Columna Política «La Feria» Sr. López (21-V-19).- Leer sobre el movimiento de la CNTE, sus huelgas, bloqueos y exigencias es menos atractivo que leer una ‘Antología de humor alemán’, pero si me tiene usted un poquito de paciencia, verá que nos interesa a todos. Lea.
Las absurdas huelgas no deberían ser legales, como no son las del ejército, la policía ni los operadores de las torres de control de los aeropuertos, las funciones esenciales y de tan gran importancia para el país, carecen de ese derecho. Además, salvo sainetes y torpezas modelo ulises ruiz ortiz (con minúsculas) que incendió al estado, costó vidas y deshizo la economía de la entidad, de ahí en fuera, ni quien haga caso.
En México “problema educativo” es como hablar de futbol en Brasil: tema de todos los días. Y pareciera que cada presidente trae la fórmula secreta para arreglar ese perpetuo despelote de la CNTE.
Hace 10 años, Vicente Fox prometió la “revolución educativa”… ¡padre! Se pusieron en marcha los Enciclomedia, Escuelas de Calidad y Formación Continua de Maestros; crearon 73 mil 117 plazas docentes para preescolar, primaria, telesecundaria, educación especial y física, y un millón 400 mil plazas para maestros de secundaria.
Para amacizar la “revolución”, se firmaron entre el gobierno federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el Compromiso Social por la Calidad de la Educación en 2002, y la Alianza por la Calidad de la Educación en 2008.
Por su lado, la Conferencia Nacional de Gobernadores acordó en 2004 establecer una sola mesa nacional de negociación, porque los maestros arreglan salarios con la federación y prestaciones con los estados, de modo que hemos llegado a absurdos como que por 200 días de clases al año, los maestros reciben en Colima, 515 de salario; en Aguascalientes, 505; los del Estado de México, 498 días; Tabasco, 495; y en el Distrito Federal 460 días de salario por los 200 que supuestamente trabajan (sin descontar marchas, manifestaciones, mítines o huelgas). En Oaxaca, uno de los estados más pobres del país, los profes reciben 90 días de aguinaldo, 15 por la celebración del Día del Maestro, 9 días económicos, cinco por ajuste de calendario (??), despensa y cena de Navidad… bueno, mal no les va… pero no tienen llenadera.
Para darle cuerpo al caldo, en tiempos de don Chente, en el Congreso de la Unión se aprobaron 15 reformas legales y una constitucional (para hacer obligatorios tres años de preescolar)… con todo esto y 3 billones 167 mil millones de pesos después, ahí sigue “el problema magisterial”. Nada sirvió para nada distinto a gastar cantidades astronómicas de dinero, porque el problema aparte de todo, es un negociazo… o al revés: es un negociazo el problema… ¿quién lo va a querer resolver? Nada más para que le calcule: en el último año de Fox, “equiparar” el sueldo de los docentes que trabajan en “zona cara” con sueldo de “zona barata”, importó de 41 mil millones de pesos, cifras monstruosas.
Nada cambió.
El asunto es que el “problema educativo” es un problema político, porque un sindicato corporativo con más de un millón de afiliados es una fuerza política (y si no me lo creen, pregúntenle a Madrazo y a Calderón). La única verdadera solución de fondo es política, pero es imposible e impensable: municipalizar la educación y desaparecer el sindicato nacional. La Secretaría de Educación Pública federal mantendría la rectoría y evaluación en todo lo académico, pero los patrones serían los ayuntamientos… quiero ver a un maestrito faltista, huelguista o perezoso estándar, yendo a que le paguen su sueldo: a patadas lo iban a sacar del Palacio Municipal. Las autoridades estatales no deben intervenir, sino representando a la federación, lo demás son triangulaciones ociosas, laberintos burocráticos. Los municipios en directo, nada más.
Y la CNTE, la “Coordinadora”, es usufructuaria del despelote nacional.
¿Tienen razón en algo los dirigentes sindicales de los maestros?… sí, en mucho, al reclamar mejores instalaciones, útiles didácticos, capacitación… pero salvo prueba en contrario, al gobierno federal le importa más el clima en Hawaii, que las condiciones en que trabajan los maestros y las que pasa el alumnado. Tan es así que ahí están las inmensas carencias físicas de los planteles, la impreparación de tantos maestros, el bajo aprovechamiento de los alumnos y que el país sea el que lo paga y lo va a seguir pagando.
Lo de Oaxaca cuando el tal Cué no fue moco de pavo. Se aglutinaron a todas las fuerzas políticas, se derrotó al pri de ulises ruiz (con minúsculas, por favor), llegó a Gobernador… y el problema educativo, como el monstruo de Monterroso, ahí siguió, igual, ajeno a la aparente concordia política estatal, inmune al entusiasmo popular por la democracia: es muy claro el divorcio entre la subjetiva realidad política y la objetiva problemática social. Y peor: a los promotores de los problemas sociales les es indiferente quién y cómo llegue al poder, su oficio es que los problemas no se resuelvan.
Llegó la súper Reforma del sexenio pasado. Ya se reformó la reforma. El triunfo electoral del actual Presidente de la república fue arrasador… y le están aplicando la misma receta.
El problema educativo no es eso, es un problema político. Ahí está el problema. Unos, cuidan sus intereses políticos, otros el monopolio de los problemas. El país va al caño.
Hay un modo de acabar de tajo con esto: cero pesos y cero centavos a los “dirigentes”, Cuando la cosecha de tanto desgarriate sea cero, pero, cero, hecho con compás. Perderá todo atractivo sembrar problemas, rechazar soluciones.
En este sexenio se ha tenido más paciencia de la aconsejable con la CNTE, por miedo a… por cierto: ¿por miedo a qué?: los de la CNTE, son fracción numerosa, pero porcentualmente muy menor respecto del Sindicato Nacional… si siguen con los trapitos calientes, llegaremos al 2024 con esto igual pero peor, hasta que sea insostenible. A los agitadores profesionales hay que aplicarles eso de “Si no nos dejan soñar, no los dejamos dormir”.