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8 de marzo (Columna «elquenocae…»)

Columna Política «elquenocea…» (08-III-17).- Pudiera parecer superflua la fecha de hoy, en un mundo comunicado como el actual, en el que la televisión , la radio, redes sociales en tiempo real y demás adelantos tecnológicos hacen hincapié a cada segundo en relación a temas de igualdad y respeto a los Derechos Humanos.

Diariamente las redes sociales nos muestran altercados, hacen famosos a diferentes personajes, surgen las famosas” Ladies y Lores”, el chisme en su máximo apogeo.

Pero en los temas verdaderamente importantes, la sociedad mundial no refleja avance, siendo el tema de género, uno de los que mayor atraso presenta.

Es increíble que en pleno siglo XXI la mitad de nuestra población sigue siendo discriminada en un sin número de aspectos, olvidando el papel fundamental que cumplen como seres humanos.

La cultura machista actual, misma que tiene sus antecedentes y bases en las tres grandes religiones monoteístas, son las principales fomentadoras de esta situación.

Si desde los fundamentos morales que guían el comportamiento y la ética de las personas, existe discriminación, que podemos esperar cuando esto se extrapola a la vida diaria.

En algún momento se perdió el camino; en el origen de la organización social, las primeras tribus se rigieron bajo sistemas matriarcales, siendo exitosas ya que es en estas organizaciones en donde comienza el proceso evolutivo humano en sus aspectos sociales y tecnológicos. Fueron ellas, las encargadas de la organización, las que crearon la confección y diseñaron las primeras herramientas.

Derivado de la constitución física del hombre y de las actividades que desarrollaba en estos primeros grupos humanos, en base a la fuerza física, asaltan el poder, no conformándose con obtenerlo, sino comenzando un sistema opresivo que termina legitimándose a través de las religiones, al día de hoy está prohibido para ellas ser sacerdotes o ayatolas.

El hablar de derechos civiles fue una lucha larga, siendo hasta la segunda mitad del siglo XX en que obtienen el voto en los países desarrollados.

Al día de hoy, esto no basta, el que existan leyes que plasmen los derechos y que claramente mencionan la igualdad que debiera existir, no quiere decir que se cumplan.

En países como el nuestro, en el que la gran mayoría de las mujeres en edad productiva trabajan, al término de su jornada laboral, regresan a sus hogares a cumplir otro horario de trabajo, mismo que no es remunerado y en muchas ocasiones con actividades más pesadas que las realizadas en su empleo formal; mientras los maridos o parejas llegan a descansar u observar la televisión, ellas cocinas, atienden a los hijos y a la misma pareja; no existiendo por parte de la sociedad, el mínimo de reconocimiento a la actividad realizada.

En materia salarial, la discriminación es amplia, de acuerdo a estudios recientes, una mujer tiene que trabajar un  mínimo de 10 horas para obtener la misma remuneración económica que obtiene un hombre por 8 horas de trabajo.

Mientras que en la mayor parte de los puestos de bajo nivel se destinan a mujeres, las actividades de mando y dirección, son preponderantemente asignadas a hombres.

La mujer es acosada en todo momento, desde piropos ofensivos y miradas lascivas en las calles, en la utilización del transporte público “arrimones” y toqueteo en partes íntimas, propuestas  y comentarios ofensivos en sus centros laborales; comentarios menospreciativos cuando obtienen un ascenso, ligando este a favores sexuales y no a su capacidad laboral.

Más aborrecible aun, existen países en donde el derecho a su sexualidad, simplemente se les niega, siendo sometidas desde su infancia a la extirpación de clítoris, medida machista que de una manera absurda y criminal, las convierte en simples receptores sexuales sin derecho a sentir.

Lo increíble de esta situación es que no existe un solo hombre en la faz de esta tierra que no provenga de las entrañas de una mujer.

Hoy mediante estas líneas, reconozco el papel fundamental de ellas, agradezco a mi madre la vida que me dio, a mi esposa su papel fundamental como apoyo y compañera, a mi hija por las alegrías que me brinda a cada instante y a todas las mujeres por su valor al vivir cada día en este mundo que no ha sabido valorarlas como lo que son, seres humanos iguales a nosotros.

8 de marzo, un día de reflexión.

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