Columna «Sendero Político», Por José Cruz Delgado (19-IV-17).- Qué mal está quedando el panista Jorge Luis Preciado en Manzanillo. Resulta que su fundación está siendo demandada por ciudadanos que han sido timados porque se les prometió material de construcción a bajo costo, ropa y calzado y no les cumplió, a pesar de que muchos pagaron por anticipado desde hace un año. Con ello lo único que ha logrado construir es… un polvorín en contra del senador.
Ahora fue Virtud Ciudadana, un partido local del Edomex, el que denunció ante PGR a Josefina Vázquez Mota por lavado de dinero, tráfico de influencias y desvío de recursos. Édgar Irak Vargas, coordinador de este partido, pide al procurador Raúl Cervantes investigar a fondo los recursos que la panista ejerció en la fundación Juntos Podemos, así como presuntas anomalías en los negocios de sus familiares.
Habrá muchas, pero hay una crítica de la cual no escapará el actual gobierno: haber intercambiado impunidad para los actos de corrupción del pasado sexenio por las 13 reformas estructurales que le aprobó el Congreso en los dos primeros años.
Eso costó el Pacto por México: triturar los expedientes de corrupción y dar respiración boca a boca al PRD para que sobreviviera sin el liderazgo de AMLO.
¿Resultado? Que el partido que aparece como corrupto ante la sociedad es el PRI, con consecuencias electorales que tienen visos de cataclismo:
1.- Perdió siete gubernaturas en las elecciones intermedias en 2016, está pasando aceite en las campañas para las de junio en Edomex, Coahuila y Nayarit, y aparece en tercer lugar en las encuestas para las presidenciales de 2018.
2.- Sólo encarcela a exgobernadores suyos, salvo a un panista, Guillermo Padrés, y eso porque le era inevitable ante los desfalcos faraónicos del sonorense, que hasta poseía caballerizas climatizadas y una represa propia.
Pero si muchos hicieran el ejercicio de sacarse los sapos de la barriga, deberían aceptar que, mientras en los sexenios panistas ningún exgobernador fue encarcelado, en el actual van ocho investigados, prófugos o procesados.
De éstos, seis se encuentran presos: los priistas de Veracruz, Javier Duarte y Flavino Ríos (interino); de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y de Michoacán, José de Jesús Reyna; el ya mencionado panista Padrés, y el priista de Tabasco, Andrés Granier.
Cuando se lleve a cabo en Guatemala la primera audiencia convocada por la justicia de ese país, se conocerán el presente y el futuro del exgobernador de Veracruz Javier Duarte, detenido el sábado pasado a solicitud del gobierno de México: si acepta ser extraditado o interpone algún recurso legal para impedirlo.
En el primer caso, su traslado podría durar días o un par de meses, ya que de negarse a ello, igual que en Florencia lo hiciera Tomás Yarrington, el también exgobernador priista, como lo fue el veracruzano hasta su expulsión del tricolor, su extradición podría tardar entre seis meses y un año, es decir después de la elección de gobernador del Estado de México y en vísperas de la presidencial de 2018, procesos en los que el PRI estará en riesgo electoral.
A los representantes del PAN, PRD y Morena nada les gusta, nada les parece, todo les molesta, son muy sensibles y oportunistas electorales. Primero cuestionaban al Gobierno porque no encontraban a Javier Duarte y ahora que lo detuvieron, dicen que fue una acción electoral.
Piensan que los electores son retrasados mentales porque creen que su voto será a favor del tricolor por esa detención. Está demostrado que esos hechos no son definitivos en los resultados de unos comicios, sólo basta recordar cuando Felipe Calderón encarceló a unos 12 funcionarios michoacanos, entre los que se encontraban algunos alcaldes relacionándolos con el crimen organizado, entonces no le sirvió de nada porque su partido el PAN no ganó los comicios de ese momento. Entonces los panistas no reclamaron lo sucedido, incluso en aquel momento las elecciones las ganó el PRI y los detenidos tuvieron que ser liberados.
Los electores no son tontos. Un hecho delictivo no cambia su sentido del voto, como no lo cambia cuando reciben dádivas de todos los partidos. Los ciudadanos van a las urnas y sufragan por el que mejor les parece.
PAN, PRD, Morena y PRI reparten despensas, tinacos, material de construcción, enseres domésticos, tarjetas para las tiendas departamentales y dinero en efectivo, con diferentes argumentos, pero todos lo hacen, y con eso ninguno de ellos ha tenido el triunfo en las urnas. Y cuando no les favorece el éxito todos se acusan de lo mismo.
No se puede olvidar aquella acusación del eterno candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, cuando por enésima ocasión acusó de fraude y llevó al Zócalo capitalino sus chivos, gallinas, puercos y costales de maíz que dijo eran sus pruebas del fraude.
Ahora los de Morena, a través de su líder vitalicio, López Obrador, aseguran que la detención de Duarte es sólo un chivo expiatorio de cara a las elecciones de Coahuila, Nayarit, Veracruz y sobre todo del Estado de México, es decir, cuando no lo detenían decía que el gobierno lo estaba protegiendo y ahora aseguran que tiene tintes electorales. Inclusive argumentaban que el gobernador estaba muerto.