Columna Política «SOBREMESA», por Antonio Soto S.- Se equivocan quienes aseguran que en Michoacán el tema de la violencia y el de la inseguridad son asuntos del pasado. Basta con revisar los reclamos y las exigencias enérgicas que recientemente han hecho algunas cámaras empresariales y asociaciones de colonos al gobierno del estado, debido a la ola de asaltos cometidos a comercios, casas habitación, el robo de vehículos y a transeúntes, a plena luz del día, sin que haya autoridad alguna que ponga fin a todos estos hechos lamentables.
Uno de los grandes problemas que tiene nuestro estado es la falta de empleo y de oportunidades para la gente, debido a la ausencia de inversiones económicas, principalmente las productivas, inversiones que nadie realizará si no existen las condiciones mínimas de seguridad y de certeza jurídica para el capital privado.
Recientemente me he reunido con dirigentes de algunas cámaras empresariales y con emprendedores independientes y todos, sin excepción, manifiestan una gran preocupación por la ausencia de condiciones propicias que garanticen una plena certeza a los inversionistas.
Sostengo que la tarea del gobierno no es la de ser un ente empresarial, al menos en las actividades económicas en las que Michoacán tiene una clara vocación. El ente que debe invertir, crear riqueza, generar empleos, sin duda es el sector privado.
El gobierno, debe ser sólo un promotor, un facilitador, un creador de toda aquella infraestructura que haga atractivo nuestro estado a los capitales económicos tanto locales como foráneos. Capitales que produzcan bienes y servicios para el consumo local, nacional y de la exportación. El gobierno en sus tres niveles debe diseñar esquemas de inversión pública a través de todo tipo de obras de infraestructura que detonen la economía de las regiones y de las zonas que actualmente se encuentran deprimidas o subaprovechadas.
El gobierno tiene que apoyar de manera decidida, sin ningún tipo de interés político ni partidista, todas las actividades económicas, por ejemplo, si en nuestro estado las actividades primarias son de primer orden, entonces deben ser apoyados todos los productores agrícolas, a fin de que estos puedan desarrollar con tecnologías modernas, las agroindustrias que generen el valor agregado a todos sus productos.
De igual manera la minería, la construcción y las industrias manufactureras deben ser fuertemente impulsadas para que éstas logren un pleno desarrollo y por supuesto las demás actividades terciarias, tales como el comercio, la industria restaurantera, hotelera; los transportes, las inmobiliarias, así como los servicios educativos y médicos, todos ellos deben recibir el apoyo gubernamental necesario para que estos se expandan y generen empleos y riqueza.
Todo ello es posible siempre y cuando exista primero la seguridad, la que por obligación el Estado debe garantizar, si esta condición no existe, no veo como pueda ocurrir lo otro. Los inversores privados si no se sienten seguros, no le van ha invertir ni un solo centavo a ninguna actividad económica, por lo tanto los empleos que tantas personas demandan en nuestro estado, nunca llegarán, si no se pone el orden indispensable para que las cosas funcionen con la más mínima normalidad.
El nuevo gobierno tiene enfrente este gran desafío, que los gobiernos pasados no tuvieron capacidad de resolver. Son cientos de miles de michoacanos de todos los estratos sociales y dedicados a todas las actividades económicas, los que esperan que las cosas en Michoacán ahora si cambien y sean diferentes. ¡Tamaño reto el que tiene Silvano Aureoles¡