08 de enero del 2019.- “Lo primero que he pensado yo ha sido que me iba a morir. Me han dicho que tenía cáncer, no sabía qué hacer. He entrado al baño del hospital y lloraba…”, dice Fanny Rodríguez, una mujer de Bolivia que pudo sobrevivir al cáncer cervicouterino, una enfermedad que afecta a 72 millones de mujeres cada año y que aparece, por lo general, alrededor de los 40 años.
Desafortunadamente, no todas sus víctimas corren con la suerte de Fanny y, sólo en América Latina y el Caribe, 34.000 mujeres mueren cada año debido al padecimiento.
Lo más lamentable es que esas muertes se pueden evitar con medidas preventivas como la vacunación, el tamizaje y el tratamiento de lesiones precancerosas.
Para concienciar a la población femenina sobre la importancia de la prevención y alentarla a realizarse exámenes periódicos, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), lleva a cabo la campaña “Es hora de poner fin al cáncer cervicouterino”, que brinda materiales, información e historias de mujeres como Fanny.
Su origen es un virus
A diferencia de otros tipos de cáncer, el del cuello del útero se debe a un virus muy común, el del papiloma humano, explica Silvana Luciani, jefa de la Unidad de Enfermedades no Transmisibles de la OPS.
“Es una enfermedad que empieza con una infección producida por el virus del papiloma humano (VPH). Es un tipo de cáncer que se desarrolla muy lentamente después de una infección con el virus, que se transmite por contacto sexual. La persistencia de la infección es la que da lugar al cáncer del cuello del útero”, señala.
Pero la infección que deviene en cáncer es asintomática, agrega Luciani.
“La infección no tiene síntomas per se. Tener una infección por VPH no es malo, el problema es la persistencia. ¿Cómo puede saber una mujer si tiene una infección persistente? Con una prueba de VPH. Por eso es tan importante que todas las mujeres de 30 años en adelante acudan a los servicios de salud para hacerse un Papanicolau o una prueba de VPH.”
La buena noticia es que, si bien el virus es común, no todos sus tipos causan cáncer, de ahí la importancia de realizarse una prueba para detectarlo.
Además, existe una vacuna para prevenir el virus.
“La vacuna contra el VPH se administra a las niñas entre los 9 y 14 años, es decir, antes de que inicien su vida sexual”, subraya Luciani.
Que nada te detenga
Que nada te detenga, dice la campaña de la OPS a todas las mujeres de nuestra región, porque esos cuidados y pruebas pueden salvar vidas aun cuando el virus del papiloma humano ha causado ya una lesión precancerosa, como le ocurrió a Fanny Romero, de Honduras.
“La doctora me dijo que mi examen había resultado positivo. Al principio sentí dentro de mí algo fuerte. Luego, le dije a la doctora “dígame si me voy a morir o si no me voy a morir”. Me respondió que todavía no se había convertido en cáncer y me dio a leer un folleto para ver si estaba de acuerdo con el tratamiento, entonces le dije que sí, que estaba de acuerdo”, relata Fanny.
La campaña de la OPS presenta la historia de mujeres como Fanny en Bolivia, o Fanny, en Honduras, además de materiales e información para sensibilizar a la población sobre la importancia de vacunar a sus hijas contra el virus del papiloma humano o de realizarse exámenes periódicos para evitar que el cáncer de cérvix trunque la vida de las mujeres.
Después de todo, recalca Silvana Luciani, se trata de una enfermedad prevenible.
“A largo plazo, tenemos la visión de eliminar el cáncer cervicouterino”, concluye.