Yucatán y Campeche se mantienen a la cabeza como los estados más seguros.
En delitos como el secuestro, lo peorcitos son Veracruz, Estado de México y la Ciudad de México.
Veracruz, uno de los estados más bellos y otrora ricos, viene arrastrando una secuela violenta por los pésimos gobernantes que le han tocado.
La Ciudad de México, con todo y que ha sido gobernado por la izquierda y ahora está en manos de Morena, también cojea de este delito tan delicado por todo lo que implica.
En delitos como extorsión, de acuerdo con el análisis realizado por Carlos Penna, director de TResearch para el periodista Joaquín López Dóriga, los estados que más padecen este problema son Morelos, Querétaro y Tabasco.
Como se puede ver, seguimos en las mismas, seguimos aludiendo a “Resortes” con el ¡ay, mamachita…!