Columna Política «Repercusiones», Por Samuel Maldonado Bautista (12-IX-16).- La actualidad en México son las marchas, pero mientras unos lo hacen siempre hacía adelante y con el espíritu real de modificar formas que permitan encontrar la luz al final del túnel y para el beneficio de los muchos en México, otros van caminando hacía atrás, como dicen que los cangrejos se mueven, cuando en realidad se van de ladito, disimulando su transitar, tal vez para poder llegar hasta sus presas.
Así como andan estos animalitos, el país va a medio andar, de lado, dando tumbos y tropezando aún en camino plano, precisamente por su ya natural desatino, condición que impulsa y provoca múltiples marchas por todo el país, pero mientras más se marcha, Sancho, más retrocedemos.
Marchantes hay en nuestro país en todas partes; unos se han especializado en el mercado del arte y los hay también que se dedican a caminar, agrupados numerosamente, cuidándose o protegiéndose en forma mutua, para protestar airadamente en contra de las determinaciones arbitrarias y no consultadas previamente ni con la sociedad y solamente aprobadas ya frecuentemente en lo “oscurito”, ocultando sus siniestros objetivos, como cuando se dieron las famosas y tristes y estúpidas reformas energéticas.
Por las muchas marchas y otras tantas torpezas, el débil gobierno nacional ya no siente lo rudo sino lo tupido, pues aunado a las constantes marchas estudiantiles y de maestros, ahora un sector que prácticamente lo ha apoyado sin analizar conductas e iniciativas de gobierno, sale a marchar por varios estados de la República, para manifestar su descontento por la iniciativa impulsada desde la presidencia de México, que permitirá legalizar las uniones matrimoniales sin considerar el género de los popularmente llamados “lésbicos gays”.
En acciones muy lamentables y en fechas muy recientes, el gobierno de la República ha utilizando las armas y no la inteligencia y menos el diálogo, a efecto de terminar pues desconoce parte de la Historia de México, para terminar con las manifestaciones magisteriales provocadas también por la iniciativa del Ley que impactaría negativamente en la educación gratuita y que fundamentalmente perjudicaría a los sectores populares, pues se trata, así lo señalan ciertos indicadores, de privatizar la educación para favorecer a los favorecidos de siempre. Terminar con el Artículo Tercero de la Constitución Política, pondría en manos del empresariado y del sector eclesiástico otra parte mayor a lo que los gobiernos ya le han entregado al sector privado.
Los marchantes en contra de la legislación de los matrimonios indicados, no marchan solos; los acompañan jerarcas religiosos (sacerdotes, curas) y uno que otro obispo) y más de un Diputado Federal acompañados de algunos o muchos Caballeros de Colón. Puede ser, no sería extraño, que los “marchantes”, sean miembros de “Mexicanos primero” pues ya sabemos que esta asociación tiene enorme interés, no en la educación popular sino en la privilegiada, en la de paga, pues ellos prácticamente la controlan.
En esas manifestaciones callejeros, se dejan ver muchas largas sotanas, que no permiten identificar si son hombres o mujeres o gays; algunos con camisas muy blancas aparecen con crucifijos al pecho, y como los niños y niñas han sido puestos de moda por los secretarios, declarantes empedernidos, del propio gobierno nacional, los marchantes confiesan que su desfile es por la educación… ¡de los niños y niñas!.