Columna Política «REPERCUSIONES», por Samuel Maldonado B.- En días pasados, casi para terminar mis ejercicios físicos de rutina en una cancha de básquetbol, un practicante de este deporte, ya en edad adulta, corría descalzo por la cancha tratando de encestar la pelota, cuando me observó al tiempo que me gritaba que hiciera “menos política y más deporte”. Dos o tres veces me arrojó la pelota me arrojó el esférico balón haciéndome una invitación para que jugara una cascarita con él. Tomando la pelota me le acerqué comentándole que que si la ciudadanía se interesara y se ejercitara más en la Política, habría indiscutiblemente más desarrollo y más deporte y con certeza los mexicanos en lo general le cerraríamos el camino a todos aquellos que en la practica de la politiquería han corrompido a ésta ay se han corrompido llevando al país a la triste situación de desestabilidad, de pobreza, fortalecido al crimen organizado, e incrementado la s desgracias nacionales así como han hecho entrega de las recursos naturales a sus amigos, desapareciendo prácticamente las industrias estatales y generando la acumulación de grandes fortunas en unas cuantas manos.
Comento lo anterior porque en la noche del viernes 7 del presente mes, el Procurador General de la República, relataba la segunda parte del novelesco, tenebroso y trágico suceso ocurrido en el Estado de Guerrero relacionado con los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, prácticamente asesinados por quienes falsa y malévolamente venían desempeñándose en una actividad contraria al ejercicio de la Política, en su calidad de representantes “populares” en el Estado de Guerrero.
Murillo Karam, que así se llama el titular de la PGR, al término de su perorata en la que no se aceptó pregunta alguna, cerró su dramático y tenebroso cuento con la frase ¡Ya me cansé!, sin saber si se refería al verbo “cansar” del latín camsare , fatigarse, de gastar sus fuerzas físicas, o como lo indicara, terminaron los estudiantes normalistas, “muertos y con los huesos todos molidos”. Pero, efectivamente el viernes anterior, se cansó de leer su trillado cuento o ¿acaso se cansó por el cuento de nunca acabar en todo el país?
La política no es pues el cuento que nos cuentan y quien verdaderamente ejerce o hace ejercicio de la Política, , tiene que consagrarse para servir a la sociedad y no servirse de ella y menos cansarse por servir: debe buscar el conocimiento pleno a efecto de resolver satisfactoriamente la problemática social y así pueda gobernarse adecuadamente. En Política no se deben imponer las cosas y se debe convencer para servir bien. La Política (con mayúscula) en el ejercicio del poder público, busca una fin trascendente; promueve la participación ciudadana a efecto de solucionar su problemática y quien cumple bien su objetivo, no debe, no puede cansarse de hacer ejercicio de la misma.
En la República Mexicana, hay miles y miles de practicantes erróneos de la Política; ¡Vaya, crecen como si fuesen verdolagas! Con ese deshonesto ejercicio de una ciencia se han favorecido, tanto a si mismo como a sus familiares y a sus compinches, mismos que los auxilian para robarse incansablemente los recursos públicos, que los lleva a atesorar grandes fortunas que a su vez les permite continuar direccionando al país hacía el beneficio particular de una minoría.
Los lamentables sucesos que hemos estado viviendo a lo largo de cuarenta y cinco días no solo lastiman a los padres de los estudiantes desaparecidos y orillan a los mexicanos a descargar el coraje tratado de quemar el Palacio Nacional.
Con ese inadecuado actuar, los politiqueros perjudican a todos los mexicanos, ya no se diga a los padres y familiares de los jóvenes estudiantes masacrados por unos pillos desarrollando y activándose políticamente.
El relator de la segunda parte del tenebroso y trágico suceso en el que masacrados perdieran la vida los jóvenes estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, no debe estar fatigado; debiera, ¡sí!, estar preocupado por el ineficaz actuar del gobierno de la República que han hecho de La Política una porquería.