Peña Nieto, Angel o Demonio (Columna «Bajo la Lupa»)

Mientras el gobierno que encabeza ENRIQUE PEÑA NIETO ha salido a los medios a realizar una campaña mediática para amortiguar los efectos del llamado “gasolinazo”, sus adversarios están aprovechando de manera inmejorable la oportunidad otorgada por PEÑA y sus aliados.

En el primer caso, ENRIQUE PEÑA NIETO ha salido a argumentar que la medida adoptada por su administración, aun reconociendo que es dolorosa para los mexicanos, era y es inevitable, pues sin ella, la tragedia financiera del país hubiese sido una catástrofe social, al tener que desproteger a los más pobres del país.

El discurso del residente de Los Pinos, se fundamenta en que el aumento se debió a factores externos como el aumento al precio internacional del petróleo, que de ninguna manera se debió a un aumento en el impuesto denominado IEPS o a cualquier otra causa impositiva del estado.

En su periplo justificatorio PEÑA dijo que por lo menos en el último sexenio, el encabezado por el panista moreliano FELIPE DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA, el precio de la gasolina fue artificial porque fue subsidiado con alrededor de un billón de pesos, para que se entienda, un millón de millones, dinero que se obtuvo de los excedentes del precio del barril del petróleo, circunstancia, que en la actualidad no existe, pues los precios del petróleo si bien es cierto que han aumentado, dicho aumento no ha provocado la existencia de excedentes, de los llamados petroleros.

Agregando el titular del ejecutivo federal, que nuestro país, mejor dicho los mexicanos, nos hemos convertido en el 4º consumidor mundial de gasolina, de manera que el 80% de la gasolina que consumimos, es importada fundamentalmente de los Estados Unidos de Norteamérica y aplicó el principio básico de la economía que dice que a mayor demanda, escases de un producto y por lo tanto mayor su precio.

El Presidente PEÑA fundamentó su argumento en contra del subsidio a los combustibles, diciendo que la mayoría de los mexicanos solo consumimos el 15% de las gasolinas que se venden en el país y que el 40% de esas ventas, las hacen los grandes consumidores, que son los más pudientes económicamente y que en ese sentido el subsidiar las gasolinas era subsidiar a los que más tienen en detrimento de los mexicanos más pobres.

En otra parte de su mensaje, PEÑA NIETO pasó del diagnóstico económico a la proyección de un escenario verdaderamente catastrófico y dijo, que para poder sostener el precio de los combustibles y dejar que su precio se deslizara paulatinamente, el estado mexicano necesitaría 200 mil millones de pesos para poder seguir subsidiando a los energéticos, lo anterior, con un costo social altísimo pues según ENRIQUE PEÑA se hubiese tenido que recortar drásticamente si no es que proscribirlos, programas sociales como PROSPERA, la distribución de leche LICONSA a precio simbólico, la reducción muy drástica de la cobertura y número de afiliados de lo que conocemos como el seguro popular, en fin la totalidad de la política social, que en palabras sencillas se llaman “dádivas” desaparecerían del presupuesto federal.

Con los anteriores argumentos ENRIQUE PEÑA NIETO, ha salido en términos taurinos “al tercio”, a defender la imposición de los precios de la gasolina a partir del día 1º de enero de este 2017, pero ha salido al tercio, ¡sólo!, pues ni siquiera su partido, el revolucionario institucional donde él es el primer priista y se supone “el jefe máximo”, ha salido en serio a defenderlo, a acompañarlo y a convencer a su militancia de que lo que ha estado haciendo, está bien hecho.

Los adversarios de ENRIQUE PEÑA NIETO, unos de manera pública y otros agazapados en el anonimato de la protesta popular, argumentan y reprochan que el denominado “gasolinazo”, es un golpe bajo a la muy deteriorada economía de los mexicanos, que dicho golpe económico es consecuencia de las llamadas reformas estructurales y en el caso que nos ocupa se trata de la reforma energética.

Dicen los detractores de PEÑA, que el “gasolinazo” es un golpe inmisericorde a la economía doméstica de los mexicanos, pues la historia nos ha demostrado que un aumento en los precios de los combustibles genera una cascada de aumentos en toda la cadena productiva, particularmente en la “canasta básica” de los mexicanos.

Dicen los adversarios de PEÑA NIETO, que si bien es cierto los ricos del país son los grandes consumidores de gasolina, también lo es que son los que menos resienten cualquier aumento al precio de los combustibles, pues o lo absorben por su potencial económico, que son las menos veces o con todo cinismo lo repercuten en los precios de lo que producen.

Caso contrario sucede con los pobres de México, pues su insolvencia económica no les permite absorber el impacto de un aumento en los precios de los combustibles, pues ni con mucho está en sus manos el poder aumentar el precio de su mano de obra, que es con lo único que cuentan, de manera pues, que la forma en que absorben los pobres el aumento a los precios de la cadena productiva, es reduciendo su poder adquisitivo, ni más ni menos.

Aun aceptando sin conceder de que los argumentos de ENRIQUE PEÑA NIETO, para decretar la liberación de los energéticos y en consecuencia que sus precios sean regulados por el mercado, me viene a la cabeza una interrogante, en el sentido de que si el Presidente, su partido y los grupos fácticos de poder no se habrían dado cuenta que con una medida de esa naturaleza, las posibilidades de conservar el poder público a través de la presidencia del país, se reducirían enormemente, al extremo casi de predecir, que el triunfo del PRI en las elecciones presidenciales del 2018, es algo poco menos que imposible.

Sí el stablisment, el Presidente y su partido supieron racionalmente el riesgo que implicaba un movimiento económico como lo es el aumento al precio de los combustibles, la simple lectura de lo anterior, nos lleva a la conclusión de que estos tres elementos, el stablisment, el Presidente y su partido, desde ahorita saben y están conscientes de que el PRI saldrá de Los Pinos, pues los mexicanos le cobrarán la factura política.

Si no lo sabían y ni lo calcularon, lo cual dudo profundamente, parecería una acción de estado, grave e irresponsable que lo primero que causaría es una rispidez social y una tragedia microeconómica.

Lo cierto de todo esto, en opinión de este escribidor, es que la historia socio-política no solo de México sino de la humanidad entera, nos ha demostrado que en política no hay nada escrito y que las masas son tan manipulables que con un solo golpe de timón, pero bien dado, el estado mexicano y su partido son capaces de darle vuelta a la tortilla, pero hoy, en el primer mes del 2017, el PRI tiene casi los dos pies fuera de Los Pinos.

Y como dijera el que lo dijo, ante la tragedia y el desprestigio del actual gobernante y su partido, ¿cuál sería la fuerza política que tendría los arrestos para convencer a los mexicanos que pueden ser la mejor opción o más bien dicho los menos malos de la baraja política nacional, para gobernar este país? Usted tiene la última palabra.

Finalmente, sí lo dicho y hecho por PEÑA NIETO es cierto y está bien hecho, los mexicanos seremos ingratos y mal agradecidos, de ahí el título de esta entrega: PEÑA NIETO, ángel o demonio.

Uno de los actos que me parecen más despreciables, sobre todo de la clase política es aprovechar la miseria de nuestro pueblo, para sacarle raja política, cuando van por ahí a las colonias de los más pobres y regalan cobijas o juguetes y se sacan la respectiva fotografía, la que publicitan en medios ah doc., cuando lo que regalaron lo compraron con el dinero de los michoacanos o mexicanos. Pero sí se aprovechan de la miseria del pueblo, más miserables son ellos por hacerlo con el fin perverso de comprar conciencias. Usted ya los conoce y sí no, los verá en los medios de comunicación presumiendo con sombrero ajeno, “llevando felicidad a los que menos tienen”. HDSPM.