Columna Política «La Feria», Sr. López (14-VIII-19).- Un simpático grupo de muchachos yanquis llegó al entonces D.F. a predicar la palabra del Señor. Todos de traje y corbata, formalitos y muy educados. La esplendorosa tía Tina (Ernestina), convenció a su marido, tío Óscar, de alojar a tres de ellos en su casa. Eran seriecitos y bien portados. La hija mayor de los tíos, Tinita, cimbreante y grácil como su mamá (guapas de sacarle resina a un poste de telégrafos olvidado en el desierto de Altar, Sonora, en 1910), se puso de novia del mayor de todos, como de 21 años, quien no aceptaba conversar con ella si no estaba presente su mamá. Todo era corrección. Un mal día, anunciaron los tres cristianos jóvenes que salían a la sierra de Durango para dedicar tres meses a llevar la Buena Nueva a una tribu olvidada de Dios (hasta ese momento). Invitaron a Tinita, comprometiéndose a “cuidarla”. Tío Óscar, seguro de las sólidas virtudes de los jóvenes, pero sabedor de las trastadas que juega nuestra madre Natura (especialmente en esas edades), consideró que era mucho el riesgo (eran los años 60 del siglo pasado y el ‘riesgo’ ya imagina usted qué era). Triste Tinita, triste el joven, tristes todos, a tía Tina se le ocurrió que ella podría ir junto con su hija, hacer también labor cristiana y cuidar de la doncella. Tío Óscar aceptó. Salieron y regresaron a los tres meses y pico, Tinita con cara de ira y tía Tina colorada, nomás le dijo a su esposo: -¡Ay, Óscar! –y a los siete meses la tía tuvo un nene rubio, de ojos azules, que no se parecía en nada al tío, su papá oficial. Sabido el inocultable caso, el abuelo Armando, dijo en un susurro: -… por andar confiando –pues sí… pues ni modo.
Por confiar en la rigurosa legalidad de nuestro Poder Judicial y en la rectitud de intenciones de esa institución de buena fe llamada Fiscalía General de la República (FGR), desde ayer está en la cárcel Rosario Robles. Pues sí, pues ni modo.
Caso curioso este de la ‘Estafa Maestra’: los que se supone cometieron los ilícitos no están detenidos ni han sido acusados por la FGR, pero la doña Robles, por no cuidarles las manos, está sujeta a proceso. Caso curioso porque luego no vaya a pasar que quienes finalmente acusen de haber cometido el fraude, resulten inocentes y doña Chayito vendría a estar sujeta a proceso y en la cárcel por omisión en un ilícito inexistente. Caso extraño pues es delito que no alcanza prisión, pero mientras ven si es culpable, estará en prisión para que no huya. ¿Huir de qué si no alcanza prisión?
La medalla de oro, diploma y campeonato mundial de la Ingenuidad, por aclamación del respetable, corresponden al equipo de abogados de doña Chayito.
Nuestro Presidente dijo ayer sobre esto que es un logro que no haya impunidad y agregó que ahora hay “un Estado de derecho y no de chueco”. ¡Qué bueno!
Nuestro Presidente en octubre de 2018, cuando le criticaron que cerca de él andan algunos de tufo agrio, dijo: “(…) si han cometido errores, que todos los seres humanos merecemos una nueva oportunidad. No es posible que el que cometa un error ya está condenado a la marginación, a estar estigmatizado de por vida (…)”
Nuestro Presidente, el 3 de agosto de 2019, en el Hospital Rural de Metepec, también dijo: “Estamos estigmatizando la corrupción, porque antes se robaban el dinero, había corrupción y los corruptos no perdían ni siquiera su respetabilidad (…)”. Nota del traductor: aplica una o la otra según determine el señor. En el caso Robles, aplica esta, sí.
Nuestro Presidente -Veracruz, enero de 2018-, dijo: “Cuando hay antecedentes de corrupción, no debe de permitirse que participen, porque Morena es un referente moral y tiene que cuidar mucho su imagen (…).
¡Espléndido!… nada más hay que correr un tupido velo sobre los antecedentes de algunos:
José Luis Abarca, señalado ante AMLO por militantes, pobladores y precandidatos, durante su campaña 2012 como gente ligada a los narcos. AMLO dijo que “no podía hacer nada” (fue elegido democráticamente conforme a los estatutos de Morena). Luego vino lo de los 43 que faltan. Pelillos a la mar.
Rigoberto Salgado Vázquez, jefe delegacional en Tláhuac por Morena –de 2015 a 2018-, candidato, siendo investigado de posibles vínculos con el narco Felipe de Jesús Pérez.
Miguel Ángel Navarro, senador por Morena, al ser nominado candidato pesaban sobre él acusaciones de tener vínculos con el exfiscal Édgar Veytia, en juicio en los EUA por narcotráfico.
Salomón Jara Cruz, senador de Oaxaca por Morena, candidato con todo y tres procesos administrativos por el desvío de recursos.
Hay que abreviar: Lino Korrodi (el de los Amigos de Fox); Félix Salgado Macedonio, el famoso ebrio que se lio a golpes con policías de la CdMx, estelar sabandija de la política en Guerrero, actual coordinador estatal del partido por decisión de los guerrerense (dijo AMLO: “… no entienden los de la mafia del poder y sus achichincles, piensan que son imposiciones. Son procesos democráticos…”); René Bejarano, el señor de las ligas (enmudece el palenque).
José Luis Pech, actual senador por Morena, acusado de participar en la venta irregular de un terreno de más de 36 hectáreas de la Universidad de Quintana Roo, en Tulum; al designársele como candidato, 10 de los 11 comités municipales de Morena desconocieron su nombramiento al considerarlo parte del “reciclaje de políticos corruptos”. Pues ya es Senador.
Víctor Hugo Romo, actual alcalde la Miguel Hidalgo por Morena; candidato a pesar de la denuncia de la entonces delegada de ahí, Xóchitl Gálvez, por irregularidades en la enajenación de obras públicas.
Hay más. No caben. Quédese con estas dos últimas perlas: Marcelotzin Ebrard, del que no se sabe si se le manchó el plumaje por todas las irregularidades de la Línea 12 del Metro (en lugar de 15 mil millones de pesos, costó a 25 mil), por lo que residió en Francia desde 2015. Hoy, Canciller de todos nosotros.
Y Manuel Bartlett, quien pasó de fétido priista roba elecciones a flamante director de la CFE.
¡Viva la presunción de inocencia!