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Columna Política «elquenocae…», Por Leopoldo G. Arenas (31-III-17).- La publicación en redes sociales de videos en donde grupos de jóvenes y varones mayores de edad agreden de manera alevosa y salvaje a adolescentes, ha despertado la ira social.
México se caracterizó por su solidaridad y amabilidad, como pueblo éramos excelentes anfitriones, ante cualquier problema, siempre se extendía una mano solidaria para apoyar, en provincia las casas permanecían abiertas y recibían a cualquier persona con los brazos abiertos.
La solidaridad se expresaba a todos los niveles, basta recordar dos acontecimientos para demostrarlo.
En 1938 después del anuncio realizado por el Presidente Cárdenas en el cual expropia la industria petrolera, la población mexicana acudió en masa al zócalo de la ciudad de México, sin importar la condición social, llevaban bienes para cooperar con el pago que se realizaría a dichas empresas por los recursos expropiados; personas de muy humilde condición aportaban sus bienes más preciados, desde dinero en efectivo hasta huevos y gallinas. (La empresa que nace bajo esas circunstancias de solidaridad, hoy es utilizada para exprimir a la población mediante la venta usurera de combustibles)
El segundo caso masivo se da el 19 de septiembre de 1985, después del terremoto y ante la parálisis en la que incurre el gobierno nacional, la población sale a las calles, arriesgando su vida para salvar a otros, miles fueron rescatados de los escombros por mujeres y hombres anónimos; en la provincia, se organizan grupos de ayuda, se recaba agua, alimentos y comida, la ciudad de México está herida pero se levanta, a los pocos días la situación que se vive es ambivalente, por un lado grupos de apoyo y rescate, por el otro la metropoli recuperando sus actividades industriales y comerciales.
Durante centurias, fuimos educados bajo valores cristianos, las fiestas religiosas formaban parte de nuestra vida y cultura.
Hoy tres factores han cambiado todo, la penetración cultural mediante la televisión primero y después del internet, transformaron la mentalidad de los jóvenes, fueron saturados de imágenes, programas y literaturas basadas en crímenes, en odio y racismo. De igual manera, se permitió la entrada de sectas religiosa, escudadas bajo la imagen de organizaciones altruistas, estas se han dedicado a socavar los valores básicos, fundamentando todo en seudo derechos y libertades.
El tercer factor, el discurso de odio implementado por personajes que buscan la obtención del poder, escudados en diferencias sociales que si bien existen, no son la verdadera problemática del país.
El resultado de todo lo anterior, lo estamos empezando a vivir, miles de muertos y desaparecidos, sin importar sexo, edad o condición; jóvenes que cocinan personas en ácidos, adolecentes hijos de papá que violan niñas y son protegidos por el sistema judicial, estudiantes de escuelas de buen nivel que se organizan para golpear por diversión a otros.
Hoy tenemos dos caminos, leer estos párrafos y continuar nuestra vida de igual manera o comprometernos, retomar los valores que hemos dejado de lado, ser verdaderos padres e
inmiscuirnos completamente en la vida y educación de nuestros hijos, verificar lo que ven, cuidar sus amistades y corregirlos cuando se equivoquen.
La responsabilidad de lo que ocurre, en parte es culpa de todos al no querer asumir el papel que nos corresponde como padres, como ciudadanos y como seres humanos.
Fernando Savater, filósofo español, señala y define a la Ética como la búsqueda de la felicidad sin dañar a los demás, he aquí el secreto, busquemos esa felicidad como lo estamos haciendo, pero con ese límite, sin dañar al prójimo, recordemos pero sobre todo enseñemos, tus derechos terminan donde empiezan los míos y viceversa.
Si no corregimos el camino, los tiempos por venir, serán realmente violentos
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