Columna «Sendero Político», Por José Cruz Delgado (25-XI-16).- El 8 de diciembre del 2006, Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico que dejó 60 mil muertos . Margarita Zavala, desempeñó diversas tareas y en eventos públicos representó la cara amable del gobierno panista al ser ella quien se reunía con las víctimas de la guerra iniciada por su esposo.
Zavala no ha reconocido, como sí otros panistas, que la decisión tomada por su pareja fue un error. Su posible candidatura por el PAN a la presidencia de la República, nos obliga a recordar que en el sexenio 2006-2012, hubo una violación sistematica de derechos humanos.
En el 2012, Leon Panetta, Secretario de la Defensa de los Estados Unidos afirmó que autoridades mexicanas endosaron la muerte de 150 mil personas a la lucha contra los cárteles.
La herencia de Calderón persiste hasta nuestro días. Entre julio y septiembrede 2016, la violencia se expandió en el país, al grado que agosto fue el mes con mayor número de muertes con armas de fuego desde el inicio de los registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en 1997.
La respuesta a esta problemática es de tal magnitud que el ex canciller Jorge Castañeda compara a los más de 100 mil muertos en la reciente década, y afirma que equivalen al doble de los estadunidenses muertos en la guerra de Vietnam, entre 1965 y 1972.
La primera justificación de Calderón para declarar la “guerra contra el narco” fue una advertencia: México ya no era sólo un país de tránsito. La narrativa de su sexenio fue que nuestro país se había convertido en un país consumidor de drogas.
Se afirmaba que el narcomenudeo afectaba a niños y jóvenes de manera creciente y alarmante. La comunicación oficial repetía en sus anuncios : “Que la droga no llegue a tus hijos”.
Pero a partir de las estadísticas del propio gobierno -Secretaría de Salud y Consejo Nacional contra las Adicciones-, la conclusión a la que se llega es que el consumo de drogas era mínimo en relación con la población, con unas tasas de prevalencia e incidencia muy bajas tanto en términos comparativos mundiales como regionales.
En los últimos diez años, hubo un crecimiento del consumo de drogas, pero este ha sido pequeño, y a partir de una base absoluta mínima . Se trata de un crecimiento correlativo al crecimiento de la población, pero que no justificaba medidas tan drásticas como las adoptadas .
De hecho, la idea de que México se transformase de pronto en un país de consumo resultaba poca lógica desde el interés de los narco traficantes: La diferencia de ganancia entre vender la droga en México y en Estados Unidos es tan considerable y la demanda nacional mexicana tan pequeña que, por muchas trabas que existan para introducir la droga en el país del norte, este siempre será un negocio mejor.
A la luz de la dificultad de sostener cualquiera de los argumentos que el gobierno utilizó como justificaciones para explicar y defender la lucha contra el narco, gana fuerza la idea que la declaración de guerra fue una declaración eminentemente política, realizada como una acción espectacular en la que el gobierno de Calderón creyó era el principal problema del país y de esta manera ganar una legitimación después de la elección de 2006 que fue muy cerrada y cuestionada.