29 de junio del 2018.- Se prevé que para 2030, cerca de 2300 millones de personas requerirán cuidados, acentuando la desigualdad de género en un sector donde las mujeres ya realizan «más de las tres cuartas partes» de todo el trabajo no remunerado. La Organización Internacional del Trabajo alerta que resulta necesario duplicar las inversiones en este tipo de asistencia para prevenir una crisis inminente.
En el mundo, se dedican 16.400 millones de horas diarias a los cuidados no remunerado, lo cual equivale a 2000 millones de personas trabajando ocho horas diarias sin recibir remuneración alguna.
A pesar de que la contribución de los hombres al sector ha aumentado a lo largo de los últimos 20 años, según el informe Trabajo y empleo en el sector de la prestación de cuidados para el futuro del trabajo, las mujeres tienen a su cargo el 76,2 % de las horas de este tipo de atención, más del triple que los varones.
Para 2030, se estima que el número de personas que requieren atención doméstica llegará a los 2300 millones, lo que podría agudizar todavía más la desigualdad de género.
«Si no se abordan de manera adecuada los déficits actuales en la prestación de cuidados y en su calidad, se generará una crisis del cuidado global insostenible y aumentarán aún más las desigualdades de género en el mundo del trabajo», ha declarado la principal autora del informe, Laura Addati, una de las autoras del documento.
Mujeres al cargo de los cuidados
Los ciudados domésticos no remunerados constituyen el principal obstáculo para que las mujeres se incorporaren al mercado laboral o progresen profesionalmente. En 2018, 606 millones de mujeres en edad de trabajar declararon que no habían podido hacerlo debido a que tenían a niños o personas de edad avanzada a su cargo. Sin embargo, solo 41 millones de hombres dijeron que no formaban parte de la población activa por el mismo motivo.
“A este ritmo, serán necesarios 210 años para acabar con las diferencias entre ambos sexos en la prestación de cuidados en estos países. La lentitud de los cambios cuestiona la efectividad de las políticas pasadas y actuales para hacer frente a la extensión y distribución del trabajo de cuidado no remunerado a lo largo de las dos últimas décadas”, declaró Shauna Olney, jefa del Servicio de Género, Igualdad y Diversidad y de OITSIDA de la Organización Internacional del Trabajo.
De acuerdo con los estudios, esto no se responde a sus deseos o decisiones. La mayoría de las mujeres prefieren trabajar en empleos remunerados, incluso aquellas que no forman parte de la fuerza de trabajo, y los hombres están de acuerdo. Si embargo, estas mujeres encuentran serias dificultades a la hora de conciliar la vida familiar y profesional debido a la falta de servicios de cuidado asequibles. Este es el caso de la mayor parte de los países de África, América Latina y Asia, donde los servicios de cuidado de larga duración prácticamente no existen.
“Esto implica que un gran número de mujeres podría incorporarse al empleo remunerado gracias a las políticas de acceso universal al cuidado, servicios e infraestructura”, destacó Shauna Olney.
Economía informal
El informe muestra también que parte de estas mujeres, con frecuencia migrantes, trabajan en la economía informal en condiciones precarias y mal remuneradas.
En diversos países, los trabajadores de la salud emigran para obtener mejores condiciones de trabajo e ingresos más altos que en sus países de origen. No obstante, el reconocimiento y la certificación de sus calificaciones constituyen grandes obstáculos para poder incorporarse al sector de la salud y muchos acaban dedicándose al trabajo doméstico.
Las mujeres con responsabilidades de cuidado tienen además más probabilidades de trabajar por cuenta propia y de estar ocupadas en la economía informal, y menos probabilidades de cotizar al régimen de seguridad social.
“Una ruta más fácil para la prestación de cuidados significa reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidado no remunerado y alcanzar el trabajo decente para los cuidadores, incluidos los trabajadores domésticos y migrantes”, declaró Laura Addati.
¿Cuál es la solución?
El informe propone aumentar el gasto público y privado en servicios de cuidado hasta 18.400 millones de dólares o hasta el 18,3 % del total del PIB previsto para crear 475 millones de empleos en educación, salud y trabajo social de aquí a 2030, es decir, 269 millones de nuevos empleos en comparación con 2015.
“Los empleos de baja calidad para los cuidadores dan lugar a una prestación de cuidados de baja calidad. Nuestro informe llama a modificar radicalmente las políticas macroeconómicas, de cuidado, protección social, trabajo y migración”, concluyó Laura Addati.