10 de diciembre, 2015 — El Día de los Derechos Humanos debería impulsar una acción mundial más concertada para promover los principios atemporales que colectivamente hemos prometido cumplir, dijo hoy el Secretario General de la ONU con motivo de esa celebración.
Ban Ki-moon hizo el llamamiento tras resaltar las atrocidades y abusos generalizados que se cometen actualmente en el mundo.
En su mensaje para la jornada, Ban recordó que el movimiento de derechos humanos moderno se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt y su esposa Eleanor lideraron la causa definiendo cuatro libertades básicas como derechos inalienables de todas las personas.
La libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad de vivir sin miseria y la libertad de vivir sin temor se consagraron en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El titular de la ONU afirmó que los retos extraordinarios de hoy pueden considerarse y afrontarse a través del prisma de estas cuatro libertades.
Sin embargo, apuntó, la libertad de expresión se niega a millones de personas y cada vez está más amenazada; la libertad de culto no existe donde los terroristas se han apropiado de la religión ni donde se ataca a las minorías de un credo; la libertad de vivir sin miseria no está al alcance de gran parte de la humanidad; y la libertad de vivir sin temor no se cumple en el caso de millones de refugiados y desplazados.
Para que estos derechos sean una realidad para todos, Ban instó a ampliar las prácticas democráticas, a promover el respeto a la diversidad, a impulsar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a abrir las puertas a quienes huyen de la violencia, la injusticia y la pobreza.
Este Día de los Derechos Humanos, volvamos a comprometernos a garantizar las libertades fundamentales y a proteger los derechos humanos de todos, concluyó Ban.
En el mismo tenor, la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, señaló que pese a los considerables avances logrados desde hace más de medio siglo, la pobreza y las desigualdades, la violencia del racismo, las discriminaciones y los conflictos representan una inmoralidad a escala mundial y constituyen una vulneración masiva e inaceptable de los derechos fundamentales.
“Actualmente, en Oriente Medio y en otros lugares, millones de mujeres y hombres se ven abocados al exilio para escapar de la persecución, poniendo su vida en peligro: miles de estas personas mueren en el camino, mientras que el resto se enfrenta al rechazo, a la sospecha y al odio. Millones de personas están obligadas a escapar de las consecuencias del cambio climático, del cual no son responsables. En todas partes, son los más pobres y los más vulnerables quienes más sufren a causa de esta situación”, puntualizó Bokova.