Columna Política «REPERCUSIONES», Por Samuel Maldonado B.- Como es sabido, tanto nacional como internacionalmente, México está sumido en una guerra de baja intensidad contra el crimen organizado desde hace ya varios lustros. En el principio de los mismos, prácticamente el gobierno nacional hacía caso omiso de la actividad “empresarial” que indiscutiblemente generaba derramas económicas importantes sobre todo en las comunidades de más alta marginación, sin que las operaciones ilegales, provocaran ningún desconcierto en la autoridades federales encargadas de perseguirlas y más bien, existía cierta concertación, no formal, que facilitaba en todo el país, la producción como el comercio nacional e internacional de estupefacientes.
Otro aspecto que llamaba la atención en años anteriores en diferentes estados, era la publicación periodística que indicaba la “buena” relación de varios comandantes tanto militares como judiciales, con los impulsores de la producción ilegal de enervantes misma era comercializada nacional e internacionalmente, pues llegaba hasta la frontera norteña sin problemas mayores. En estos días y para reafirmar lo anterior, algunos economistas afirman, que los recursos económicos generados por el comercio ilegal señalado, han sostenido cierta estabilidad en el peso mexicano y no solamente en los años pasados, sino que a la fecha y debido al comercio y trafico de drogas, en la frontera Norte se puede comprar el dólar en mejor precio que en el centro y Sur del país.
Realmente la operatividad de los carteles nacionales no era ningún problema para el país y no se presentaba la serie de asesinatos que en los últimos años han inundado el territorio nacional. Comenzó a generarse este gran problema por la aparición en la presidencia del país un triste personaje que quiso “legitimarse” tanto en el Estado, como en todo el país y así comenzó el infierno en que vivimos, de tal manera que, poco a poco, las cárceles de México fueron llenándose de hombres y mujeres miserables cuyo crimen cometido fue el de incorporarse como peones, como fuerza de trabajo, en la siembre y producción de los estupefacientes.
Debido a este comercio, enormes cantidades de dinero han sido acumuladas por algunos, precisamente debido por esa gran fuerza campesina e indígena de los desposeídos de todo de tal manera que una de éstas fortunas, según informes públicos, es la del Chapo Guzmán, la que rebasa los mil millones de dólares; es decir, una riqueza que en pesos mexicanos asciende a dieciséis mil millones de pesos, cantidad que con mucha facilidad puede fundir candados, romper cadenas y abrir hasta las mismas puertas del infierno o del paraíso, pues todo tiene un precio.
El Chapo, seguramente que es un icono de aquellos que quieren aceleradamente salir de la miseria y que conocen que en dos ocasiones ha logrado abatir (abrir, no matar) con mucha facilidad los candados más seguros, pues para eso sirven unas cuantas centenas de miles de billetes verdes.
En su primera escapada, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa hasta ahora, salió en un saco de ropa para la lavandería, por una puerta del penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, el 19 de enero de 2001.
Muy seguro de que tenía el “pase de salida” el fin de la semana anterior, previo advertencia en la redes sociales de que prácticamente su pase estaba listo, escapó por un túnel construido ex profeso para darle libertad. Por segunda ocasión pues, se ha fugado de otro penal también, supuestamente, de “máxima seguridad”, ahorra llamado Penal del Altiplano de Almoloya de Juárez, localizado en el Estado de México.
Diversos académicos del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM han indicado que, cito: “si el cártel de Sinaloa ha podido tejer redes en Centro y Suramérica, los Espantados Unidos y Europa, se debe al apoyo de los distintos países y no solo por la corrupción de los funcionarios mexicanos.” Así que con lo anterior, no es de dudar que Don dinero es poderoso caballero que abre puertas y construye túneles. ¿Serán éstos de OLH?