Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (02-VII-19).- Mientras escribíamos para esta publicación, la plancha del Zócalo de la Ciudad de México se comenzaba a llenar de miles de seguidores de Andrés Manuel López Obrador, quien con apenas seis meses en el cargo de Presidente, celebró un año de su triunfo.
En aquel primero de julio de 2018, hasta Enrique Peña Nieto, entonces Presidente de México, tuvo que salir a aceptar que su partido, el PRI, tendría que irse nuevamente de Los Pinos. Los números no le favorecieron a su candidato.
Hace un año, todo era fiesta para los simpatizantes del tabasqueño que votaron por la fórmula encabezada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), un partido que apenas cuatro años antes había nacido como “la esperanza de México”.
Hoy, a pesar de que no todo le ha salido como quisiera, Andrés Manuel López Obrador sigue teniendo una altísima popularidad que, ya quisiera cualquier político de los sexenios panista y priísta.
Los resultados de encuestas publicadas por El Economista, SDP, De las Heras Demotecnia, sitúan al ex jefe de Gobierno del extinto Distrito Federal con una aprobación de entre el 60 y el 70 por ciento.
Es cierto, no es la misma popularidad que en diciembre, cuando la expectativa estaba por los cielos; sin embargo, sigue siendo muy elevada. Continúa la luna de miel…
NO ECHAR LAS CAMPANAS AL VUELO
El domingo, en uno de los pocos ejercicios de autocrítica que hemos escuchado al Presidente de México en los primeros seis meses de gobierno -pocos para hacer una evaluación clara y precisa-, reconoció que la situación de la inseguridad está complicada y difícil.
Convencido de que agrupar en una sola corporación a militares, marinos y policías federales, dará el resultado esperado, Andrés Manuel López Obrador tomó protesta a unos 70 mil elementos de la Guardia Nacional que hará presencia en 150 regiones del país.
El Presidente sabe que si no hay resultados en el mediano y largo plazo, como ha ocurrido con otros mandatarios mexicanos, el tema de la inseguridad podría marcar su sexenio.
Hasta el máximo jefe de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, pidió el mismo domingo no echar las campanas al vuelo y ser prudentes con las expectativas generadas por esta corporación que, ahora, además de combatir a la delincuencia tiene que intervenir en labores de contención de la oleada migratoria.
No esperen, dijo con mucha responsabilidad, resultados en el corto plazo, lo cual nos indica que el “arroz no está para bollos”.
Apenas un día después del anuncio de la entrada oficial en funciones de la nueva corporación, en uno de los accesos a Villahermosa, Tabasco, la tierra del Presidente de México, un grupo delincuencial colocó mantas en rechazo a la Guardia Nacional y quemó varios vehículos.
EN EL BOLSILLO
A pesar de que, insistimos, la popularidad del Presidente de México sigue muy alta, uno de los temas que podría también causar ruido y desinflar las expectativas generadas por un “cambio de régimen” es la economía.
Los programas sociales, si bien se han multiplicado, no han terminado de aterrizar en todos los sectores.
Basta poner como ejemplo el tema de las Becas Benito Juárez, las cuales, a pesar de que el ciclo escolar está por concluir, no terminan de llegar.
En general, la economía del país, con todo y los recortes presupuestales y de personal, supuestamente para que haya más dinero para los programas sociales, no ha crecido lo suficiente.
La gente siente que no hay suficiente flujo de efectivo y eso se nota en el gasto general, particularmente en estados como Chiapas, donde la economía depende mucho del gasto que realice el gobierno, pero aún así sigue la luna de miel…