30 de noviembre, 2017 — La protección social es un derecho fundamental; sin embargo, unos 4.000 millones de personas, o más de la mitad de la población mundial, no la tienen, lo que las hace vulnerables a enfermedades, pobreza, desigualdad y exclusión social.
Un informe sobre el tema de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgado hoy en Ginebra reveló lo anterior, advirtiendo que esa carencia constituye un gran obstáculo para el desarrollo social y económico.
Al presentar el estudio, Guy Ryder, director general de la OIT, explicó que sólo el 45% de la población tiene acceso a por lo menos una prestación social y que apenas el 29% cuenta con protección amplia.
“En 2017, esta falta global de protección social debería considerarse inaceptable…y esto significa que el nivel del gasto público en prestaciones sociales precisa aumentar para extender esa cobertura, sobre todo en África, Asia y los Estados árabes, donde persiste la baja inversión en ese campo”, apuntó Ryder.
Agregó que, pese a que desde 2015 se ha registrado una pequeña mejora en la cobertura de las redes de bienestar en el mundo, los gobiernos deben incrementar la inversión para extender la protección a toda la población.
En este renglón, la OIT recordó que hay 1.300 millones de niños que no tienen ningún tipo de beneficios.
Detalló que en las áreas rurales el 56% de la gente carece de cobertura de salud, mientras que en los pueblos y ciudades esa cifra es mucho menor, con 22%.
Frente a este panorama, la OIT instó a los gobiernos a redoblar los esfuerzos para hacer de la protección social una realidad para todos.
Como ejemplo de avances en ese sentido, la agencia de la ONU citó el caso de América Latina, donde algunos países gozan de coberturas universales de salud y otros beneficios sociales.