Columna Política «REPERCUSIONES», Por Samuel Maldonado B.- Los gobiernos últimos prácticamente a partir de Miguel de la Madrid, en forma fugaz comenzaron en forma acelerada a olvidar las causas que dieron origen al movimiento armado de principios del siglo pasado de tal suerte que ahora, en esta modernidad, muy pocos han tenido una identificación ideológica con los principios Constitucionales de 1917. Para decirlo claramente, tanto les ha estorbado nuestra Carta Magna que prácticamente los principios contenidos en la misma, están, como los estudiantes de Ayotzinapa, totalmente desaparecidos.
Pero no solamente los mandatarios últimos olvidaron las peripecias por las que pasaron aquellos ciudadanos distinguidos que mostraban con orgullo la bandera nacional cruzada sobre sus pechos. A partir de Miguel de la Madrid Hurtado, pasando por Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón, Fox, etc., el actual ha resultado más panista que el propio PAN y continúa junto con los miembros del Poder Legislativo Federal, salvo excepciones, degradando el “Arte de la Administración Pública” que consigo ha traído una de política de entrega de los bienes naturales no renovables y dado concesiones a troche y moche al capital nacional y extranjero.
Las última de las amenazas que se ciernen sobre los mexicanos todos por parte de quienes controlan el rumbo del país y que lo sitúan ya en un límite intolerable para la mayoría nacional, es la probable aprobación por el Congreso de la Unión, de la privatización del agua, que de darse puede provocar un caos nacional (tanto monta monta tanto); es decir, esta medida, de tomarse puede impulsar una inconformidad de resultados impredecibles.
Por otra parte, en estos días que se significan por su dinámica electoral en la que pocos creemos y con la gran duda de quienes tenemos la obligación moral y constitucional (afirmaría) de votar, nos surge la duda sobre la verticalidad u honradez del INE y desde luego, nos nace la certeza sobre la poca autoridad moral que tiene los partidos políticos, sus directivos y sus militantes, pues en este ya arrancado proceso electoral, más que electorero parece un intercambio de cartas marcadas jugándose en un gran casino de apuestas las posiciones políticas, mismas que les costará a los mexicanos miles de millones de pesos y que terminará, sin duda alguna, con la llegada a las posiciones en juegos por los mismos maromeros que acaban de salir de los congresos legislativos, pero que ocupaban diferentes posiciones.
Pero volviendo a los que tiene en sus manos las riendas del país nos parece asombroso que tengan una conducta más panista que la del propio Partido de Acción Nacional, mismo que durante su “trágica docena” se abstuvieron de llegar a la privatización del sector energético, tanto eléctrico como petrolero. Tal vez caminaban con mayor precaución para evitar que el buque naufragara y temieran que con el mismo, pudieran hundirse.
Las inconformidades sociales van creciendo proporcionalmente inversas a las acciones gubernamentales y más aun cuando los que mandan en este país tuvieron la desvergüenza de dar a obreros y jornaleros un ridículo incremento salarial que realmente es una majadería para todos, haciendo recordar aquel dicho de “Salario mínimo al presidente para que vea lo que se siente”.
Así pues, la forma de resolver la problemática social no es entregando los bienes nacionales principalmente a extranjeros asociados con el capital de unos cuantos afortunados mexicanos. Los medios para resolver la crisis que nos ahoga no están en entregar el país al gran capital ni vendrá tampoco con los nuevos legisladores o autoridades electas. Esa receta no aliviará los males nacionales, por el contrario, los agravará.