Columna Política «REPERCUSIONES», por Samuel Maldonado B.- Me llamó mucho la atención la expresión que en una entrevista reciente que le realizaran a José Mujica, Presidente de la República Oriental de Uruguay, expresara que finalmente el “Uruguay se había quedado sin sus “cosas” pero si con las “cuentas”; es decir, que se había privatizado todo en esa República y finalmente se habían quedado con todas las cuentas por pagar. Y precisamente eso es lo que ha pasado en México en los últimos años, en los que se remataron, no al mejor postor, sino a los más amigos de los presidentes de la República en turno (todos ellos empresarios o prestanombres) que se hicieron propietarios de Ingenios Azucareros, Fabricas de Fertilizantes, de la industria petroquímica en lo general, de compañías fundidoras, de fabricas de automóviles y carros de ferrocarril y otras como las aerolíneas Mexicana de Aviación y Aero México, Satélites Mexicanos, compañías televisoras y un sinnúmero más de otras empresas que habiendo quebrado, el gobierno federal las había rescatado, revitalizado (recuérdese el famoso FOBAPROA) para finalmente entregarlas a manos privadas.
Muchas de estas empresas quebradas y privatizadas, son actualmente sociedades anónimas o consorcios internacionales en las que muchos de los que fueron importantes funcionarios públicos, tanto federales como estatales, o son propietarios o al menos, socios importantes. Así perdimos las cosas y nos quedamos con una enorme deuda nacional, que ahora alcanza cifras descomunales.
En el periodo de Miguel de la Madrid, la deuda pública ascendió a 105, mil millones de dólares; Con Carlos Salinas de Gortari, se desencadenó una crisis económica precisamente por la deuda adquirida, alcanzando un 31%, de tal manera creció ésta que a finales de 1997, se habían pagado 580 mil millones de dólares de puros intereses, lo que obligó al gobierno a contratar más deuda , a mayor plazo y ciertamente, con menores intereses. Para 1998 y 99, se pagaron por el servicio de la deuda la cantidad de 221, 749 millones de pesos, aclarando que el pago de esta deuda (221, 749)fue para lograr un cambio de deuda para pasarla de “corto plazo, a largo plazo”..
México, reportaba a mediados del año anterior al Fondo Monetario Internacional, una deuda externa bruta del sector federal y estatal, así como de bancos y empresas particulares de 426 mil millones de dólares, que significaba lo doble de las reservas internacionales mismas que, solo el diablo sabe, dónde están depositadas. Recordemos alguna noticia de dos o tres años anteriores, en las que autoridades en la materia dieron a conocer que habían embarcado más de 100 toneladas de oro para ser resguardadas en algún banco europeo, seguramente para dar mayor confianza a los prestadores de capital.
Hoy en día sabemos que el endeudamiento externo asciende a más de 550 mil millones de dólares, lo que ha hecho de México un país de pobres y miserables, pero con una sociedad, eso si, poco numérica de archimillonarios, que tienen registrados sus depósitos en bancos extranjeros, lo que debilita aún mas la paridad de nuestro esclerótico peso.
Todo lo anterior certifica las certeras palabras del Presidente José Mujica en el sentido de que nos quedamos “sin las cosas pero atrapados pagando la deuda pública” que tiene nuestro país, que sigue un flujo interminable que perjudica a todos, pero que impacta más a los más pobres, cuyos salarios miserables -no mínimos- los orilla a incrementar las filas del crimen organizado.