Columna Política «REPERCUSIONES», Por Samuel Maldonado B.- Los vicios nacionales, han permitido que de los presidios de “alta seguridad“ incluido el penal denominado “Las islas marías” hayan escapado algunos famosos criminales. En forma particular recuerdo la fuga del extranjero Joel David Kaplan en el año de 1971, cuando un helicóptero aterrizo en el patio principal del denominado Palacio Negro de Lecumberri, en el D.F. en la que los guardianes de esa cárcel quedaron pasmados al ver como la nave aterrizaba y despegaba llevándose a Kaplan. Desde luego que hay otra famosas fugas de diferentes cárceles, pero de todos los escapes, resalta el último protagonizado por Guzmán Loera a través de un túnel como recientemente lo hiciera hace unos cuantos días .
Desde luego que sorprende a la opinión nacional la segunda fuga de este inteligente personaje, pero no causa extrañeza que lo haya logrado, pues las condiciones de corrupción en el país están dadas para permitir esa falla u otras más graves. Así, la estulticia y la deshonestidad reinante tanto en las altas esferas como en las intermedias vienen actuando ineficientemente permitiendo la generación de actos como el que ahora nos ocupa. Por eso no causa sorpresa que sigan cavándose pozos profundos de desigualdad, de inoperancia oficial y, patéticamente observamos que, mientras más hondos se encuentran estos hoyos, más difícil es rellenarlos con todas las atrocidades realizadas por los últimos gobiernos, no obstante tanto empeño oficial en facilitar a los piratas nacionales e internacionales, el constante saqueo de los recursos energéticos renovables o no que pertenecen, no al gobierno, sino a la nación y consecuentemente a todos los mexicanos.
Insatisfechos siempre con sus asaltos, los piratas o bucaneros, protegidos desde las superiores esferas de gobierno, dejan ver los signos inequívocos de la errónea conducción política que por si misma, deja ver con mucha claridad el gran fracaso de la administración en turno. Ejemplo de esto, es el poco interés tanto nacional como extranjero en las recientes licitaciones en las que se busca entregar la antes próspera industria nacionalizada del petróleo, sustento desde 1938 de la economía del país a empresarios nacos o prestanombres asociados con el capital extranjero. La primera ronda, licitada, fue un rotundo fracaso y una vergüenza nacional. ¿Cómo estará la situación del país, que por poco esta entrega (o regalo a los amigos presidenciales), casi resulta una negativa total?
En estas antinacionales acciones, la mayoría de los mexicanos estamos al margen y observando solo la incapacidad gubernamental en la resolución de la problemática económica que ha permitido una devaluación ya casi del 33% de nuestra raquítica moneda pero que no obstante, deja satisfecho a quien, con un peso cada día mayor, continúa como gobernador del Banco de México.
Si sólo fueran asuntos económicos, tal ves no estaríamos tan preocupados, pero resulta que al anterior problema, se le suman otros que impactan no solamente en la dieta nacional, sino que los mismos ocasionan una inestabilidad social y un grado de criminalidad existente que ha rebasado con creses a las autoridades en la materia. Los asaltos y asesinatos a diario en toda la república no paran y por el contrario , cada día se se agudizan, lo que ha obligado a muchos a bajar las cortinas de sus tiendas.
Peyorativamente, si ya de por sí crítica es la situación, para acabarla, “pario cuates la abuela” y del cerezo de más alta seguridad en el país, se fuga un millonario capo, que aparece en la lista de Forbes con un capital de mil millones de dólares (que lo sitúa entre los hombres más ricos de México, junto al icono Slim y demás millonetas nacionales) ha dejado al descubierto una vez más, la miseria política de quienes nos gobiernan, pues se desprende de la información pública, que algunos de los caballeros vigilantes del Chapo, de dentro y de fuera del reclusorio, permitieron las posibilidades de que éste escapara.
Los enormes recursos tanto materiales como económicos de Guzmán, me hace recordar un viejo poema que a la letra dice: “Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado, anda de continuo amarillo, Que pues doblón o sencillo Hace todo cuanto quiero, Poderoso caballero Es don Dinero”. Es tanta su majestad, aunque son sus duelos hartos, Que aun con estar hecho cuartos, No pierde su calidad, pero pues da autoridad, Al gañan y al jornalero[1]”.
[1] Francisco de Quevedo (1580-1645