La Columna, Por José Cruz Delgado.- Vaya que el Gerber Vallejo Mora resultó ser toda una fichita y va de escándalo en escándalo. El periodista Carlos Loret dio a conocer un nuevo video donde el hijo de Fausto vallejo aparece charlando amenamente, hablando de política y de empresarios y tomando wisky relajadamente echando por tierra la versión que hace tiempo dio su padre en el sentido de que había sido levantado.Veamos ahora que giro toma la investigación de la PGR y posiblemente vuelva a ser encarcelado por estas nueva evidencias, si es que aun se encuentra en el país.
Rodrigo Vallejo enfrenta su proceso en libertad. Se le juzga por encubrir al principal líder de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez La Tuta, y ese delito no es grave. Salió de prisión el sábado 18 de abril tras pagar una fianza de siete mil pesos.
Fausto Vallejo, el padre de Rodrigo, fue gobernador de Michoacán hasta que las presiones y el escándalo hicieron imposible que continuara en el cargo.
Las imágenes de Rodrigo Vallejo tomando cerveza con La Tuta resultaron devastadoras. En ese momento el coraje de los michoacanos era grande, por años de extorsiones y abusos, en particular de Los Templarios.
La detención se dio en el clímax de la participación federal en Michoacán, cuando el comisionado era Alfredo Castillo.
Antes había caído en prisión Jesús Reyna García, el poderoso secretario de Gobierno y quien también gobernó el estado, aunque de manera interina. Su desgracia vino de la mano de imágenes comprometedoras con La Tuta.
La justicia y sus procedimientos en pocas ocasiones empatan con las expectativas populares. Son velocidades distintas. En la sociedad bastan las percepciones (muchas veces acertadas) y en los juzgados se requieren pruebas (y en no pocas ocasiones resultan endebles).
Vendrán quejas y reproches, porque pareciera una burla lo que ocurre, aunque no lo sea. Siete mil pesos son poco para un imputado que mostraba su poder y riqueza cuando estaba en libertad, pero así suelen ser estas cosas y son, por lo demás, perfectamente legales.
Rodrigo Vallejo pasó ocho meses tras las rejas y nadie lo ha declarado inocente; por el contrario, su proceso continúa y puede resultar culpable.
Es más: el inculpado se negó, desde el primer momento, a colaborar con las autoridades, quienes le pedían información sobre el lugar de la cita con el capo y datos que condujeran a su captura.
Su silencio es lo que más lo comprometió, pero es la estrategia que planteó para defenderse o para no hundirse más. Eso sólo él lo sabe.
Su caso no puede catalogarse dentro del amplio archivo de la impunidad, pero sin duda dará de qué hablar y más en el contexto de una contienda electoral por la gubernatura. También hay que tener presente que sólo los jueces determinan culpabilidades.
Con el tiempo puede verse como lo que es: la conclusión de apenas una etapa judicial y la marca de un momento michoacano, la imagen de ese tiempo oscuro que prevalecía hace unos meses y que por desgracia se resiste a desaparecer del todo.