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Columna «Sendero Político», Por José Cruz Delgado (03-XI-16).- A un año de escoger al candidato presidencial el PAN cayó en la división más inoportuna, cuando los hados parecen favorecerlo para sustituir al PRI, tras la debacle electoral de junio y cuando el régimen tricolor parece hacer agua.
La medalla puede colgársela Enrique Ochoa, líder priista, que repartió además al PAN el desprestigio de la corrupción, al restregarle el caso de Guillermo Padrés, ex gobernador de Sonora, acusado como a tres ex gobernadores tricolores que perdieron el 5 de junio: César Duarte, de Chihuahua, Roberto Borge, de Quintana Roo, y el más famoso, Javier Duarte, de Veracruz.
Ochoa Reza se cobró la derrota que le infligió Ricardo Anaya, líder albiazul, en un debate televisivo y atizó mediante los medios a Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, precandidatos presidenciales contra Anaya, al que acusan de ser juez y parte en el proceso interno.
Así dificilísimamente el PAN volverá a Los Pinos en 2018.
Mientras crece la opinión que el “niño maravilla” sería el mejor prospecto presidencial panista por sus dotes de polemista, pues derrotó a Beltrones y al propio Ochoa, líderes nacionales priistas, y López Obrador le zacatea a medirse con él.
Lejos de atender el decir de Luis H. Álvarez, uno de sus dirigentes históricos: “si no nos derrotó la derrota, que no nos derrote la victoria”, hoy que ganó su partido lo que nunca en junio; Anaya trae encima a un grupo de notables capitaneados por su exlíder y ex presidente de la República, Felipe Calderón, al que llaman “los tuvos” (tuvieron poder, tuvieron influencia, tuvieron cargos) o el TUCAN (Todos Contra Anaya).
Como aquel TUCOM tricolor de Elba Esther, Arturo Montiel y Enrique Jackson (Todos Contra Madrazo, quien les arrebató la candidatura presidencial de 2006).
Clara se ve la mano de Calderón, tras sus alfiles Ernesto Cordero y Roberto Gil Zuarth, quienes sabotearon la campaña de Josefina Vázquez Mota en 2012, por no ser la candidato de Felipe, arrastraron al PAN al tercer lugar electoral y Peña Nieto ganó la presidencia.
Parecen habérseles agregado unos gobernadores panistas (de los 11 electos y en ejercicio) que, mediante Francisco Domínguez, el de Querétaro, exhortaron al panismo a no dividirse por la candidatura presidencial, que –dicen- pueden ellos decidir, aunque no pueda afirmarse que Domínguez esté contra su paisano Anaya, pues éste le dejó libre el camino a la candidatura.
18 notables exigen con Margarita y Moreno Valle “piso parejo” a Anaya, y lo acusan de usar las prerrogativas del liderato nacional para promoverse como candidato presidencial, y demandan que deje el cargo.
Anaya recalca que él está dedicado a preparar al PAN para la elección de 3 gobernadores (Edomex, Coahuila y Nayarit) y los alcaldes de Veracruz en 2017 y para la grande de 2018; luego dirá su buscará la candidatura; lo que puede hacer, porque se modificaron los estatutos, según reveló Gustavo Madero, su antecesor en el liderato, quien está en su contra porque no lo nombró líder de la diputación federal, que –dice- le prometió.
A los notables (quieren posiciones en los órganos decisivos partidistas y crean uno que regule la sucesión) les advirtió que sería un error dividirse ahora que el PAN se perfila como “la gran alternativa” para el 2018.
Y Fernando Rodríguez Doval, vocero del CEN, respondió:
“La obligación estatutaria del presidente del CEN, sea quien sea, es difundir los posicionamientos del partido.
“En ese sentido, es el principal vocero del partido. Esto implica aparecer en ruedas de prensa, eventos, spots, medios de comunicación.
“Eso pasa en todos los partidos políticos del mundo.
“Dicho esto, él (Anaya) está en la mejor disposición de dialogar con todos los panistas que tengan alguna observación, para salvaguardar la unidad del partido.
“Estamos en una posición inmejorable de cara al 2018”, enfatizó.
Mientras, en la Cámara de Diputados fue sustituido de vicecoordinador de la fracción Eukid Castañón, operador morenovallista, no por serlo, sino porque empujó al grupo poblano a votar la Ley de Ingresos contra lo acordado por el partido; pero se hizo pasar como represalia contra la gente de Moreno Valle.
Al gobernador de Puebla que ya está en plena campaña como precandidato presidencial, aunque dice que la iniciará al dejar el cargo en febrero y hace amarres en los estados, no se le ven posibilidades dentro del PAN, pues se estima que tomó éste como escalón para ser gobernador y ahora candidato a la grande, mas su gen y actuar priista lo condenan.
Con la mejor táctica tricolor impuso a Antonio Galli para sucederlo como gobernador, y a su esposa de secretaria del PAN estatal (la lideresa real) y la proyecta para gobernadora, tras la minigubernatura de 2 años de Galli, y le romperá el corazón al senador calderonista Javier Lozano, también expriista, que se hace castillos en el aire de que Moreno Valle lo apoyará.
Recuérdese que éste es priista de abolengo, nieto del exgobernador el Gral. Rafael Moreno Valle, ex secretario de Salubridad con Díaz Ordaz, quien lo hizo mandatario estatal, pero Luis Echeverría lo defenestró. El nieto dejó el PRI al negarle persistentemente la gubernatura, y Elba Esther Gordillo hizo que Caderón lo hiciera candidato panista y ganara hace 6 años.
En el PAN no lo ven como panista auténtico, aunque ha ganado adeptos por ser muy ducho.
Así las cosas, se impone que los panistas recuperen la generosidad de sus prohombres Gómez Morín, González Luna, Estrada Iturbide y demás, que se daban unos agarrones oratorios extraordinarios, y a la mera hora dejaban de lado sus diferencias por la unidad del partido, que escaló la presidencia por vez primera en 2012 con Vicente Fox, repitió con Calderón y puede recuperarla hoy.
Pero las ambiciones desatadas, pueden provocar un botín, que haría trizas al partido.
