Columna Política «REPERCUSIONES», Por Samuel Maldonado B.- “Señores senadores:
Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente. Indudablemente, señores senadores, que lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores, todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan en política, que están al corriente de los sucesos del país y que no pueden ser engañados sobre el particular. Se pretende engañar a la nación mexicana, a esa patria que confiando en vuestra honradez y vuestro valor, ha puesto en vuestras manos sus más caros intereses.
Belisario Domínguez.”
Es verdaderamente vergonzosa la actitud y conducta que desde hace ya varios años han seguido la mayoría de los legisladores, no solamente de los miembros de la Cámara de Senadores sino en general de todos los que conforman las legislaturas tanto de los diferentes estados que conforman nuestro país, como de los representantes de la denominada también Cámara Baja, que fue convocada por primera vez en el año de 1857. La historia pues, nos permite conocer lo que verdaderamente es un Senador y un ejemplo lo tenemos en la figura excelsa de Don Belisario Domínguez, quien denunciara fundamentalmente la inoperancia y conducta atroz del chacal Victoriano Huerta, denuncia misma que le costó la vida.
Contrario a la rectitud de Don Belisario Domínguez, recientemente los senadores (con sus excepciones como regla) han dado una muestra más de la desfachatez que no de su ignorancia; de su inoperancia e inutilidad que no denigra la Institución de como Senado de la República, sino a quienes miembros del Senado recientemente determinaron entregar la medalla que lleva el nombre de “Belisario Domínguez” a un zar de la minería que detenta el dominio de más de dos millones de hectáreas que le han sido concesionadas por diferentes autoridades de la República, para que a lo largo y ancho de la misma explote a mineros y minerales varios que son el factor esencial para que sea haya transformado en uno de los hombres más ricos no solamente de este atribulado y bananero país sino del mundo en lo general, precisamente cuando la mayoría nacional atraviesa por una larga crisis económica que ha lesionado severamente los bolsillos de la inmensa mayoría de connacionales y generado un clima de incertidumbre, una criminalidad que no ha sido controlada por las autoridades nacionales, y de una corrupción enorme en los círculos económicos y políticos.
Este lamentable comportamiento senatorial, nos lleva a recordar un triste episodio de antaño, cuando el Calígula mandó construir una caballeriza de “mármol con pesebres de marfil, para su caballo Insitatus, que llevaba al cuello collares de diversas piedras preciosas y permanentemente era custodiado por 18 esclavos. La desfachatez de Calígula se pone de manifiesto cuando determinó nombrar como “cónsul a su caballo como una forma de burlarse de las instituciones de la época. Así están como Calígula senadores y diputados, que buscan no el bien para sus representados sino inclinarse ante poderoso señor Don dinero.
Nuestro país, no solamente está hundido en una crisis económica grave para la inmensa mayoría de la población, sino que está inmerso en una gran corrupción política y económica, misma que ha impulsado la pérdida de los valores cívicos. Poco a poco, con el beneplácito de legisladores de los partidos PRI y PAN, más la concomitancia de un partido que lo era de la Esperanza y que tristemente está terminando tal como sucumbieron penosamente años atrás diferentes partidos (el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, El Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, el Partido Mexicano Socialista) y otros partiditos de los que ni recuerdo alguno queda.
La eficacia de un Estado, de un gobierno, se mide precisamente en la felicidad de su pueblo, en su salud física, en sus adelantos científicos, en su tranquilidad social pero no por el número de sus archimillonarios personajes cuyo principal hecho lo ha sido el acumular enormes fortunas a costa de la salud y felicidad del pueblo.
¡Vaya pues un “bravo” por la estulticia de los senadores y por su ignorancia supina sobre lo que representa precisamente la medalla “Belisario Domínguez”.