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En Michoacán la cosa está que arde

Columna «Sendero Político», Por José Cruz Delgado (02-III-18).- El gobierno de Michoacán, al parecer capturó a presuntos integrantes del crimen organizado y eso desató la ola de violencia en una parte de la región de Tierra Caliente donde hubo desde bloqueos hasta quemas de unidades causado pánico entre sus habitantes, y no es para menos, es una reacción lógica, no es la primera vez que esto sucede, pero sea como sea la violencia está presente, sin embargo, hay que reconocer que las autoridades tanto estatales como federales actuaron con prontitud y lograron desactivar los bloqueos sin que se registraran víctimas que lamentar por ambas partes.

Los propios lugareños dicen que en la zona de Apatzingán “la cosa está que arde” pero que no son hechos que se den cotidianamente, que eso sucede cuando la autoridad detiene a alguien importante de “la maña” y que regularmente la gente trabaja en paz.

“Los que nos dedicamos a trabajar honestamente no tenemos que temer, que teman los que andan en malos pasos”, señalan. La mayoría somos gente que trabaja en varias actividades como corte de melón, limón, mango y otras cosas de la agricultura y si no nos metemos con nadie tampoco se meten con nosotros, dicen.

Enrique Guerra Manzo, autor del artículo La violencia en Tierra Caliente, Michoacán 1940-1980, señala que es más fácil comprender la violencia en Tierra Caliente si se distinguen sus diversas oleadas y modalidades que se dan cita. De un lado una violencia instrumental (que a su vez debe desglosarse en violencia agraria, delincuencial, siembra y trasiego de enervantes) y, de otro, una violencia ritual (expresada ante todo en vendettas, pistolerismo y juegos de honor en el agro michoacano). Cada una de esas formas de violencia tiene su propia lógica y temporalidad, pero tienden a entrelazarse todas ellas, a veces con más intensidad y otras con menos, en diferentes momentos del período elegido.

He tenido la oportunidad de conocer algunos personajes de Apatzingán y todos me contaban que antes todo era diferente, que la gente es muy trabajadora y “derecha” y que las cuestiones personales se resolvían frente a frente y sin rencores y no venganzas familiares posteriores, pero que lo malo fue cuando empezó a llegar gente de fuera, y es ahí donde empezó a descomponerse el municipio.

Bueno, sea como sea, el gobierno de Silvano está enfrentando un clima de violencia que no es de ahora, de este gobierno, pues prácticamente data del gobierno de Víctor Manuel Tinoco Rubí y se agudizó con Lázaro Cárdenas Batel y así siguió “la mata dando”, hasta ahora.

Se hace lo que se puede.

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