Columna Política «Repercusiones», Por Samuel Maldonado Bautista (01-V-17).- Realmente ya no se como calificarlos, si son muy astutos, insatisfechos por no haber nacido allende el Norte, del otro lado de México, siervos de otro país, que a cada rato se empinen o se dobleguen cuando su “tal vez” jefe, les llam inútiles e insubordinados por no haber sabido entregar lo que todavía no les pertenece.
Les regalaron, desde luego que por un gran moche, las industrias petroquímicas y desde luego parte importante del petróleo, la materia no renovable de la que se alimenta la industria ya señalada. No se si realmente sean ñoños o finjan serlo, pero ha que chin.. le han dado a todo México.
Mucho de estos personajes se parecen al árabe ontológico aquel nacido de una familia prácticamente miserable, es decir, pobre, denominado Ali Babá, pero no es así, pues gracias a sus inmediatos antecesores, mejoraron los hurtos de ese ficticio personaje y de sus cuarenta ladrones.
Unos, como el que robó poquito, tenían hermanos, primos, tíos como los tubo Ali; su hermano, se llamaba Kasim y cansado de la pobreza se enroló con una mujer ya vieja que tenía mucho dinero. Con el dinero de la mujer, compró una tienda luego otra, y otra más hasta llegar a tener una enorme fortuna en oro, como las toneladas y toneladas que el Banco de México tuvo una vez en sus bóvedas, de las que nunca más se ha sabido dónde están guardadas, por seguridad para que no se las vayan a robar los cuarenta y tantos más ladrones que tenemos en México.
En una fotografía reciente, perdón, en esos antiguos años, Ali, con sus huestes y sus sus honestos discípulos, se detuvo frente a una gran piedra y dando el grito de “¡Ábrete Sésamo!” se abrió la cueva y ya dentro, se llevaron todo lo que había en esa gran bóveda, tesoros múltiples para poder para entregar ayudas económicas a los más pobres. Los ladrones de aquí hicieron lo mismo; es decir, se juntaron en una simbólica reunión y se tomaron no una sino varias fotografías mismas que las hicieron publicas para que la Nación entera se diera cuenta de la gran fraternidad que existe entre ellos. Me parece que es un ejemplo, pues demuestran su solidaridad, se dan ciertos “tips” (perdón por el anglicismo), pero entre ellos es una expresión muy natural por haber estudiado y egresado como maestros, doctores
de Universidades extranjeras.
Pudiéramos dar la biografía de cada uno de los ladrones, que junto con Ali, hacían sus tropelías, pero fácilmente las pueden encontrar no en manuscritos antiquísimos, sino en Internet o en las revistas People, o bien, buscar en la “compu” la página de los más famosos estafadores del mundo.
Los pillos de aquí más sobresalientes, indiscutiblemente han tenido un alto coeficiente intelectual y de maldad, pues a candidatos a la Presidencia los han asesinado, pero los pillines nuestros, aparte de desvergonzados unos son desnacionalizados, y otros agregaría, hasta tontos y cobardes. ¡El lector, si quiere divertirse, les puede poner nombres y apellidos!.
Están a las ordenes de lo que se les diga allende la frontera; han olvidado que México, antes de las mafias políticas, tenía presidentes respetables de tal manera que para los hermanos latinoamericanos, la ruta a seguir era México. Puedo asegurar que a nuestro país se le respetaba y consideraba coloquialmente como el “hermano mayor”, pero la llegada de ciertos nerds al gobierno, no obstante sus coeficientes intelectuales, lo hicieron retrocede y, otros, copiadores de tesis y tramposos han hecho retroceder, endeudarse y empobrecer al país. Es increíble el miedo que le tienen al vecino destrumpado o destornillado y es, además lamentable y risible su ingenuidad y falta de pericia en el arte de la Administración pública.
Cierto que hemos tenido presidentes espurios, habladores empedernidos y hasta chistosos, como Vicente Fox, malignos como Salinas, borrachos como Felipillo también, pero como el actual, éste es inigualable y difícil de superarlo.