Ahuizote Agencia de Información Ahuizote.com
Columna Política «elquenocae…», Por Leopoldo G. Arenas (13-III-17).- Gran parte de la estabilidad y crecimiento que caracterizó a nuestro país durante el siglo XX se debió al modelo económico denominado “Desarrollo Estabilizador”.
Bajo este sistema, las clases medias y la industria nacional gozaron de una época de prosperidad y abundancia, existían oportunidades y la movilidad social era la norma y no la excepción; miles de jóvenes de diferentes partes del interior llegaron a la Ciudad de México, cursaron licenciaturas, comenzaron carreras ascendentes, transformaron el tejido social y cambiaron la fisonomía del país.
A finales del sexenio de Díaz Ordaz, el Secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez, diseña una estrategia que finalmente le permitirá apoderarse del poder y cambiar el curso de la historia nacional; utilizando como carne de cañón a los jóvenes, promueve el conflicto estudiantil, mismo que soluciona de manera trágica pocos días antes del inicio de las olimpiadas de 1968, un año después, ante el descredito de la administración diazordacista, es proclamado candidato a la presidencia, la cual finalmente obtiene.
A partir de la toma de posesión de este personaje, nuestro país entra en franco declive, se pone punto final al sistema de desarrollo estabilizador y comienza un sistema económico basado en el populismo; se realizan obras innecesarias, se dispara el gasto gubernamental y comienza el endeudamiento nacional; al término de su mandato, se devalúa la moneda y el amigo de su infancia asume el poder.
30 años de crisis económicas y sociales repetitivas, pérdida del poder adquisitivo y devaluaciones constantes fueron las características de este periodo.
El año 2000 fue un parte aguas, el hartazgo motiva la reacción de la población y en un ejemplo de civilidad se logra quitar del poder al grupo que lo detento por setenta años.
Durante doce años se logra estabilizar a la macroeconomía y regresar al camino del crecimiento, pero fallaron las políticas sociales y este crecimiento no se ve reflejado en el bienestar de las mayorías, el Presidente Calderón inicia una guerra absurda interna; guerra sin inteligencia y como distractor ante su incapacidad de dar resultados sociales, una caja china, dirían los medios de comunicación.
Miles de muertos surgen a lo largo y ancho del país, la población vuelve a reaccionar y ante una impecable campaña de publicidad, otorgan de nueva cuenta el voto al Partido Revolucionario Institucional.
Hoy a casi cinco años, se aprecia el error de cálculo de los electores, de nueva cuenta, se perdió el control macroeconómico, las finanzas nacionales comprometidas, la deuda externa en niveles inmanejables y el gasto realizado, desproporcionado y sin una aparente utilidad.
Están prendidos los focos rojos al interior del sistema, los posibles candidatos a suceder al actual presidente, se encuentran desprestigiados unos y relegado el otro.
El Presidente Peña Nieto se está sin cartas propias para afrontar la elección del 2018.
Al día de hoy, solo un hombre parece tener una oportunidad para enfrentar el descontento popular que se expresará mediante el voto en las elecciones presidenciales.
Jose Narro Robles pudiera ser la solución, ex rector de la Universidad Nacional, académico y profesionista de prestigio, hombre ligado a la cultura y a los jóvenes; el problema estriba en el tiempo, a nueve meses del inicio del proceso electoral del 2018, ¿tendrá tiempo el partido en el poder para generar una campaña que anule el descontento popular y genere las simpatías necesarias para mantener el poder?
El sistema está en crisis y a diferencia del año 2000, en esta ocasión en caso de perder el poder, podría ser ahora sí, de manera definitiva.
Comentarios: elquenocae@gmail.com
