Artículo de Fondo «Repercusiones», Por Samuel Maldonado B.- Indudablemente que el actual gobernador del Estado tiene una larga experiencia tanto administrativa como política, ya que entre sus diferentes posiciones político administrativas, se encuentra la de ser presidente Municipal de Zitácuaro, por un periodo relativamente corto, pues pidió licencia con el objetivo de buscar la Diputación Federal por el Distrito Electoral No. 3, correspondiente a Zitácuaro, siendo electo como Diputado en la LVIII Legislatura Federal, separándose de la misma antes de terminar su periodo electivo y asumir (si no estoy equivocado) la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Agrario en el Estado de Michoacán, en el periodo de gobierno 2000 -2006.
Fue Senador de la República (segunda fórmula) y en el 2007 (Legislaturas LX y LXI), fue Vicepresidente de la mesa directiva y vicecoordinador de la fracción perredista y ya como Diputado Federal (septiembre de 2014 – y para ser precisos el 28 de agosto de ese año, Silvano fue electo como Presidente de la Cámara de Diputados, del ya poco Honorable, Congreso de la Unión, seguramente con el visto bueno de Peña Nieto engatusando así a los perredistas de esa lamentable legislatura. Desde luego que el currículo del actual gobernador de Michoacán, es amplio, pues además de haber sido Senador en la LX y LXI Legislatura, en sus tiempos de estudiante, en la que fue la histórica y muy importante Escuela Nacional de Agricultura, localizada en Chapingo, ahora Universidad Autónoma de Chapingo, tuvo importantes posiciones en la Sociedad de Alumnos y desde luego en las diferentes comisiones legislativas federales a las que perteneció, siempre impulsado por los “Chuchos”.
Desde mi punto de vista, que coincide con diversos columnistas michoacanos, Silvano Aureoles Cornejo llegó a Gobernador por tres vías diferentes: la primera, por el apoyo de la mayoría perredista que le dio su voto esperando un cambio favorable para Michoacán; la segunda por su asociación con la tribu de esos lamentables Jesúses sin convicción nacional y, la tercera, por el gran favor que esa convenenciera tribu le entregara a Peña Nieto, en charola de plata, el voto que necesitaba el oriundo del Estado de México para que éste pudiera desintegrar prácticamente el sector energético nacional y tomar otras medidas económicas que están conduciendo al país al empobrecimiento de grandes sectores sociales y llevando la desgracia nacional por todas partes.
Desde su asunción al gobierno del Estado, prácticamente han transcurrido seis meses y tempranamente ha olvidado que quienes lo llevaron al triunfo fueron los perredistas y la gente hastiada de un presidente que lo más trascendente de su gobierno, han sido los múltiples viajes turísticos por alrededor de este mundo, los onerosos gastos de una excesiva comitiva, de los escándalos residenciales, de la inoperancia de la Seguridad Pública, del deterioro que ha sufrido el Ejercito Nacional junto con la Armada Nacional y desde luego, la ridiculez y ocultamiento de la verdad sucedida a los cuarenta y tres estudiantes de Ayotzinapa, más los acumulados asesinatos y robos constantes sin olvidar la fuga del Chapo Guzmán.
Silvano le debe mucho a los perredistas y ha sido la gente que votó por él quienes por él se ven amenazados en sus discursos. Véase el ejemplo de las mujeres (de más de sesenta años) de Nueva Italia que fueron arrebatadas por la policía, obligadas a subir a una Pick Up y traídas hasta Morelia, para ser juzgadas cuando el Distrito Judicial al que pertenecen es Uruapan.
Silvano debiera entender que sus compromisos no están con Peña Nieto; se entiende que aspire, en algunos meses más, a seguir el camino hacía la Presidencia de la República pero eso no obliga a una sumisión del Ejecutivo Federal. Puede quedar bien con este y mejor con la gente que acudió a las urnas, con otra conducta.
Las malas conductas en política solo conducen al ostracismo: Por eso la obligación moral y política de respetar principalmente a la gente (de su partido) sin faltar a quien lo necesite así sea de orientación ideológica contraria. Desde luego que la investidura Nacional pesa y lo entiendo bien, pero ni siquiera ante el Eterno, debe uno doblar la cerviz. Cuando el enemigo, aun cuando haya sido vencido, mantiene su verticalidad ideológica, es mayormente respetado. Lázaro Cárdenas, tenía grandes las orejas: ¡escuchaba a todo el mundo! ¡Al pueblo hay que escucharlo, no amenazarlo!.