22 de enero del 2019.- Bajo las aparentes tranquilas aguas superficiales de la economía mundial, se ocultan varios peligros de carácter político y económico, entre otros la guerra comercial entre Estados Unidos y China y el Brexit. Pero más allá de esos riesgos a corto plazo, otros más profundos, como la deuda y el cambio climático, amenazan la sostenibilidad misma del crecimiento. Además, en 2018 hubo un fuerte descenso de la inversión a nivel mundial.
The World Economic Situation and Prospects 2019* (Situación y perspectiva económica mundial en 2019), publicado este lunes, proyecta un crecimiento medio del 3 % para este año y el que viene, variando entre el 2,5% y el 2% previsto para los Estados Unidos y el 6,3% y 6,2% para China.
Sin embargo, el informe advierte de una serie de retos macroeconómicos que afrontan los dirigentes mundiales para lograr los objetivos con los que se comprometieron en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible e identifica al menos ocho grandes amenazas a la economía en este momento.
Aunque en su mayoría los indicadores económicos permanecen favorables, no cuentan toda la verdad. The World Economic Situation and Prospects 2019 subraya que, detrás de esos números, se puede discernir un cúmulo de riesgos a corto plazo que amenaza las perspectivas de crecimiento mundial”, se lee en el informe.
Los riesgos a corto plazo, en su mayoría interconectados, incluyen:
- el aumento de las disputas comerciales
- la volatilidad de los mercados
- el ajuste de las políticas monetarias
- el estrés de los mercados financieros
- las actuales tensiones geopolíticas
Guerra comercial Estados Unidos-China
Entre las disputas comerciales figura a la cabeza la que mantienen Estados Unidos y China: “una guerra comercial completa” entre ambos países “tendría graves efectos económicos”, avisan los expertos.
“Los riesgos de las tensiones comerciales pueden persistir por un periodo extendido. El impacto de una espiral de tarifas adicionales y represalias puede ser significativo y causar una desaceleración de las inversiones, una subida de los precios y un descenso en la confianza en los negocios. Aunque la magnitud de tal impacto es difícil de proyectar y depende de la extensión y profundidad de las disputas, unas tarifas aduaneras mayores pueden tener consecuencias negativas para el crecimiento nacional y mundial”.
Un crecimiento menor de China y Estados Unidos puede reducir, además, la demanda de materias primas y afectar las economías de exportadores tradicionales como África y América Latina.
El peligro derivado del Brexit
Otro motivo de preocupación es la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea: “el posible fracaso de los legisladores para finalizar los acuerdos legales para el post-Brexit plantea riesgos adicionales a la estabilidad financiera”.
Como muestra de lo que está en juego, el documento cita una información del Banco de Inglaterra en la que se asegura que numerosas firmas de la Unión Europea tienen contratos de derivados (productos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo) por valor de 69 billones de libras esterlinas, de los que 41 billones vencen después de marzo de 2019, cuando en principio se habrá producido el divorcio entre el bloque europeo y el país insular.
“En la ausencia de directrices legales y operativas, las compañías y bancos de la Unión Europea pueden perder el acceso al mercado para liquidar los derivados, lo que podría interrumpir los servicios financieros transfronterizos. Esto podría tener un gran impacto para los sistemas financieros de la Unión Europea con riesgo de contagio a otras regiones dadas la prominencia de sus entidades en los flujos monetarios transfronterizos.”
Otro peligro lo plantea un potencial aumento rápido de los tipos de interés y un encarecimiento del dólar, lo que exacerbaría las fragilidades de algunos países, “llevando a un mayor riesgo de angustia financiera”.
Riesgos más profundos
Pero sobre todo, el informe alerta sobre “la sostenibilidad del crecimiento económico ante los crecientes desafíos financieros, sociales y ambientales” más profundos:
- Deuda: los niveles de deuda pública y privada continúan aumentando
- Desigualdad: el crecimiento no alcanza a menudo a las personas que más lo necesitan
- Cambio climático la transición hacia la producción y el consumo sostenible ambientalmente no se está produciendo con la suficiente rapidez y los impactos del cambio climático son cada vez más extendidos y más agudos
“Los altos niveles de desigualdad son la mayor barrera para el logro de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, indica el informe, que añade que, con los persistentes niveles de desigualdad, la meta de acabar con la pobreza en el 2030 “se está haciendo más difícil de alcanzar”.
Para corregir la situación es necesario, según el informe, “ensanchar el acceso a la educación y mejorar su calidad”. También señala que “las políticas laborales, tales como el aumento del salario mínimo y la extensión de la protección social, han demostrado elevar los niveles de vida de quienes tienen menores ingresos”.
Para luchar contra la desigualdad, el documento propone, además, el desarrollo de la infraestructura rural, a través de la inversión pública en el transporte, la agricultura y la energía.
En cuanto al cambio climático, el documento asegura que para evitar cambios sustanciales en los actuales sistemas humanos y naturales, las emisiones de carbono deben empezar a reducirse bastante antes de 2030, por lo que “se necesita un cambio rápido en la forma en que el mundo alimenta el crecimiento económico”.
Riesgos para América Latina
Aunque se espera que el crecimiento en América Latina y el Caribe se recupere y alcance un 1,7% en 2019 y un 2,3% en 2020, existen tres principales asuntos que mantienen en jaque la economía de la región:
- La debilidad de varias economías, como la de Venezuela
- El limitado espacio para las políticas macroeconómicas pese a que algunos países necesitan un importante ajuste fiscal
- El avance social está en riesgo debido al pobre desempeño económico prolongado
“El desempeño económico de América Latina y el Caribe en el último año cayó bien por debajo de las expectativas. En términos per cápita, el PIB anual de la región se estancó en 2018. Esto significa que el PIB per cápita no ha crecido durante cinco años consecutivos, lo que subraya la dificultad a la que se enfrenta para lograrun robusto camino de crecimiento después del colapso de los precios de los productos básicos. Mientras que el pobre rendimiento del crecimiento agregado refleja un alto grado de vulnerabilidad a choques externos e internos en partes de la región, también es indicativo de una debilidad de larga data muy arraigada en la productividad”, se lee en el documento.
Fuerte caída de las inversiones
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo también ha publicado este lunes su informe Global Investment Trends in 2018 and Prospects for 2019 (Tendencias de las inversiones globales en 2018 y perspectivas para el 2019) en el que señala que las inversiones extranjeras directas cayeron el año pasado un 19%, hasta 1,2 billones de dólares.
El declive se concentró principalmente en los países desarrollados, donde esas inversiones se contrajeron un 40%, sobre todo debido a las repatriaciones de las ganancias acumuladas por las multinacionales estadounidenses. Esto causó un descenso sin precedentes del 73% en los flujos hacia Europa, que solo recogió 100.000 millones de dólares, una cifra que no se conocía desde 1990.
En contraste, las inversiones extranjeras directas a los países en desarrollo tuvieron un buen comportamiento con una subida del 3%.
*Preparado conjuntamente por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.