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Columna «Sendero Político», Por José Cruz Delgado.- Cuando Silvano Aureoles Conejo rindió protesta como gobernador de Michoacán, prometió que iba a terminar con la impunidad, que iba a poner orden y llevar seguridad. Lógicamente que para muchos les pareció una tarea imposible, pues al crimen organizado no había quien lo parara, eran los amos y señores.
Parecía imposible que se les pusiera un alto a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que durante muchos años mediante el chantaje y la intimidación tuvieron de rodillas a gobiernos anteriores.
A la llegada del Gallo de Michoacán nadie creía que se fajara los pantalones para poner orden, muchos dudaban, incluso, pasaron varios meses para que tomara acciones. La iniciativa privada y la sociedad en general exigían acciones contra los vándalos de la CNTE y los teripetíos que bloqueaban carreteras, tomaban casetas, centros comerciales, quemaban vehículos y hacían saqueos, creyendo que como en años anteriores nada iba a pasar y que sus acciones quedarían impunes.
Silvano estaba privilegiando el diálogo, quizás no quería que lo llamaran represivo y buscaba por todos los medios llegar a acuerdos tanto con los normalistas como con los centistas. Se lograban acuerdos, pero los democráticos y los malos normalistas los rompían, querían poner de rodillas a al Gallo de Michoacán pero no lo lograron. Finalmente se fajó los pantalones y empezó a poner orden y de pronto tiene el respaldo de la mayoría de los michoacanos.
No se está en contra de la libertad de expresión, sino de los métodos radicales que utilizan los de la CNTE. No se pueden exigir derechos cuando violan los derechos de los demás, los derechos de aquellos que no están de acuerdo con su forma de pensar.
Hay muchas escuelas cerradas desde cuatro meses con matas que dicen: “Esta escuela está en contra de la Reforma Educativa”. Pero resulta que son tres o cuatro maestros que pertenecen a la CNTE, cuyo director es parte de dicha agrupación y sin importar la opinión de sus compañeros cerraron los planteles.
A los niños les dicen que se van a quedar sin estudiar porque el gobierno federal les va a quitar el empleo, que si no marchan les van a cerrar la escuela. Ello sucedió en Apatzingán donde los centistas obligaron a sus alumnos a marchar bajo el sol ardiente y cínicamente dijeron que los niños demostraban así su cariño por la escuela. Todos los niños prefieren jugar que marchar pues ni siquiera saben del porqué ni para qué.
Bueno pues resulta que el ex secretario de la Sección 18 de la CNTE, Juan José Ortega Madrigal, fue detenido el pasado sábado en Apatzingán acusado de haber participado en probables delitos de lesiones agravadas y privación ilegal de la libertad y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), dijo que Ortega Madrigal fue trasladado a Morelia para ser recluido en el penal David Franco Rodríguez, conocido como Mil Cumbres. Este hecho fue aplaudido por los michoacanos que estaban hartos de tanta impunidad.
Lo que sí es cierto es que la CNTE está totalmente dividida luego que los más radicales impidieron que se les pagara a sus propios compañeros. Lo que aplauden los michoacanos es que Silvano se ha fajado los pantalones.
